La Casa de Iberoamérica de Cádiz se abre hasta septiembre a las exposiciones ‘El arte de Pablo Siebel, tras los pasos de Rilke’, en el que este artista chileno rememora el paso de Rainer María Rilke por tierras andaluzas; y ‘Facetas ocultas: Chile observado de reojo’, que reúne tres generaciones de fotógrafos de aquel país.
La Casa de Iberoamérica, en la antigua cárcel vieja de Cádiz, se abre hasta septiembre a las exposiciones ‘El arte de Pablo Siebel, tras los pasos de Rilke’ y ‘Facetas ocultas: Chile observado de reojo’, que recoge la obra de los fotógrafos Zaida González, Alejandro Hoppe, Álvaro Hoppe, Luis Navarro, Claudio Pérez y Leonora Vicuña. La primera muestra se mantendrá hasta el 4 de septiembre y la segunda, hasta el 18 de ese mismo mes. En la inauguración de ambas asistía el embajador de Chile en España, Francisco Marambio.
Las obras que Pablo Siebel (Chile, 1954) ha creado para ‘El arte de Pablo Siebel, tras los pasos de Rilke’, rememoran el paso de Rainer María Rilke por tierras andaluzas. El poeta checo escribió durante este viaje, realizado en el año 1912, gran parte de la ‘VI Elegía’ y la ‘Trilogía Española’. Esa es la razón por la que este artista ha seleccionado algunos fragmentos de poemas para que estén presentes junto a sus obras. De esta manera, pretende involucrar al espectador para que busque en su interior su propia interpretación de lo escrito.
Durante la preparación de esta exposición, fallece la galerista en Suiza y amiga del autor Corinne Wagner-Zoelly (1930-2016). En su memoria pinta el cuadro que abre y da la bienvenida a esta exposición, un homenaje a ella y su recuerdo.
En la muestra se pueden contemplar grandes cuadros, pintados sobre telas estampadas, de un gran colorido. También esculturas realizadas con materiales reciclados que el autor encuentra en la naturaleza. Como a él mismo le gusta subrayar, “así se encuentra el equilibrio en esa cadena de vida, muerte y finalmente, abriéndose paso, de nuevo la vida”.
‘FACETAS OCULTAS’
Por otra parte, según informan desde el Ayuntamiento en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, en la exposición que también se acaba de inauguran en la Casa de Iberoamérica, ‘Facetas ocultas: Chile observado de reojo’, se reúnen tres generaciones de fotógrafos de aquel país.
“Anclados en una tierra movediza, sea por las fuerzas de la naturaleza o por su historia reciente”, los trabajos de estos seis fotógrafos chilenos, al comienzo del siglo XXI, “tienen un valor artístico único”. Si las miradas de algunos nacieron bajo la dictadura, en el corazón de los combates que se desarrollaban en las calles, otros son marcados por intereses hacia los grupos marginales de la sociedad chilena. El conjunto forma, sin lugar a dudas, “una poesía urbana particular, a veces insólita, que nace en la transición del siglo XX al siglo XXI”.
Tal y como explica uno de los comisarios de esta muestra, el franco-chileno Patrice Loubon, “cada uno de ellos, desde su relación íntima con el país y sus territorios humanos, sus contrastes, su historia, ha ido al encuentro de lo que no se quiere ver o lo que ha desaparecido, como si captar lo prohibido, lo lejano, lo elusivo, fuese siempre una búsqueda”. “Cada uno de estos fotógrafos se apropia de la experiencia de su relación con el país, de su territorio humano, de sus contrastes, de su historia. Cada uno busca lo que no es visible o lo que ya no lo es. Como si lo prohibido, lo lejano, el desvanecimiento de lo invisible fuese siempre una búsqueda”, asevera.
Así, en la exposición ‘Facetas ocultas’ hay trabajos de Zaida González (1977), única representante de su generación y única del grupo que no vivió el toque de queda, quien, revela las imágenes de un Chile ‘underground’ y transgresor. Zaida interviene con acuarelas sus fotografías en blanco y negro para darle otra dimensión temporal y atenuar el alcance de la carga crítica que vehiculan.
Claudio Pérez (1957) vuelve a visitar los antiguos mitos y rituales del norte de Chile. Entre etnología y arqueología contemporánea, su mirada observa lo real, dejando entrever los resplandores a veces enigmáticos que atraviesan la superficie de las cosas para dar una visión compleja e inspirada.
Por su lado, Luis Navarro (1938) comparte la vida de los gitanos chilenos desde hace décadas. Los hermanos Álvaro Hoppe (1956) y Alejandro Hoppe (1961) dan testimonio de la tradición del foto-reportaje militante, extrae de manera relevante todo lo que pueda encontrar sentido en la calle, transformándose en una traducción visual de ese período tenso y trágico de la historia de Chile en dictadura.
Por último, Leonora Vicuña (1952) evoca por medio de soportes complementarios a la fotografía (el vídeo e intervenciones plásticas) los mundos subterráneos y ancestrales de Chile.
Esta exposición, organizada por la sociedad municipal Cádiz 2012 y la Embajada de Chile en España, con el apoyo de Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería de ese país (DIRAC) y la Fundación Chile España, se mostró ya en la Casa de América Latina en París.
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