JORNADA 1. Agosto cruza su ecuador, y la temporada 2024/2025 en Segunda división (la llamada LaLiga Hypermotion) echa a rodar, sin favoritos claros. Una categoría de plata tan igualada como eterna (42 jornadas, y la propina de las liguillas), a la que vuelve el Cádiz CF tras cuatro años en Primera, con la misión, teórica, de pelear el ascenso.
Para ello, tras el varapalo (esperable) del descenso, se confió a principios del verano en un ilusionante Paco López para el banquillo, aunque con el paso de la pretemporada, los contaditos refuerzos, lo visto en los bolos de preparación y las circunstancias externas (la muy preocupante fractura afición-directiva), nadie sabe muy bien las metas reales de los amarillos, que abrían la campaña en casa, en el todavía estadio Nuevo Mirandilla (con poca poca publicidad en las vallas… y la megafonía a tope), recibiendo a otro histórico, el Real Zaragoza.
De entrada, pocas caras novedosas en el primer once del curso. El técnico valenciano parece decantarse para la portería por José Antonio Caro, llegado para suplir la venta de Conan Ledesma y también le ha ganado el puesto a David Gil. En la defensa, Fali y Chust, con Matos e Iza de laterales. En el centro del campo, Álex Fernández (el capitán) hacía dupla con Moussa Diakité (rescatado del Mirandilla), con Sobrino y el recién renovado hasta 2028 Iván Alejo en los costados. Y arriba, Roger Martí y Chris Ramos. Finalmente, Ontiveros (con molestias desde el Trofeo), ni en el banquillo.
El árbitro ni había decretado el inicio, tras el emotivo minuto de silencio en memoria de los socios y cadistas fallecidos en el último año, y la grada (unas 17.000 personas, de ellos más de 200 zaragocistas, y Brigadas Amarillas sin el megáfono-tostón) estallaba al grito casi unánime de “¡Vizcaíno, dimisión!” (ya en la previa no faltó la protesta en los bajos de Tribuna). Breve cántico para estrenar la noche de levante soportable del viernes, con un prematuro susto de los maños, un disparo cruzado de Adrián Liso; que respondía minutos después Chris con un tímido cabeceo.
Los gaditanos intentaban llevar el peso del partido, sin mucho éxito, ante un rival compacto a la espera, y de efectivo juego directo. Y en el minuto 14, en una contra, Soberón marcaba un inesperado y doloroso 0-1. Pero además, el segundo pudo subir poco después, evitado primero por Caro y luego por Fali… Incomprensiblemente el Cádiz era por momentos un flan, azuzado por una afición desencantada que quería animar, y también pitar, ante la sensación de déjà vu.
Se acercaba el minuto 30 y Caro repelía otra ocasión clara de Liso. Los de Paco López trataban de serenarse (y no fallar más) y de irse arriba, pero la impotencia para generar y proponer (nada nuevo con respecto a la pasada liga) desesperaba a los propios jugadores y al público local. Mientras, el Zaragoza se dedicaba a perder tiempo y a aprovecharse de las lagunas atrás de los amarillos, y en el 42, con pasmosa facilidad, Mario Soberón hacía el 0-2. “¿Dónde están los millones, los millones dónde está?”, era la reacción de parte de la grada dirigiéndose al palco. Una aterradora primera mitad para ahondar en el abatimiento del cadismo…
NI OCAMPO SALVA EL DESCALABRO
Chust, Matos y Diakité se quedaban en la caseta tras el descanso y entraban Glauder, Zaldua y Alcaraz por parte del Cádiz, que debía espabilar y mejorar mucho su imagen en el segundo periodo para convencer a alguien de que con esta plantilla se puede competir en este duro curso por delante.
Rubén Alcaraz, con falta de ritmo, intentaba meterle algo de nervio a los suyos, pero entre las limitaciones propias y un Zaragoza buscando que se jugara lo menos posible, el tiempo pasaba y no sucedía nada relevante: el cambio del portero maño Femenías medio lesionado, el pitado-aplaudido relevo de Alejo por Brian Ocampo (en su primera acción desbordando ya hizo más que medio equipo…), y un lanzamiento de falta directa cerca del palo de Alcaraz en el 60.
La estrategia del Cádiz a estas alturas era, básicamente, buscar al uruguayo por la izquierda para que inventara alguna genialidad (cuando Ocampo esconde su pasotismo y quiere, es imparable), y en el 68 asistía al otro lado a Chris Ramos para que, con todo a favor, fallara. En la acción previa, Iza Carcelén lo intentaba en solitario y ponía en apuros a Poussin. Poco después, el meta suplente retenía con torpeza otra buena falta botada por Rubén Alcaraz.
Los aragoneses sufrían ante el salto de calidad que suponía en el mejorable verde Alcaraz y Ocampo, mas tomaban aire con esa “pausa para la hidratación” implantada por el futbol moderno, precisamente cuando más enchufado estaba los amarillos. Se reanudaba la partida, y el recién incorporado Ager Aketxe, con pasado cadista, remataba en el minuto 83 un contragolpe, subiendo al marcador un injusto tercer tanto.
La grada empezaba a huir del estadio, y los aficionados que se quedaban la tomaban ya de lleno con Vizcaíno-Contreras: “saca al Cádiz B… vete pa Sevilla, no te queremos… vende y vete ya, vende y vete ya…”. Entretanto, Sobrino se llevaba una sonora pitada al ser sustituido por Etta Eyong. Y el Real Zaragoza marcaba el cuarto en una acción de carambola de infantiles dentro del área cadista, gol anotado por un espabilado Luna.
“ESTO ES UNA CARRERA DE FONDO”
Lo importante no es cómo se empieza sino cómo se acaba. Pero este debut del Cádiz en Segunda es síntoma de que no ha cambiado nada en esa dinámica deportiva-institucional que lleva hundiendo al club gaditano desde la catastrófica pasada campaña. O antes.
“Somos profesionales, pero también somos seres humanos. No podemos entrar en ese círculo de negatividad que se palpa en el cadismo, en el ambiente”, apuntaba el técnico Paco López en la rueda de prensa postpartido, admitiendo que todavía “hay muchas cosas que mejorar, y cambiar muchísimas cosas. Queda un mundo, esto es una carrera de fondo, es fácil decirlo perdiendo pero lo hubiera dicho también con otro resultado a favor”.
El valenciano asume además que planteó mal este partido: “el primer responsable soy yo. El juego directo del Zaragoza nos ha sorprendido. En la primera mitad hemos estado muy desacertados. En la segunda parte hemos demostrado que las cosas se pueden hacer mejor, pero no hemos tenido puntería. Ahora somos los que somos. Y tenemos gente con talento para ofrecer más de lo visto en la primera mitad”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway