DÍA 1 (1ª CLASIFICATORIA)
“Al menos por un rato la gente se olvida de que tiene hambre”. Ahí llevas razón, Juan, aunque la sentencia no sea tuya; mientras estamos encerrados y embotados de Falla, tiñendo lo intrascendente (o no tanto) de trascendente (sin pasarse), nos olvidamos de la involución del mundo mundial, de tanto saborío y abrazafarolas nazi en twitti. Y hasta de que hemos enviado con un lacito al Colo-Colo chileno a Tomi Alarcón, uueee.
Alcanzamos ya este esperado 23 de enero por los más fatigas y jartibles, parece que ha escampado ahí fuera y ya calienta motores el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2025), en su versión de adultos, el segundo de la era Bruno y el primero post Miguel Ángel Fuertes y Eduardo Bablé.
¿Repasamos cifras? Repasamos cifras: hasta 34 funciones por delante (y 22 de ellas de preliminares, ná má), 133 agrupaciones listas a morir por Cádi, Martínez Ares con su batamanta en el sofá, ¡echa carbón!, y 14 toneladas de papelillos listas para adobar este casi mes y medio de coplas directas a la conciencia, dramas busca-aplausos, chistes de Arévalo, cuartetas olvidables y otras tarareables… hasta la finalísima del 28 de febrero, a desempolvar la blanquiverde, niña.
¿Novedades? ¿Eso qué es? Por aquí abajo por el foso de prensa han cambiado el tapete rojo del año catapún de la mesa por uno negro, pero por lo demás, casi las mismas caras y caretos, también la de este juntaletras acreditado para DIARIO Bahía de Cádiz, festejando sus 20 años dando coba, escribiendo de tresporcuatro siendo de letras mixtas, y funcionando en modo analógico, lanzando crónicas desafinadas sin bulla, y antifascistas. Y hasta sinsentido, como el juego del Cádi (Selu dixit). Y de pareja de mus, mi Juan. Qué le gusta un puchero, sin punteao, por favó, es más de fideos. Gordos.
¿Po no me acaban de desear “feliz Falla”? Quizá convenía más un “te acompaño en el sentimiento…”. Juan, ponte firme, que resuenan los timbrazos y el patiobutaca se pone pitoso; son las ocho y algo y se estrena la Mirian como presentadora de sala, dando la cara. De entrada, sentido minuto de silencio en recuerdo de Pascual Catrofe, jefe de tramoya fallecido el pasado verano. Y a esperar para bingo… unos veinte minutos de propina.
Vamos al lío ya, con la sensación de ‘día de la marmota’ empezando a brotar: Maripili, tira de la palanca y dispara el primer cronicón con la L puesta de esta vigésima temporada de Carnaval366Días colado dentro del teatro (o sea, nosotros, a cinco concursos del antifaz de oro, ejem). Y si alguien quiere colocar su anuncio de “vendo Opel Corsa”, este es su párrafo.
‘Los trastos’, metálica a pelú
Las 20.21 horas. Va telón, con ganas de juerga fallera ese público familiar (y en redes sociales, ya siendo trending topic). “La chatarra que tiraste, siempre, siempre, siempre será mi tesoro”, ajá. Saluda la comparsa local ‘Los trastos’, autodefinidos como “trasto pa to la vía”, de chinorris y ahora ya con canas ahí abajo, hechos de remiendos. Rebuscando y rebuscando en esa presentación con más potencia que transparencia. Ojo: son “el hijo de la reconversión obrera, conformao con la chatarra que le han dao siempre a esta tierra”. José Juan Pastrana pone la letra, y Pepito Martínez, la música, un caramelito. “Y Cádiz, llenita de trastos”, remata el primer pasodoble, un paseíto crítico con una ciudad que “por unos y por otros estamos como estamos…, Cádiz para el mundo menos para el gaditano”. Y primer dramón del curso para avanzar, líos entre hermanos y trastos a la cabeza en una familia que acaba en el tanatorio de la Zona Franca. Juan, ¡esa carita! Un cuplé bricomanía, y cambiando cromos de carnavaleros, salió el del Pellejo. Superado el trámite. “Y si no estás convencío, no te doy más la lata, ya no te doy más la lata”. Interpretación excesiva la de ese popurrí batiburrillo con oxido, es lo que tiene tanto metal luchao. “Pongamos que fue mi padreeeeee”. Es un poné.
