DÍA 22 (5ª CUARTOS DE FINAL)
¡Hala! Lo que no han conseguido las pataletas fachas de los últimos meses, lo ha logrado el carnavá de Cádi lanzando coplas a pelú. Puigdemont, que sintoniza el OndaCádi desde su exilio en Bélgica, se ha sentido interpelado, també té el seu cor, y ha mandado a Junts a votar en contra y paralizar la tramitación de la bendita ley de amnistía. Esto no te lo contará El País, ¿eh? Ni tampoco la quinta noche de cuartos de final del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2024).
Función completita completita, con to sus avíos: abriendo el coro luminoso de Fernández-Pedrosa y cerrando el Titanic del Bizcocho; y en medio el comparsón obrero del Jona, la joyita de David Carapapa, y la chirigota carcelaria del Molina, pom pom. Sin olvidar la dulzura de ‘La consentida’ y el bocao de ‘Te como tu cara’, aunque más bien la chirigota astigitana ha acabado mordida por el Falla.
Tabaré Viera, el ministro de Turismo de Uruguay, guay, yo no voy, voy, porque temo naufragaaar, ha preferido venirse al teatro, colao, a experimentar en sus carnes el concurso, antes que quedarse en el sofá del hotel viendo por la tele eso del Benidorm Fest. ¿Contraprogramando, Juan? Maripili, tira de la palanca y que sintonice con el mundo exterior este cronicón amasado con ternura, y harina de garbanzo. La masa madre la paga el Yuntamiento de Cádi.
‘Los iluminados’, que Cádiz sea siempre lo primero
Las 20.04 horas. Va telón. Arranca la sesión con el coro, y ¡vaya coro! (Bable dixit) ‘Los iluminados’, el coro-coro de Fernández-Pedrosa con el Kike Remolino enroscando bombillas. “Que noooo te apague nadie, que no te calle nadie, que la luz que llevas dentro, tu gaditano sentimiento, nunca deja de alumbrarte, que nooo, noOOOO”. Superlativo arranque a to volumen, Juan, qué miediti. El primer tango ve una ciudad más apagada y con menos identidad al acordarse entre otros de Fernando Quiñones, el Masa, el Peña, Macarty, Mariana Cornejo, Chano Lobato, María la Yerbabuena, Paquito el del Mentidero…, “esa era la luz que tenía Cádiz… dónde está esa luz, la de aquellos iluminaos… que se han llevado esa luz del Cádiz de los barrios”. La otra letra está en contra de la globalización del Falla…, “cuando en Cádiz cantan los gaditanos, cada vez se sienten más fuera de su concurso… ya no vale hablarte de los Callejones, de la Viña, de la cárcel vieja, de los Pabellones… ahora sólo vale rajar, ahora todo es criticar, todo es evolucionar, rechazar la gracia de aquí…”, para cerrar la cuestión con un “con la boquita cerrá cuando canta un gaditano”, shhiiii. La separtación del Andy y el Lucas les funciona para rellenar ambos cuplés simpaticotes: “po Andy se ha separao porque tenía más contratitos con la comparsa”, jejeje. Que visto lo visto, no tengo más ná que ver, no tengo más ná que ver. Los sentidos y sentimientos resplandecen en un popurrí-piropo compacto: “a quien ve su ombligo, y no ve más allá, yo te enseñaré la forma en que Cádiz es mis manos y mis pies, sígueme, óyeme, tú que tienes la suerte de ver… Cádiz te ciega con su mar y sus cosas buenas, pero hace falta hablarle y bajarla mil veces de las estrellas, de tanto regalarle el oído la están cegando, y va cumpliendo años y sigue en las manos de iluminados, coplero, coplero, que Cádiz sea siempre lo primero… Sólo a ti Cádiz, a Cádiz, mi Cádiz, te siento brillar… Que mientras salga el sol de Cádiz, me siento afortunado por llamarme iluminado, por sentirme, por mi Cádiz, iluminado, iluminado”. Juan, verá tu la factura de Elésctrica de Cádi.
