El Osasuna se vuelve a Pamplona con unos tres puntos que el Cádiz ansioso no supo ganar, aunque desde el inicio los buscó, y gozó de ocasiones, falladas. En la segunda mitad, los rojillos se abrieron un poco y se encontraron con el 0-1. De ahí al final, los amarillos sólo mostraron mucha impotencia.
JORNADA 31. Tras su reciente sufrido empate muy a lo justo en el campo del más que necesitado Espanyol, el Cádiz optimista recibía en la tarde de este martes a un Osasuna finalista de Copa y asentando en zona tranquila de la clasificación; y en el mismo Nuevo Mirandilla se medirá el domingo a otro rival que trata de escapar de abajo, el Valencia. Una intensa semana de tres embites para ir tomando posiciones de cara a la recta final de LaLiga.
“Nos enfrentamos a un grandísimo equipo, muy fuerte, muy contundente, muy regular Nos va a exigir una gran versión a todos los niveles. Daremos un plus en casa, con nuestra gente”, recalcaba en la previa del encuentro Sergio González, que recurría de inicio a un once muy parecido al de la última jornada, con las únicas novedades de Víctor Chust por el lesionado Fali en el centro de la defensa, y Roger Martí en la delantera junto al gaditano Chris Ramos, que se ha ganado su sitio en el campo a base de pundonor.
Con unas 18.000 personas en la grada (en día laborable), comenzaba el partido con Chimy Ávila, el hombre más peligroso de los navarros, resintiéndose de su lesión y cayéndose de un equipo titular rojillo con un puñadito de no habituales. Y en el minuto 4, los amarillos gozaban de su primera ocasión de peligro, un centro de Iza desde la derecha, no llegaba Ramos con su acrobática chilena, y Sobrino recogía el balón para estrellarlo en el cuerpo de Aitor.
Los locales se veían cómodos llevando la iniciativa, mientras el Osasuna, contundente, no mostraba mucho interés en jugar, y esperaba agazapado alguna contra. Luis Hernández cabeceaba por encima del larguero, y poco más realmente peligroso se vio en el primer tramo: aunque el Cádiz mandaba buscando ocasiones, los de Arrasate tapaban bien cada hueco. El siguiente acercamiento, un tímido cabezazo de Chust, no llegaría ya hasta el 25.
Y no se había cumplido la media hora y el mismo Víctor Chust se tiraba al suelo dolorido del muslo, y tenía que ser sustituido por Momo Mbaye. Vaya mala pata tiene el valenciano, y el Cádiz con las lesiones (Brian Ocampo, Escalante, Meré, Fali…). Para compensar el disgusto, ya reanudado el juego, Roger Martí casi marcaba el 1-0 en una acción individual.
En el 37, con el partido ya más desordenado y abierto, los de Pamplona generaban su primera ocasión, un remate de cabeza de Unai García que atrapaba casi decidido Conan. Aunque los amarillos insistían, y antes del descanso ponían en aprietos al rival en varias acciones embarulladas, levantando los uyyy de la grada, como un último disparo de Chris Ramos desviado. Y a las duchas con sensación de ir ganando por poco a los puntos pese a no moverse el marcador.
SEGUNDA MITAD SIN RUMBO DEFINIDO
Nuevo contratiempo. Ni un minuto se había cumplido de la segunda mitad y otro lesionado en el bando de casa: Roger Martí se retiraba cojeando, y compungido, y entraba en su lugar Sergi Guardiola, que en su primer balón gozaba de una interesante ocasión, invalidada por fuera de juego. Para más inri, en el 50 Conan Ledesma salvaba el 0-1 en una estirada a la escuadra y se hacía daño en la espalda. El Nuevo Mirandilla ya se temió lo peor…
El Osasuna trababa de aprovecharse de un Cádiz más acelerado y dubitativo. El argentino, de nuevo, en el 57 salía del área con los pies cuando se iba colando un jugador navarro solo, y en su despeje, los gaditanos fabricaban una contra que no pudo/supo culminar Guardiola.
Se empezaba a respirar ambiente de exasperación. Y en el 63, Rubén García machacaba al cadismo, adelantando a los rojillos desde fuera del área; con cierto suspense, ya que el árbitro se llevó unos minutos esperando órdenes desde el VAR. Pero no lo anuló.
Sergio González confiaba en la reacción moviendo el banquillo, y entraban de una tacada Álex, Alejo y Negredo por San Emeterio Sobrino y Bongonda. El Cádiz se iba arriba, y los de Arrasate reculaban, y Guardiola, Iván Alejo, Álex Fernández y Rubén Alcaraz tenían sus ocasiones antes de entrarse en los últimos diez minutos reglamentarios. Para esa recta final, el Osasuna metía en el campo a Aridane, aplaudido por el que fue su estadio, agradecido.
Los navarros se quedaban con diez por roja directa a Abde, recién incorporado, por una patada sin balón a Iza. Y el Nuevo Mirandilla metía presión. El Cádiz persistía aunque cada vez más agotado, sin morder, a base de centros que no llegaban a casi nada.
Se decretaban ocho de tiempo extra, y Conan Ledesma, superlativo, evitaba el segundo tanto rival en un contragolpe. Los de casa eran más corazón que cabeza (hasta el argentino subía a rematar los saques de esquina) ante un Osasuna en modo Cervera, y un desenlace de impotencia más desesperante que a la desesperada.
Tres puntos que se escapan de la Tacita en un momento delicado de la temporada. El cadismo no se esperaba esta derrota, que convierte el próximo partido ante el Valencia, también en casa, en más final de lo que ya era.
“No hemos sido capacidades de tener el aplomo que hemos tenido otras veces. En errores groseros nos meten el gol y después nos hemos precipitado mucho. Hemos perdido el colchón, tenemos que resetear la mente y hacer autocrítica. Toca preparar el partido del domingo. Necesitamos a la gente para ir a por un partido crucial”, subrayaba el técnico cadista en su rueda de prensa post-partido, lamentando que “el equipo ha salido responsabilizado de más y no hemos estado fluidos, y pese a ello hemos generado ocasiones”. DIARIO Bahía de Cádiz