‘Los cabecita loca’, Fe-li-pe
Entre emociones anda el juego, así como la peli ‘Del revés’ de Disney, pero la versión chonía. “Le ha dao un ataque de ansiedad… Ea, po eso…”. Presentación monótona la de ‘Los cabecita loca’, chirigota con trompa(zo) y todo, de Sanlúcar. José Manuel Contero y Pablo Leiva firman letra y música, respectivamente. “Como mi papá, yo soy chirigotera”, clama una pequeña en un pasodoble doméstico. Y al padre po se le cae todo. Lluvia y palazos en la segunda letra ahogada en la Dana que arrasó tierras valencianas, que se queja de los políticos, o argo: “esas manos llenas de barro, representan a España mucho más que ustedes”. Segundo cuplé a las estampas de carnavaleros, y van solo dos agrupaciones, Juan, “y ahora sueñan to las meonas con tener el cromo del Pellejo”. “Y si el primer día a ti te toca cantar, ansiedad, ansiedad”. Eso tiene un pase, vaaaale. ¡Qué bote la tristeza! Que bote Don Tico…, a pedir un abrazo. Afúuu. “Cádi es emochionante”, el popu no mucho.
‘Los hijos del cañaveral’, vivan las caenas
¡Qué caña! Una denuncia de la esclavitud en todas sus formas y formatos, las de ayer y las de hoy. Asín entra la comparsa algecireña ‘Los hijos del cañaveral’, “para seguir cantando por la libertad”. La letra la suscribe José Antonio López Molina, y la música, José Antonio López Rondón. Los temporeros explotados en los campos aparecen en el primer pasodoble, pero ¿y si fueran españoles? Y cañeros con la influencia de los influencers estos modennos, mientras los buenos maestros y profes pasan de moda. Cuplés de esos de túyajabe: ratas bienvenidas, ejem, y una vecina intolerante vegetariana, afú. “Y que me dieran permiso para cantarte, para cantarte por carnavales”. Popurrí sindicalista, bienintencionado y bien canturreado, peleando por romper las cadenas contemporáneas que atan por la necesidad, añadiendo una cuartera más que resultona: “la educación tiene la clave y la solución, solo seremos libres por medio de la educación”. Juan asiente, es mu educao el chavá.
‘Los turistas se la dan de artistas (los urbanitas)’, marchenización
La dicotomía campo-ciudad sobre la mesa, y sus tópicos (o ni eso), gracias a la chirigota sevillana de Marchena ‘Los turistas se la dan de artistas (los urbanitas)’. No hay mucho misterio en esa presentación, gente harta de asfalto se aventura en un entorno rústico, y los mosquitos son como drones. Ingenio al poder. Novatos con ganas de aprender carnavá, que “el premio es aquí cantar”, te rellena una primera letra nunca escuchada. Con respeto, Juan, con respeto. Y adaptación del “Adiós mi España querida” de Juanito Valderrama en el segundo pasodoble migratorio. Francisco Javier Márquez se adjudica la letra, y José María Rodríguez, la música. Suena todo como amateur. Cuplés anti-viñeros rebosantes de golpes innecesarios, una barbaridad, niña, y a la Ayuso “más de uno le daba”. “Y me he dao cuenta de pronto, que en los pueblos ya no hay tontos”. Ahhh. “Lo que pasa en el campo, se queda en el campo”, anota ese popu de fiesta escolar pese al “follaovejas”, bañada de papelillos y rematada con un tesquiero, “por febrero en carnavá”. Innovando, que es gerundio. El amor de la familia en el patiobutaca desborda el chimpón.