‘La consentida’, que se espante el pajarraco
Saca la regaera, Juan. Con elegancia dice holaquéhay la comparsita de Alcalá de Guadaira ‘La consentida’, no apta para alérgicos al polen (spóiler: nos hemos adelantao al chiste del segundo cuplé). Antonio Martín se lleva de vuelta una rosa gorda en la primera letra…, “ojalá que no hubiera sido un sueño… sólo le pido al dios Momo, que vuelva mi jardinero”. Ese jilguero tamaño XXL acongoja, Juan. Doñana entra en el otro pasodoble, y acusan directamente al Juarmaloharía de que cada vez la reserva natural esté más reseca…, “usted, un títere viviente de los terratenientes que lo van manejando… le da igual el futuro y nuestros hijos, que se seque el paraíso… el jardín de Andalucía lo está volviendo un infierno”. Lo cantan todo con tanta dulzura que la guantá al Moreno Bonilla ni se nota. Pellegrino quizá no salve al Cádi, “pero de rima viene divino”, anota uno de los cuplés, de comparsa con-cara-de-breva. El pupurrí terso y sutil siembra sus semillas…, “una franja en la bandera, habrá que plantar de nardos, proclamemos la tercera, que se espante el pajarraco… Quien me arranque de mi tierra, me tendría que matar…”. Peeeero. Ya está Juan con los peros. Es más de manzanas. La escenografía y las voces embelesan, y te pierdes en el tiesto.
‘La callejera invisible’, si escucho Logroño, po ya ni te cuento
En chirona por cantar el concurso pasado un cuplé de pelo, “yo sólo dije picha… ya no digo palabrotas, ya no digo borderíos, por decir cosas en el Falla, en la cárcel me han mentío”. Jugando con el collarcito que pega calambrazos esa presentación de ‘La callejera invisible’, la chirigota de Molina y Melli. “Pongamos por un momento que un día tú te despiertas y a tus seres más queridos ya no los tienes a tu vera… esa es la triste realidad que tienen que pasar los mayores por desgracia…”, expone con ímpetu el primer pasodoble, sin decir nada novedoso. Llama a tu mare, Juan. Pom pom. Más moralina en la otra letra reglamentaria con idéntico ardor: “a quién no le da coraje que le atiendan malamente… en cambio si nos ponemos en el lado del camarero, la profesión va por dentro… dale las gracias, y alíviale la mochila con la que cargan… y quién sabe si mañana, el próximo camarero puede ser tu hijo”. Pom pom. Empatía con los curritos de la hostelería, que no con sus jefes explotadores. Cuplés, de tres en tres, entre ellos, un barbero sin picha que levanta las pasiones del Falla, las cosas de los codos. Y de los códigos QR. Ya le he dicho al juez que no digo palabrotas, que voy por el buen camino, y que me trinque el pepino. “Burundanga, burundanga, cuchibirí cuchibirí … Paco, ¿tú tienes tabaco?”, y al popu con su ración de situaciones carcelarias más tópicas no las hay; sí, también también se cae el jabón en la ducha. “No te quedes encerrao, vente conmigo que en la calle te espero, libérate en febrero… estamos en la ciudad donde si estás en un boquete, te dibuja un colorete, y las penas se te van”. Juan, tú si que eres un cadena perpetua.
‘Los sacrificaos’, por cantar lo que he cantao
Jaque mate junto a la tapia de astilleros. El Jona mueve a ‘Los sacrificaos’, a los peones, a los obreros…, “el mundo es como un ajedrez en el que las reglas del juego te son impuestas al nacer, según tu sexo, tu piel, tu frontera y tu dinero, la mayoría es un peón que adoctrinado por el miedo, se utilizó y sacrificó para que alguien superior, no perdiera privilegios… Nos separaron, nos convencieron, sentados frente a un televisor, por eso aviso que si he de morir lo haré, sólo por aquello en lo que creo… si he de ser sacrificao, que sea por cantar lo que he cantao, lo que nunca me he callao”. Sacrificando lo tierno por el punto peleón, combativo, crítico, siempre bienvenido. La amnistía, chupito, le da base al primer pasodoble, aunque reclamándola también para Andalucía: “soy andaluz, y desde el sur yo también clamo amnistía, al igual que el catalán, quisiera que un gobierno nos