DÍA 26 (4ª CUARTOS DE FINAL)
Otro pasito más hacia el frío abismo fuera del Falla. El Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2025) avanza poco a poco hacia su telonazo final del 28-F y el carnaval de la calle se acerca peligrosamente con su carpa y todo: si pagas 400.000 euros por montarla y explotarla, calcula cuántos cubatas de Dyc-cola tienes que poner… No corras tanto, que todavía estamos a lunes y toca la cuarta función de cuartos de final, cruzando el ecuador de esta ¿necesaria? fase.
Una sesión con dos momentazos: ‘Las ratas’ de Jesús Bienvenido, confirmando el ratatatá ratatatatá de preselección que tiene al Falla buscando todavía calificativos: y ‘El gallinero’, el coro de los estudiantes con un pase brillante. Sin olvidar el rato de felicidad-suicida con la secta del Bizcocho, ‘Los hermanos del buen fin’.
“La procrastinación sigue afectando a los planes de viaje de los andaluces”. Juan, ¿tú cómo te llevas con la procrastinación esa? Lo dice un estudio sesudo que asegura que “el sueño de siete de cada diez” es un crucero por el Caribe. ¿Sueño? Dame una cama y verá tú mi sueño… Maripili, patea fuerte, y tira de la palanca, que se libere de sus cadenas este cronicón technicolor en diferido, con retraso. Y ya sabes, si bebes, convía, pero no se lo digas al Yuntamiento de Cádi.
‘El gallinero’, ¡amo escuchá!
Las 20.04 horas. Va telón. Miramos al gallinero del gallinero. Ahí nos traslada ‘El gallinero’, el coro de los estudiantes de Antonio Bayón y Rubén Cao. “¡¡Gallinero, gallinero, gallinero!!… otra vez con la carne de gallina, porque no hay nada mejor que sentir cada escalón que me acerca al paraíso… soy la alegría, la guasa y el corazón de este teatro, soy alma y milagro, que soy Cádiz por carnaval… soy principio y fin de cada verso, soy la voz del Falla por febrero”. Po peaso de presentación que se marcan, prima. Tango turistificado. Un gaditano enamorado de su Cádi, se va y vuelve y se encuentra que hay más pretendientes extraños…, “de ti se ha encaprichado un noviete extranjero… de qué servirán que llenen nuestro bolsillo si serán tus propios hijos los que tienen que emigrar… no te vayas con él que como te quise y como te quiero nadie en el mundo te va a querer”. Esa pausa en la falseta, tiene loquito a Juan. “Siempre hay una excusa para que me llamen puta, por vivir a mi manera, por pedir igualdad, y hasta por decirte no si no me da la gana… porque a nadie le debo explicaciones… sobre todo por ser libre de sentirme otra vez culpable del pecado de ser mujer”, suelta una reivindicativa segunda letra de frente ante el heteropatriarcado. Cuplés porfiones que entran más por los modos que por el chiste: furbolero uno, y canal sú con to sus ¿subtítulos?, el otro. Si te gusta el cachondeo, ven y siéntate conmigo… que si te vienes y haces todo lo que digo, voy a darte cariñito, coco coco cocó, con mi piquito. El popu te agarra, te zarandea y no te suelta de principio a fin, sumergiéndote en el submundo de la parte alta del Falla…, “el milagro está en la gente que viene aquí a entregarte el corazón… ojalá que cuando vengas no dejes de a animar, que cruces esa puerta con la única intención de disfrutar, no te sientas más protagonista que el que se sube aquí arriba a cantar, y recuerda donde estás sentado, que en mi casa me sobran los gallos… que yo soy la voz del Falla por febrero, ¡¡gallinero, gallinero, gallinero!!”. Aunque en esencia rezuma palas de metarcarnaval, qué bien suena este kikirikí. Juan se ha quedado en bucle con ¡¡gallinero, gallinero, GALLINEROOOooo!!
‘Por si acaso… Las precavidas’, sacar el pollo del congelador
Y gotea, y gotea y gotea. Las marujas cautelosas de Fermín y Antoñito sacan todos sus bártulos del bolso en ese holaquéhay…, “menos mal que este año nos hemos traído el paraguas, que no vea que chaparrón”. Con retintín. Momento de ‘Por si acaso… Las precavidas’, una de las dos propuestas de la misma chirigota puertorrealeña, la no descalificada por copiarse a sí misma. Esa estragegia de la doble inscripción no les ha salido bien, no, aunque se autoexpriman. De hecho, les vale para soltar un primer pasodoble entre la ironía y el mosqueo…, “menos mal que la habéis echado que esa gente podía ganar… y conviarlos si los veis por la calle”. Siguen con las autorreferencias e invitan a la otra chirigota a cantar el segundo pasodoble. Son ellos mismos, Juan, por si no te has dado cuen. Una buena letra, esta sí, de Cádi Cádi, a Puerto Real…, “no tenemos de nada pero yo aparco abajo mi casa todos los días… mi playa de La Cachuchaaaaa… me siento cerca y a veces lejos, cuando me llamas cateto, Cádiz es mi madre”, y ellos, sus hijos. Por ahí iba el remate. Un cuplé clásico, entre roomba y satisfayer; y seis cupletinas de dos frases entre bastinazos, escatología y onanismo. Ración de verdulería y ya tienen al Falla abierto en canal. Afú. No vengáis a tocarme el chichi, que vais a tocarme el nabo. “No busques belleza y sexo, porque eso no es el amor… vive la vida porque solamente tenemos una”, apostilla un popurrí sin chicha ni limoná, acelerao, por si acaso se quema el pollo. El pollo este año se les ha quedado seco.
‘Cositas de Cádiz’, tengo un Cádiz chiquetito
El runrun del ambigú no detiene a estos condenados a quererte por nacer en la orilla de enfrente, “aunque te suene a cachondeo, tres mil veces te repito, que yo no tengo un museo, tengo un Cádiz chiquetito”. Y las más importante que guardan en ese baúl, las cosas inmateriales, por supuesto. Saluda con sencillez y gusto ‘Cositas de Cádiz’, comparsa portuense de Zampi y David Ganaza. De entrada lanzan un “vete pa Sevilla, no te queremos”, en ese primer pasodoble en el que el azul y amarillo se vive como una religión que se inculca de padres a hijos, camino del estadio…, “hoy firma su fe de bautismo y le tiembla el corazón… en este rincón bendito es donde Cádiz nos regala la esencia de nuestro gen revolucionario”. Invitan a Vizcaíno y fachas varios a dejar de manosear el club. Y alusión quejosa a “voces olvidadas de este teatro” que “ya tendrán el antifaz para premiarlo, igualito que Juancarlo, después de muerto”. Con lo feo que está eso. A vé esos cuplés: armados con la profe, como los niños americanos, yatújabe; y “un mojón” pa los tontos que quieren quitar las preliminares, asín, gratuitamente a tu mesa. Mi colección más bendita, la gente de Cai de Cai de Cai. Con alegría y ración de “flamencura” se profundiza en ese baúl de cositas de Cádi en un pupurrí agradable. Juan, asiente.
‘Que sea lo que dios quiera’, tengo un boquete en las manos
¡Que viene el pregonero, que viene el pregonero! El Falla se ve que es mu fan de Antoñito Molina, y de sus entradas regalás. Dándole una vueltecita a la presentación…, “soy el que la iglesia necesita ahora, un cura que esté a la moda… con el tipo me lo juego, si con la iglesia hemos topado”. Comienza la misa chirigotera, pero sin pasarse, de ‘Que sea lo que dios quiera’, desde Rota. En catamarán. Si no hace levante tres palitos. “Cuando dije sí a la iglesia, aun sabiendo sus pecados, sus tabúes y sus vergüenzas, todo el daño que ha creado… recordé a Gabriel Delgado… que en la iglesia que yo quiero está Jesús sin el madero, y ustedes crucificaos”. Crucificando a los pederastas en esa letra apostólica y romana. Y reivindicando el talento de la tierra que tiene que emigrar más allá de Despeñaperros…, “tenemos a los mejores, y aquí aunque no se lo crean, vivimos de subvenciones… que baje dios y lo vea”. Entre tatuajes unos de los cuplés, y Jesús caído en la entrepierna. Yo soy como Jesucristo, tengo un boquete en las manos. Esta iglesia rancia modernizada y fresquita, patrocinada por Tinder, te rellena un rato del pupurrí dedicado a Segismundo, con dos güevos comidos…, “le doy a Cádiz su bendición, por dejar que un hermano le dé luz a su pregón, que dios bendiga el carnaval…”. Juan sigue siendo ateo. Hostia al canto.
‘Las ratas’, a mí no me compra nadie
Ratatatatá, ratatatá, ratatatatá… Juan, agárrate a la silla. Bienvenido, bienvenido y bienhallado, zarandeando la modalidad con arte y Arte, sacando la comparsa de sus demasiadas veces clónicas maneras, yendo un poco más pa allá con compromiso extremo envuelto en un caramelito que te absorbe. “Aquí no mando yo, en mi barrio ya no mando yo, ahora manda cualquiera… somos lo que habitábamos los barrios, los nacidos del barro, somos los que sobran dentro de esta ganga, somos los que están fuera de la ley, fuera de esta ley de la oferta y la demanda, somos la rata tata, tata, tatará, somos la ratatatatá, ratatatá, ratatatatá, somos las ratas de esta ciudad… somos los que vivíamos en las casas que ahora tú tienes vacías, unos caraduras de renta antigua, somos los que alquilamos tus migajas pero a precio de oro… somos los gaditanos, las gaditanas, los que nacieron donde pudieron, donde debieron y no donde les dio la gana… somos los que quedamos, los que no nos fuimos, los que nos resignamos, como ratas resistimos… han comprado un atrezo, pero sin alma, porque el alma de Cádiz te aseguro que soy yo, y a mí no me compra nadie… somos la ratatatatá, ratatatá, ratatatatá”. La PRESENTACIÓN. Con mayúsculas. ‘Las ratas’ ya muerden. Y con poesía que te destroza. La masacre israelí brota en el contundente primer pasodoble, oteando un escenario tan idílico que no te esperas la cruda realidad bajo esas piedras: “hay un libro por leer, hay un beso antes de parir, hay un verso, escrito sobre un papel y un olor a café de una tarde hablando a corazón abierto, hay un latido que ya ha vivido… un presente que jamás será futuro, sepultado por los muros del silencio universal, hay un llanto en un rincón, una risa y una piel, hay una conversación que ya nunca podrá ser, y el sueño de un corazón truncado por este mundo genocida… las piedras de la vergüenza y la indiferencia sepultan la vida… debajo de aquella piedra, confundidos con la tierra, se oye el grito de dolor del pueblo de Palestina”. Y sin instrumentación en el otro pasodoble el hombre lucha por desprenderse del machismo que te inocula esta sociedad…, “nací con la piel inmaculada, más real y más humana, y más pura que la piel… poco a poco fue mudando, se fue manchando, con la genética de mi nombre, y se me fue envenenando de aquellas lágrimas, que tragaba por ser un hombre… se educó a mi piel para ser dominante, castigadora, arrogante, propietaria del poder… yo me arrancaré esta piel, corrompida y patriarcal, y me volverá a crecer y la volveré a arrancar, para evitar que le crezca esta piel infecta a pieles futuras… yo la seguiré arrancando, con mis uñas arañando, compañera para ser, un ser humano a tu altura”. Y tras este trance, dos cuplés no tan livianos: llamando a las cosas por su nombre, “por qué se enfadan si a un facha le llaman facha”, entre gallos para defender a la cantera, con su correspondiente pancarta. Vivo sin vivir en ti y tan alta vida espero, que si tú mueres yo muero, y te estoy viendo morir, y como me duele tanto ver que no sales a flote, si te pierdo, yo me tiro, que me tiro por los bloques. Y ¿ese morrocotudo popurrí gentrificado y turistificado? Ya te lo has visto catorce veces, así que abreviando…, “se vende, mi Cádiz se vende, quién se lo quiere comprar… invasores, el turismo caníbal, la excursión insolente, toda la vida aterrado mirando hacia el mar y el maremoto llegó, por el puente… lo que para ti es un trozo de ciudad cualquiera, un capricho caro, un antojo, para mí es mi barrio… sé de un mar que a veces se subleva, y volverá a llevarse lo que fue suyo, yo que estoy hecho del mar volveré con él, volveré a vivir en tu gloria… volveremos como el mar a inundar las aceras, y cuando volvamos, volverá a mi barrio el carnaval, y la primavera”. ¡¡¡Como una olaaaaa!!! Juan, ¿cómo seguir bebiendo agua del grifo después de este tsunami… ratatatatá?
‘Los hermanos del buen fin’, nos-chilla
… ratatatá ratatatatá… yaaa, ya, ya paro. “Qué derroche de felicidad, ya no necesito nada, sólo que se acabe todo ya, y un poco de pomada”. La comuna fumada del Bizcocho vuelve a abrir sus puertas un ratillo para animarnos a apuntarnos a ‘Los hermanos del buen fin’. Es gratis el primer mes. Sigo a mi líder, líder líder, ¡sígueme! “El banco es mentira…, ahora no dan nada menos que vayas con una pistola… te roban con impunidad y encima parece que tienes que darles las gracias… y luego me dicen a mí, eso sí que es una secta”, señala el primer pasodoble. Y de segundo, “las vacunas son mentira”, y cae el telón, jajajaja. No no, el líder rectifica: “las banderas son mentira… el líder dice que aquí no hay banderas, que todos somos seres vivos por lo pronto, nosotros somos gente muy inclusiva, y las banderas al final las lleva el tonto… banderas que son cada vez más de censura, y yo que soy cada vez más de melasuda… un mundo en el que en la mitad están sonando las alarmas, mientras que en otra mitad también está en guerra por ver quién le vende las armas… las banderas ya me molestan, y luego me dicen a mí, eso sí que es una secta”. Pasodoblón, con sus dosis de crítica pese al colocón. Un cupletillo al Nadal, que “el pelo que le queda lo está aguantando a pulso”; y otro sobre esos subtítulos pa que el Falla lo entiendan hasta en Jamaica, y “que se le seque la yerbabuena”. En nuestra fraternidad todo el que ha querido entrar, ha pegado el pelotazo, en cambio, los que se van… no se ha dao el caso. El anestesiado ambiente come on baby come on baby de la hermandad se contagia en ese pupurrí con humor retorcido, humor negro, humor más inteligente del que suele revolcar a este teatro…, “soy el novio de la muerte, bueno, estamos tonteando… todos arriba que llegó la hora del sapito, pito… y todo es mentira, mentira, mentira… no somos primos, ya despertamos, somos hermanos, los del buen fin… que la vida es como un cuento, y al final todo se acaba… será un buen fin si acabamos cantando coplillas de los carnavales… este seré un buen fin, y sí, voy a morir”. Juan, pa suicidarse, pero poquito.
‘¡Payaso!’, te sobran los forillos y te faltan los cohones
Con sombreros, en plural, le sube el pantalón a la función la comparsita reír-por-no-llorar de Nene Cheza y Zampi…, “y sin sangran tus heridas y los males te someten, sigue mi filosofía, píntate dos coloretes”. Comparsa enganchada “al vicio” de reírse de este mundo: ‘¡Payaso!’. Juan, que sí, que siguen yendo de pa-ya-so. Jaja. ¿Sondeando la separtación? “Españolito de alta cuna, escucha atento, y mira bien mi piel tostada como el cobre, que el andaluz no te molesta por su acento, es porque piensas que yo soy un pueblo pobre… si mi acento te provoca, cállate la boca que está hablando Andalucía, soy tu sentencia… es tu rencor, tu temor, mi independencia… que te cierro mis fronteras, y será to España entera quien se va a morir de hambre”. Amenaza blanquiverde de entrante. Imagina si esto mismo lo pensara Catalunya… Y echando de menos coplas peleonas, que entienden que sí se cantaban en el pasado…, “el carnaval que yo aprendí cuando chiquillo, no se arrugaba cuando el fascismo le acechaba con cañones, no buscaba la complacencia de borregos en sillones, hoy te sobran los forillos y te faltan los cohones … ay carnaval, cómo hemos podido olvidar, que existieron gaditanos fusilados, solamente por cantar…”. Desvelan en uno de los cuplés ajín el porqué de su nariz colorá. Si está mu interesado, ponte el video en yutube. Y en este cajón está el corazón, que late que late, que late en febrero. “Que me voy a cagar en las castas de to el que llore en mi entierro…”, sentencia un pupurrí que dice querer darte ganas de vivir, vida rematada con efectismo, con globitos de colores en el patiobutaca. Juan, sin globito da más gustito.
Las 00.39 horas. Baja el telón. Tan baja está la cosa de batería vital que ya ni me quedan pamplinas en el tintero para este párrafo de salida. Juan, abre el libro de frases célebres y lee, que estos señores tendrán que soñar con Nene Cheza: “El machismo es el miedo de los hombres a las mujeres sin miedo”, dicen que dijo Eduardo Galeano, un uruguayo menos chupón que Brian Ocampo. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway
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