‘El corazón de Cádiz’, po po po pó
La clase obrera del carnaval enciende el horno, con interesantes hechuras, para recordar que “no hay latido más fuerte que el de una tierra que se une cuando ya no puede más… Cádiz, sólo puedes revivir, cuando llega febrero… Despierta y que empiece a fuego vivo la revolución, y lucha que otra no hay… pa que vuelva a palpitar el corazón de mi Cái”. Echa carbón, echa. Es el holaquéhay de la comparsa ‘El corazón de Cádiz’, de los hermanos Pastrana, Rafael María y Marcos. Metapasodoble para reivindicar las palpitaciones al tresporcuatro, de primeras. ¿Algún cardiólogo en la sala? Poropopópopó. Mucho más sustancioso el segundo, metacarnavalero, en defensa de las nuevas generaciones de copleros frente al derrotista que se ha quedado anclado en los grandes de anteayer: “siempre hay un idiota que disfruta tirando mierda, con los mayores hace tiempo perdió la guerra, que ahora dispara a los que vienen detrás… revienta una vez más, que el futuro no son ya, son el presente, son el presente”. Guasa con la napia del Andy de Andy&Lucas y el “a veces la miro y lloro y lloro”, en uno de los dos cupleses. “Todo me lo cura Cái cuando le canto por carnavales, por carnavales”, pal estribillo, que no falte. “Quien le hace daño a mi Cádi es que no tiene corazón”, subraya una de las cuartetas del popurrí medio combativo que se absorbe fácil aunque hay que tener cuidado con los trombos. El zombi de Juan se me puso meloso con el “y cuando llegue el final… qué bonita fue la vida, solo hizo falta vivirla”. Motivos te sobran “para volver a latir”, sentencia este corazón partío viñero tras sus ocho horas de peonada. Con buen regusto.
‘Cariño… qué pelusilla me tienes’, qué polvazo
“Yo de tu suelo soy la diosa… seguramente también me habrás visto en tu ombligo, y en el mojino”. Pisa ya las tablas el tapón enrroscao de la función, desde Camas, la chirigota ‘Cariño…qué pelusilla me tienes’, con José Enrique Solano como autor de la letra, y Sergio Caro de la música. Son pelusas de m, que sí, no le busques el triple sentido. De entrada, no se llevan bien con los políticos enchaquetaos, deseando “que entre una Dana en el Congreso y les llegue el agua al pescuezo”, y ahí aparecerán estas pelusas a hacerse la foto, con empatía. “Ahora me toca devolverte los recuerdos”, apostilla el otro pasodoble, con su ración de Alzheimer poco chirigotera, y encima con el tipo de pelusa con canguelo a la escoba. Alaska rima de aquella manera en un cuplé arrascao; el otro no es apto para alérgicos a la leche, paterna. “Porque del polvo venimos los dos”, en ese sucinto estribillo sin diferencias “entre tú y yo”. Alguna que otra pamplina y golpes del popurrí terminan conectando (la roomba), y levantando “un polverío” amplificado por las circunstancias. En el país de los ciegos, ya se sabe. “Mopea, Cádi, mopea”. “Que polvo eres, y en polvo te convertirás”, sentencia la cuarteta final. Juan, tú pasas el pronto y yo el paño.
Las 23.58 horas. Baja el telón. Ni medianoche, picha. Esto no es lo que era… Juan, ¿te acuerdas cuando salíamos de este submundo fallero tras una clasificatoria random cualquiera a las tres o cuatro de la madrugá? ¿El concurso se está acomodando? ¿El negocio-coplero debe extenderse todo lo posible y durar más de un mes para ser rentable? Es colocarte el pijama de pelito y ponerte intenso. Anda, desempolva el libro de frases célebres y desténsate: “Cada nuevo comienzo viene del final de otro comienzo”, dicen que dijo Séneca, romano cordobés. La rueda, gira y gira y gira… Dany Rodway
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