librara de por vida de todas las sentencias que condenan nuestros días, y entierran a nuestra comunidad… perdonen a estos votantes de politicuchos corruptos, puteros, fascistas y mangantes, que con sesenta y un diputados, por mi autonomía, en vez de agarrar a España por los huevos, tienen hundida Andalucía”. Y con consejos a la generación más joven entra la otra letra, a punto de tirarse por el balcón: “vente chaval, que quiero hablar de lo que llevas vivío, y entender tu realidad, te lo dice un milenial al que un sistema fallido tachó de ser un nini, flojo, torpe y engreído, que nunca tuvo aspiración a ná… no escuches sus voces, sus etiquetas, sus sucios reproches para tu generación de cristal… libérate de la presión existencial, de ese optimismo desmedido e irreal que desde que eras niño va vulnerando tu confianza y tu fortaleza… claro que puedes y debes caerte, llorar, renunciar y escapar de las cosas que duelen… pon rumbo a la felicidad de la que te han privado, que el fracaso sólo llega cuando escuchas que otro chaval se ha suicidao”. Vaya. El segundo cuplé hace crecer al primero, concatenando remates: metiendo en el congelador a gente falsa en el primero, y las croquetas al cajón de la mesilla de noche; y mucho sexo en el siguiente, “tenemos tantos juguetes en la mesilla de noche, que ahora tengo que guardar las croquetas en la guantera del coche”, jeje. No sé qué tienes chiquilla, que siempre me sacas de mis casillas. Todavía más madurez y empaque la confiere ese popurrí sustancioso y entipado a la propuesta: “al igual que en este viejo juego, sólo somos piezas de un tablero que se sacrifican y reponen un sistema urdido para ellos, nos manipulan cual subnormales, y en un caldo de cultivo ideológico y moral, nos mantienen divididos y enfrentados por la verdad… Aflójame el cinturón que ya no aguanto por dios, paga y paga, paga una vez más, aflójalo por dios yo te lo ruego, porque como un día explote, aquí se termina el juego… Dicen que todo sacrificio trae recompensa, y para este peón no hay mayor final que entregarle nuestra comparsa a una clase obrera, que entre izquierda y derecha ya ni sabe a dónde va… simplemente por ser los más numerosos, podemos poner en jaque hasta a nuestra majestad… ay, ay, ay, benditos sean los obreros y obreras de nuestro Cádi… que Cádiz no tiene reyes, porque rojo es su pendón, aunque sí tiene una reina, y esa es la mare que me parió”. Comparsón, Juan, comparsón. O que venga Kaspárov a decir lo contrario.
‘Te como tu cara’, todo el mundo tocando palmas
“Me pica un güevo”. En una carretilla de cargar cajas de cerveza exponen otro rato a estos caníbales maniatados que mueven los codos “como el Molina”. Se presenta ‘Te como tu cara’, desde Écija, con pitraco, y con el estómago cerrao. Con la presión empequeñeciendo el bocao sorpresa de las preliminares. La primera letra es un cartuchito en el que cabe de todo, violadores libres, el emérito putero, la Marta del Castillo, Doñana, la sanidad y mientras ellos están aquí amordazados por sus delitos…, “hay caníbales mordiendo y desangrándonos ahí fuera”. Ajá. Y el otro pasodoble, igual de mascaíto, lo entonan mirando al palco de OndaCádi, “gracias a vosotros, sigo aquí por carnavales”. Ajá. Con hambre de gordito ese primer cuplé en el avión que se estampó en los Andes, “y me dijo el piloto, espérate que nos estrellemos”; y la guantá sin manos, ehh, que dio el Molina el año pasado, en el siguiente. Sin mayonesa, ambos. Mucha suerte, mucha suerte, ¿suerte?, ¡qué me suelte! Meten alguna cosita fresca en el popurrí pamplinoso, pero ni tiene el mismo efecto que la primera vez, ni el público está muy por la labor de colaborar; sobresaliendo de nuevo aquello del “porque todos tenemos, un amigo embalao”, y el “suavecito para abajo, para abajo, para abajo, suevecito para arriba, para arriba, para arriba, y el Bizcocho lo baila así”. “Todavía me pica un güevo”, rematan para cerrar el círculo. Juan, te como los… ¡quieto!
