La Policía Nacional ha desarticulado una trama en Cádiz perfectamente jerarquizada en el reparto de funciones, dedicada a apropiarse de los datos bancarios de las víctimas. Enviaban mensajes SMS al teléfono móvil con enlaces maliciosos para obtener los números de cuenta o bien llamaban y se hacían pasar por operadores de empleados de su entidad bancaria, solicitando datos y tarjetas bancarios así como otros para utilizarlos posteriormente para hacer compras y gastos fraudulentos usurpando la identidad.
Hay seis detenidos (jóvenes nacidos entre 1997 y 2004) acusados de estafa, usurpación del estado civil y pertenencia a grupo organizado; al principal investigado se le imputa además un delito lesiones y robo de vehículo a motor. En el marco de esta operación denominada Pando se han esclarecido 150 estafas en todo el territorio nacional y numerosas usurpaciones de identidad y se estima que el volumen total de dinero defraudado asciende a más de 68.000 euros. Con todo, continúa abierta y no se descarta más imputación y detenciones.
La investigación policial se inició a principio de octubre cuando se tuvo constancia de que en un establecimiento especializado dedicado a la venta de productos de electrónica de consumo, un cliente quiso retirar una compra realizada a través de internet, “la cual tenía indicios de ser fraudulenta”.
El principal investigado se dedicaba a recoger pedidos de artículos de alto valor económico, tales como smartphones, consolas y ordenadores de alta gama que eran comprados a través de la web con recogida exprés.
Pero en una de esas recogidas, el sospechoso fue requerido para que pasara por atención al cliente para que acreditará su identidad antes de proceder a la entregar del producto. En ese momento, mientras se realizaban las gestiones junto con el personal de seguridad privada para acreditar su identidad, y al verse en una situación comprometida, “huyó de forma súbita tras un forcejeo, lesionando a uno de los trabajadores que intentó sin éxito impedir su huida”, se relata en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
En ese momento, la Policía iniciaba las pesquisas para tratar de identificar al implicado en los hechos y descubrir al resto de integrantes de esta trama de estafas realizadas mediante la compra de los citados artículos de electrónica.
LOS DETENIDOS, SIN TENER INGRESOS ACREDITADOS, LLEVABAN UNA VIDA DIARIA DE ALTO ALTO STANDING
Fruto de las gestiones, se identificó al presunto autor de los hechos investigados, con antecedentes por estafa, blanqueo y pertenecía a organización criminal. Tras el visionado de las cámaras de seguridad observaron que huyó a bordo de una motocicleta conducida por otra persona que le esperaba durante la recogida de las compras.
Una vez plenamente identificado, los investigadores continuaron con las gestiones comprobando que la moto había sido sustraída en San Fernando, quedando pendiente de identificar al conductor de la misma en el momento de la huida.
Durante la instrucción de la investigación, los agentes fueron recabando más información de denuncias sobre compras fraudulentas, en las cuales todas seguían el mismo modus operandi: llamaban por teléfono haciéndose pasar por una entidad bancaria, solicitando datos de cuentas y tarjetas así como otros datos para utilizarlos posteriormente para hacer las compras fraudulentas online usurpando la identidad de las víctimas, y recogiendo los pedidos en puntos de entrega con la modalidad de autoservicio.
Más adelante, se logró identificar a otras dos personas que estaban concertadas con el principal investigado para efectuar las compras con cargos fraudulentos en la cuenta bancaria de los perjudicados a los cuales usurpaban la identidad “con un reparto de tareas bien definidas dentro del grupo que estaba perfectamente jerarquizado”. Además, en muchas ocasiones, iban acompañados de amigos directos y de confianza para evitar que su actividad ilícita transcendiera a otros círculos cercanos.
Los ahora detenidos, sin tener ingresos acreditados, llevaban una vida diaria de alto alto standing, con la utilización de coches de alta gama y con pagos en zonas de ocio nocturno; de hecho, en una madrugada gastaron “en menos de 56 segundos” 1.360 euros, y en otras ocasiones llegaron a alquilar embarcaciones, motos acuáticas, y bien asistían a fiestas VIP.