CRÍTICA. Primer día del verano, inicio de ‘Las Lunas de Astarté’ y primer concierto del III ciclo ‘Músicas del Sur’, un dos por uno en el proyecto cultural de la empresa ERA con la colaboración del Ayuntamiento de Cádiz que cada sábado de este verano permitirá compaginar la visita cultural y el disfrute de interesantes conciertos en el Castillo de Santa Catalina. El primero de ellos estuvo a cargo del trío formado para la ocasión por el músico gaditano Carmelo Muriel (saxo, flauta travesera y guitarra), que contó con Tito Alcedo (guitarra) y Lila Horovitz (contrabajo) para poner música a un concierto de jazz variado y entretenido.
Inicio de un nuevo proyecto cultural en Cádiz para este verano, avalado por la empresa cultural ERA. Los organizadores han elegido el nombre ‘Las Lunas de Astarté’ rememorando que se celebra en las inmediaciones del templo de Astarté, la Venus marina, erigido en el entorno de la Caleta hace 3.000 años, un recordatorio de los antecedentes fenicios de la ciudad, para su proyecto. El ciclo propone para todos los sábados del verano un paseo por la capital, en forma de visita guiada a los puntos turísticos más importantes y con parada final en el Castillo de Santa Catalina. Allí, también todos los sábados de este verano se ofrecerá un concierto, por la noche, con la luna como silencioso testigo de los eventos incluidos en el III ciclo ‘Músicas del Sur’,
El concierto inaugural quedó en manos de Carmelo Muriel, con Lila Horovitz al contrabajo y Tito Alcedo en la guitarra acompañándole en el trío formado para la ocasión. No hubo mucho público debido al comienzo del estío más frío en muchos años. No acompañó el tiempo a Carmelo Muriel y amigos, y el frío y un ligero viento fueron los incómodos compañeros del primer evento del ciclo musical.
Pero lo importante el sábado 21 de junio fue el concierto, gustoso, variado y brillante en algunos momentos. Especialmente en la primera parte, no hubo descanso, que se inició con una curiosa versión de ‘La Tarara’ realizada por Carmelo Muriel y terminó con ‘Alba’, pieza dedicada a su hija. En medio, interpretaciones de ‘Choro’, del compositor Egberto Gismonti, de la pieza ‘Hilo de Ariadne’ del propio Carmelo Muriel y dedicado a su mujer, y la composición de Lila Horovitz, Jerez Mate, a mi juicio la interpretación más empastada del trío.
Fue un programa organizado para la exhibición de las capacidades musicales de Carmelo Muriel. El músico gaditano alternó saxo y flauta travesera, mucho más flauta, y ocasionalmente, la guitarra. Se notó la maestría de Tito Alcedo en las acotadas improvisaciones que le permitió sostener y enriquecer musicalmente el concierto, sobre todo en la segunda parte, donde decayó el espíritu inicial y cuando la música derivó por unos derroteros de fusión andalusí y flamenco, donde más que las piezas interpretadas gustaron las habilidades virtuosísticas de los músicos.