‘El joyero’, y siempre esta musiquita
David Carapapa destapa su joyerito, donde guarda el paraíso…, “y mires pa donde mires, un tesoro tiene usted… aunque tenga la llave, no soy su guardián, soy prisionero de este mágico joyero”. Es el momento de ‘El joyero’, comparsa de antiayer. Buscando otra llave en el primer pasodoble shentimentalóide, la que le deje entrar en el insondable mundo de su niño…, “su mundo no es igual que el mío, y no sé quién debe sentirlo, el mío hasta el nombre ha perdío, al suyo le llaman autismo… y aprendes que en su noria, cada vueltecita es una victoria… no sabe qué es la envida, el odio, la mentira… eres tú nuestra fuente de energía… mi rabia se diluye porque la destruye con un solo beso… y cuando te miro, muchas veces pienso que daría la vida por tener la llave que abriera el postigo, para entrar en tu mundo y allí para siempre, quedarme contigo”. Y de lo más personal, al golpetaso político-social de ámbito nacional: “está la derecha española, perdida y desorientada, y ahora más que retratada… irrelevantes en la oposición durante cuatro años, votando que no, tendremos a Santiago y a Núñez Feijóo, para servir a España, y lo que están sirviendo es de cachondeo… si tanto te preocupa la unidad de España y los españoles, coge la bandera y con esos cohones, pelea porque tengan un salario digno los trabajadores, por nuestra sanidad, por nuestra educación y por nuestras pensiones”. Una furgoneta, un ligoteo, y de mudanza acaba la historia, en uno de los cuplés; el otro huele a san Jacobo. Yo te doy una comparsa, y tú a mí me das la vida. Y a por ese popurrí adulador y lisonjero con Cádi, de tour por Cádi…, “cuando entres sin permiso ya tendrás la sensación, que has llegado al paraíso, sin plegaria ni oración… Brilla de noche, deslumbra de día… Pero su mayor tesoro, su mayor riqueza es la que no se ve, es el alma de su gente y su forma de ser, que al mundo da una clase magistral cuando llega carnaval… Ya me marcho con mis coplas, pa decirle al mundo entero que he nacido para amarte, y que Cádiz es un joyero, lleno de piedras preciosas, perlas bonitas, joyas maravillosas, y siempre esta musiquita”. Juan, tú también eres una alhaja. Que rima con mortaja.
‘La última y nos vamos’, no te lo digo, pero lo siento
Y achicando aguas a la función, ‘La última y nos vamos’, nunca mejor dicho. Desde La Rinconada, el Bizcocho tiritritando y escorao, saluda con su Titanic…, “el barco era pa morir… que el flotar se va a acabar… todo el mundo con una chimenea de trescientas toneladas en la cabeza, y yo tocando a Verdi, y más tensión que un derbi… somos la banda la banda la banda que iba en el Titanic Titanic Titanic… se ha caído la chimenea, lo estaba diciendo… ah, po no”, jajajaja. Hay que reconocer que el tonillo de la presentación es pegajoso. Un repaso surrealista los nuevos términos que, sospechan, dejó el hundimiento de este baro, como tarima flotante, escotilla, Cubierta…, “qué aportación al lenguaje tan tremenda, como yo por altruismo acabo de hacer ahora mismo, al congreso de la lengua”. Y pullita gorda a los que tachan de ultras a los fanáticos del Bizcocho, o de cualquier otro grupo de fuera que dé un pelotazo puntual en el Falla…, “que hay mucho autor que sin razón echa el marrón contra nosotros, para explicar que la gente libremente, prefiera escuchar a otros… y nadie aquí, yo también me incluyo ahora, quiere cargarse tu fiesta, a ver si te das ya cuenta, que Cádiz nos enamora”. Baaajo el mar, baaajo el mar, y los cuplés… conectando el cartel de la semana santa sevillana con el transexual que según el Nene Cheza la Marta no dejó entrar en su comparsa, ¿emm?; y a Antonio Canales “como es gitano puro, le hicieron lo del pañuelo pero en el culo”. Bueno bueeeno, ahí ahí. Lo cierto es que a mí, ¿a mí?, a mí me cabe el Titanic. Jugándose el óscar en el remake de la peli de James Cameron en un popurrí húmedo y frío, que te atrapa con esas músicas reconocibles y te obliga como mínimo a sonreír pamplina tras pamplina… “no hay madera… y si voy a morir, prefiero que me coja tocando, que a mí no va a cogerme la pena, que hay mucha gente perdiendo la vida… somos la banda la banda la banda que iba en el Titanic Titanic Titanic… y nos vamoooosss, the-end”. Juan quiere un cameo del Manué, ¿que no?… Somos la banda la banda la banda que iba en el Titanic Titanic Titanic…
Las 00.14 horas. Baja el telón. Somos la banda la banda la banda que iba en el Titanic Titanic Titanic… la banda la banda la banda, Titanic Titanic Titanic… ¡¡Juan, yaaa, que te hundo en el bidé!! Inteligencia Artificial reflota este párrafo de propina con una frase célebre chorreante: “En un mar de incertidumbre, a veces el naufragio es la única manera de encontrar la tierra firme”, dicen que dijo Charles Dickens. Vale vale, pero… somos la banda la banda la banda que iba en… Dany Rodway
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