JORNADA 22. Volver a empezar. El Cádiz afrontaba en la sobremesa del domingo su primer partido serio del nuevo año (tras el amistoso con los amigos del Sanluqueño), y primer envite de la segunda vuelta de la, hasta ahora, nefasta temporada 2024/2025 en la llamada LaLiga Hypermotion. Un duelo ante el Levante para comenzar la ¿remontada?, o al menos, acabar haciendo un papel digno en Segunda, tras el descenso de Primera. Se parte desde el borde del precipicio al pozo de Segunda B con 23 pobres puntitos…
Tras el parón navideño y en plena operación “dejen salir antes de entrar” (o lo que es lo mismo, el mercado invernal de fichajes para los amarillos, de momento con las altas de Recio y Climent, y la baja de Iván Alejo), el entrenador Gaizka Garitano admitía en la previa que “tenemos muchas ganas de jugar. Hemos tenido tiempo para coger conceptos, entrenar y seguir siendo competitivos. Tenemos que intentar ser un equipo bueno y que gane partidos. Ante el Levante, uno de los mejores de la categoría, es un partido vital”.
“Hay que mirar hacia adelante: ganar, ganar, ganar, competir y ganar”, ha insistido el técnico vasco, que dice ser optimista cien por cien de cara al segundo tramo del curso: “si no, no hubiera venido. Cogí al equipo en descenso pero confío en mi trabajo y en los jugadores que tenemos. Cuando te pones la camiseta del Cádiz CF se te exige ganar”.
Y su primer once del año, condicionado por la ausencia notable de Ontiveros por sanción, y Kouamé de nuevo “castigado” por indisciplina, lo conformaron: David Gil, en portería; Matos, Iza, Chust y Fali, en defensa; Rubén Alcaraz y Moussa Diakité en el centro del campo; y por delante, Ocampo y Sobrino en los extremos, Álex Fernández de media punta, y Carlos Fernández en la delantera.
Un cabeceo fácil a cámara lenta de Fali en un córner se convertía en el minuto 3 en el primer disparo a puerta de los locales, en un inicio de partido algo descontrolado, y unas 16.000 almas en las gradas del Nuevo Mirandilla.
El panorama fue aclarándose pronto: el Cádiz tenía más el balón (Brian apenas lo soltaba cuando llegaba a sus pies) y hacía como que quería atosigar a unos valencianos inoperantes que parecían cómodos esperando su contra. Y así ocurría en el 21, con un disparo al palo de Roger Brugué en una acción puntual del rival.
En la siguiente jugada, Álex marcaba el 1-0, pero la alegría duraba poco, ya que viendo los gestos del árbitro, era esperable que, tras esperar órdenes del dichoso VAR, lo anulara por supuesto fuera de juego. Y así fue.
Un primer tanto que se mereció el jugadón de fe, ímpetu e insistencia en el minuto 31, con Álex y Sobrino no dando la pelota por perdida cuando lo parecía, y Alcaraz disparando con intenciones, obligando a estirarse a Andrés Fernández. Seis después era Carlos Fernández el que ponía a prueba al meta granota.
Para que no pasara nada ya en las postrimerías del primer tiempo, los jugadores del Levante, con la connivencia del de negro, activaron el modo “muy frágil” y casi en cada soplido estaban en el suelo retorciéndose, desesperando a los gaditanos.
SIN GAS TRAS EL DESCANSO
El delantero sevillano comenzaba la segunda mitad rematando mal un buen centro de Matos desde la izquierda. Diez después era Alcaraz el que disparaba muy forzado asistido por Sobrino por la otra banda.
Dos destellos efímeros, ya que al partido le faltaba nervio y Garitano movía el banquillo pasado el 60, dando entrada a Chris Ramos por un Brian Ocampo sin inspiración y todavía más chupón de lo habitual. El equipo de Calero, sin prisas, se estaba haciendo con el control de la situación, y en el minuto 68 la estrellaban otra vez en el poste, de carambola, y el balón se paseaba por línea de gol.
Buscando un giro de la dinámica en los últimos veinte minutos, entraban al verde Escalante, De la Rosa y Borja Velázquez, y se retiraban Alcaraz, Sobrino y Carlos Fernández. Pero era complicado jugar a algo entre interrupciones y faltas y más faltas, la mayoría a favor del Levante. Y en el 86, en una pugna cerca del área visitante, el colegiado expulsaba sorpresivamente a José Joaquín Matos por doble amarilla. Climent debutaba en ese momento como cadista en lugar de un aplaudido Álex Fernández, y en los cinco de añadido estuvo algo más cerca el 0-1 que el 1-0, pero tampoco demasiado.
Mejor el juego, la solidez y la actitud de los amarillos que el punto, raquítico siempre cuando hay urgencias por escapar de abajo. Y mientras la grada se despoblaba, comenzaba el inquietante merodeo de gaviotas amenazantes sobre el estadio…
“En cuatro partidos no hemos encajado ningún gol de jugada, sólo dos de penalti. El equipo está trabajando bien y jugando bien. En el primer tiempo hemos movido bien el balón, pero nos falta algo más arriba. Los jugadores de arriba han trabajado bien, pero nos falta algo más en el uno contra uno, en el último pase… El fútbol se decide en el último cuarto del campo y ahí nos faltan cosas”, confesaba Garitano en el postpartido, reclamando refuerzos indirectamente. “En algunas cosas estamos progresando y en otras tenemos que mejorar, como la faceta goleadora y el último tercio del campo”, insistía. DIARIO Bahía de Cádiz