Arropado por los cánticos de un centenar de aficionados (“¡Cervera, hasta la muerte!”, “¡te quiero, Gafa!”, …) salía este miércoles de los bajos del Nuevo Mirandilla el entrenador del Cádiz CF hasta la mañana del martes, que ya es parte de la historia de la centenaria entidad.
Álvaro Cervera comparecía ante los medios para despedirse de su larga y fructífera etapa como técnico amarillo, banquillo al que llegó en 2016 cuando el club se arrastraba por Segunda B, y deja en Primera en su segundo año en la elite, es verdad que en puestos de descenso, pero con toda la segunda vuelta por delante para enmendar la mala dinámica.
“Soy el entrenador, el equipo no gana, tiene números muy malos. Cuando las cosas van así, cae el entrenador, más allá de que yo considere que sea justo o no”, se expresaba el míster, relevado ya por Sergio González, que se presentaba oficialmente un rato después en la misma sala de prensa del estadio. “Me veía con fuerzas para sacar esto adelante, con ganas, como todos los años, pero no se ha esperado. Dije en la última rueda de prensa tras el partido de Osasuna que había que cambiar cosas, y se ha empezado por mí”.
Durante su larga intervención sin leer casi el papel que llevaba con notas (“me va a costar mucho, ha sido mucho tiempo y muchas cosas; quiero que me salga de dentro”), Cervera tenía hueco para acordarse de Antonio Navarrete, delegado de campo del club fallecido recientemente, “un padre para todos nosotros”, pero también de su equipo técnico (su segundo Roberto Perea le acompañaba en la mesa), de antiguos directores deportivos, sobre todo de Juan Carlos Cordero, de todos los jugadores (incidiendo en Garrido, José Mari y Salvi, “ellos no negociaron nunca nada”), pero además, y ya al final de su exposición, tenía palabras para Manolito Santander. Juan Carlos Aragón y Baguetina; “vivan los cadistas, vivan sus cojones. Sois gente de primera. Siempre vuestro, Álvaro Cervera”, sentenciaba, tras apropiarse de una frase ajena que reconocía haber escuchado en la tele: “gracias por tanto y perdón por tan poco”.
“Es un día triste, pero no es un día de reproches, sólo de reconocimientos -iniciaba su comparecencia-. Vine sin hacer ruido y así me iré. Me llevo una forma distinta de vivir, de pensar y de sentir. Con vuestro permiso, se va un gaditano más. Quiero dar las gracias a todos los que pusieron su granito de arena para que el equipo haya llegado hasta donde está hoy”.
A preguntas de los periodistas, el míster reconocía estar encantado con su “cambio” (físico y psicológico) de estos seis años, “es a mejor”; y repasando sus mejores momentos -en los que se incluyen dos ascensos, y una permanencia en Primera sin sufrimientos de última hora-, admitía que “hay muchos, pero sobre todo el día que llegué aquí”.
No obstante, en su perorata ha incidido sobremanera en su relación con la ciudad y con el cadismo: “hay un cariño mutuo con la afición. Estaré eternamente agradecido deportiva y personalmente. Volveré a Cádiz, tengo casa aquí, pero ahora se acaba esta etapa, soy pasado, y todo este apoyo que me dan que lo vuelquen ahora en el equipo porque lo necesita. Cádiz es mi equipo y lo será, difícilmente esa sensación va a cambiar. Desde hace unos años este es mi sitio”.
Más allá, no ha dudado en señalar que “sabía que este iba a ser el año más complicado, lo dije. Algo ha faltado, no sé si ha sido falta de inversión en fichajes. Lo subrayé al final de la temporada pasada, la salvación había sido un milagro”.
Y, según recoge DIARIO Bahía de Cádiz de la rueda de prensa, ha puesto una fecha concreta en la que piensa que algo se torció: “el 26 de septiembre de 2021 empezó a cambiar mi historia en el Cádiz, me di cuenta de que este año iba a costar mucho más, pasaron cosas que nunca nos habían pasado”. Coincide con la derrota ante el Rayo Vallecano y la posterior salida festiva por Madrid de algunos jugadores…; “y una semana después la discusión con el presidente en el vestuario no fue agradable”, ha añadido sin querer entrar en más detalles. “En un vestuario hay 30 personas, hay gente que juega y que no juega, y los que no juegan no están contentos, y hay cosas más difíciles de gestionar este año”, admitía.
“EL MEJOR ENTRENADOR DE LA HISTORIA DEL CÁDIZ”
“Ha sido el mejor entrenador de la historia del Cádiz, por muchos motivos. Creo que Álvaro ha sido y es un gran profesional. Pasará a la historia porque se lo merece”, remarcaba un día antes el presidente de la entidad, Manuel Vízcaíno, al dar la cara para explicar el cese del entrenador. Se le echa como el inquilino del banquillo gaditano con 257 encuentros dirigidos, y de ellos, 99 victorias.
Álvaro Cervera acaba su inolvidable etapa en el banquillo del Cádiz CF, aunque tenía contrato hasta 2024. De hecho, su última renovación fue en junio de 2020, poco antes de certificarse el ascenso a Primera.
El técnico cántabro (aunque es natural de Guinea Ecuatorial), que colgó las botas en 2002, se ganó pronto el afecto y confianza de gran parte de la afición. Recaló en la Tacita de Plata en abril de 2016, sustituyendo a Claudio Barragán y con el equipo en puestos de liguilla en Segunda B aunque mostrando una mediocridad preocupante. Entonces, casi inesperadamente, se consiguió el necesario ascenso a Segunda. División en la que el equipo, bajo sus órdenes, siempre estuvo luchando por arriba, con un estilo reconocible, pelea y entrega, pese a una plantilla limitada (de ahí que Cervera siempre repitiera que con estos mimbres, no podía -ni sabía- jugar a otra cosa). Cuatro años después se pisó Primera división, y en la campaña del regreso a la elite se consiguió la permanencia con holgura con victorias además ante el Athletic, el Real Madrid y el Barcelona. ‘El Gafa’ se va como el míster con más partidos dirigidos en la historia del Cádiz CF.