JORNADA 11. “El equipo no está en descenso, pero arrastra números de descenso”. Con esta advertencia del propio Sergio González desembocaba el Cádiz en el derbi andaluz con el Sevilla, en la noche del sábado, tras una racha pobre de puntos cosechados en las últimas jornadas (2 de 18 posibles) y sobre todo un preocupante rendimiento e imagen sobre el verde, con apenas ratos rescatables.
Así, tras la derrota del lunes en Mestalla, para el técnico amarillo se llegaba a este nuevo duelo tras hacer autocrítica: “hay que aprender, corregir, pero ya estamos con la confianza suficiente para hacer un gran partido ante un rival fuerte, nosotros también somos fuertes en casa. El equipo consigue los resultados desde el rendimiento colectivo”.
Y ese equipo inicial era el conformado por Conan, bajo palos; Fali y Javi Hernández de centrales, e Iza y Lucas Pires de laterales; Alcaraz y Kouamé, en el centro del campo, con Alejo y Machís en los extremos; y arriba, Roger Martí y el incombustible Chris Ramos.
Con un preámbulo de decibelios a tope y un inesperado mini-espectáculo (machista, afeado al instante entre otros por PSOE y Adelante Izquierda Gaditana desde las redes sociales) arrancaba el partido en el Nuevo Mirandilla, ante casi 18.900 personas (unas 300 de la afición hispalense; y Brigadas Amarillas sin olvidar mostrar su apoyo al pueblo palestino frente al genocidio israelí, sorteando la censura de LaLiga). El templo cadista convertido en festejo discotequero con la excusa del fútbol. Y tarjeta amarilla nada más rodar el balón para Sergio Ramos por agredir a Roger en zona de nadie, y por protestar desde el banquillo también se la llevaba José Mari.
Arranque calentito calentito, y con el estadio explotando, pero ya de alegría, en el minuto 7, con el gol de Chris Ramos en la primera llegada del Cádiz. Y en el 20, era Darwin Machís el que desaprovechaba una buena asistencia de Alejo desde la otra banda. La intensidad desbordaba por momentos el duelo entre gaditanos y sevillanos, junto a un árbitro de tarjeta fácil (sobre todo para sancionar a los de amarillo), mas el conjunto entrenado por Diego Alonso no terminaba de poner en aprietos a Ledesma.
Los de casa seguían muy metidos y auto-motivados por el buen inicio, y en el 28, el venezolano hacía el 2-0 sin mucha oposición; aunque pudo durar poco el alegrón. Dos minutos después marcaba Ramos en un córner, pero el tanto quedaba anulado por falta del mismo exmadridista sobre Fali.
En la siguiente acción de ataque sevillista, Suso cabeceaba fuera, por poco. El que no fallaba y acortaba distancias en el marcador era Lucas Ocampos en el 37. De ahí a final de la primera mitad, y un excesivo descuento de siete minutos, poco fútbol y mucho ruido. Y el colegiado Soto Grado mosqueando un poco más a la parroquia local.
EMPATE TRAS EL DESCANSO Y TODO ABIERTO
Pasado el ecuador, Sergio González meneaba ya el banquillo, incorporando a Meré y Sobrino por Fali y Machís. Y Lukebakio ponía a prueba a Ledesma nada más iniciarse este segundo periodo. El Sevilla mantenía la intensidad y las urgencias ante un Cádiz que no quería, ni debía, recular más de la cuenta. Y un jugadón de Chris Ramos a la contra en el 51 no lo sabía culminar Roger; en la misma acción, ni Kouamé ni el propio delantero gaditano pudieron tampoco batir a Nyland.
El choque había entrado en una fase sin dominador claro, sin embargo, sin avasallar ni mucho menos, los palanganas empataban en el minuto 60 con un gol de calidad de Rakitic. En la siguiente tenían los amarillos el tercero, pero Javi Hernández no llegaba a rematar en el área chica.
Con la igualada, el derbi se abría, y los dos bandos buscaban hacer el tercero, con sus armas, con sus limitaciones. Acercándose la media hora, Escalante relevaba en el centro del campo a un muy aplaudido Kouamé, y ya en la recta final, Álex Fernández entraba por Iván Alejo y Sergi Guardiola por Roger. El Cádiz se mostraba a estas alturas más ambicioso y jugón que el Sevilla, más pausado y confiando en que su calidad le volvería a sonreír.
En el momento que se decretaban los seis minutos de añadido, el meta argentino detenía un disparo de Óliver Torres. Y se acabó, no sucedió mucho más sobre el terreno de juego, con los dos conjuntos exprimidos. Un punto para cada vecino de la autopista y rostros de insatisfacción generalizada.
“Estamos rabiosos después de este gran partido. La primera media hora ha sido descomunal. Ha sido un partido en mayúsculas empañado por el resultado, porque hoy si algún equipo se merecía vencer, hemos sido nosotros. Es verdad que sumas un punto, pero la sensación es que hoy se nos han escapado vivos”, valoraba ya en rueda de prensa el entrenador del Cádiz, subrayando que “haciendo lo que hemos hecho hoy estaremos más cerca de la victoria. Una vez más, cuando podemos sacar la cabeza, esa bola extra no la estamos aprovechando, pero cuando el equipo tiene que apretar y correr, en la mayoría de veces responde”, sentenciaba. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway