JORNADA 7. Con menos de tres días de descanso y preparación, tras el notable partido en casa ante el Barça de la noche del jueves, el Cádiz se presentaba en la tarde del domingo en el Estadio de Vallecas. Duelo de equipos hermanos entre un Rayo recién ascendido que más allá de los líos institucionales se está convirtiendo en una de las sorpresas de LaLiga, y un conjunto gaditano más cerca de sus mejores sensaciones en las últimas jornadas.
Álvaro Cervera recurría a las rotaciones en el once, con la significativa ausencia entre los convocados de Álex Fernández (“no está para estar entre los veinticuatro”, reconocía el técnico tras el duelo). Ledesma, en portería; Akapo, Pacha Espino, Haroyan y Juan Cala, en defensa; Jonsson, Alarcón y el juvenil Bastida, en el centro del campo; y como hombres más adelantados, Arzamendia, Salvi y Andone.
La partida comenzaba igualada, con intentonas en ambos lados, pero se desnivelaba pronto en una buena jugada rayista por la derecha, antes del minuto 9: el excadista Álvaro García aprovechaba para meter la pierna y hacer el primero entre el desconcierto de la defensa. El utrerano no lo celebró.
La tarde se ponía cuesta arriba para los gaditanos, que al menos no se arrugaban. Y al borde del 24 empataban con suspense, tras varios minutos de intervención del VAR. Marcaba Haroyan sacando petróleo de la prolongación de Jonsson en una falta lejana ejecutada por Tomi Alarcón, aunque en principio el árbitro vio fuera de juego. Tuvo que retractarse.
Con el 1-1, el ritmo acelerado continuaba marcando el partido, sin dominador claro ni verdaderas ocasiones, aunque los madrileños parecían acercarse con algo más de peligro, como el cabezazo de Isi en la recta final del primer tiempo, asistido por Alvarito. La acción era un aviso: en la siguiente, en el minuto 43, en una jugada muy parecida a la del primer tanto local, Radamel Falcao acertaba en el primer palo y metía el segundo, sin desperdiciar el centro raso de Balliu, que se fue del paraguayo como quiso.
Sobrino y Álvaro Jiménez por Jonsson y Arzamendia, entraban en el descanso en el bando amarillo. Una segunda mitad en la que el Rayo Vallecano se plantaba con mucha mejor cara, haciendo trabajar a Conan Ledesma, que en menos de un cuarto de hora abortaba con sus intervenciones hasta en tres ocasiones la sentencia, salvando los remates de cabeza de Isi y de Falcao.
Pasada esa primera fase de superioridad local clara (remataban cada acción casi sin oposición), y de tostada visitante, Cervera volvía a mover el banquillo dando un mensaje claro: hacer algo más ofensivamente (o al menos, algo), para tratar de empatar el marcador, y Choco y Negredo entraban por Bastida y Andone. Y en el 75, antes de que Alberto Perea saliera por Akapo, Espino la mandaba al palo en una jugada en la que le llegaba la pelota casi de rebote.
Con los cambios, otra actitud arriba y los de Iraola más temerosos, o llegaba la igualada en algún arreón puntual, o te terminaba marcando el tercero el Rayo a la contra… Y en el 87, en una perdida de balón en el centro del campo y una genialidad de Isi Palazón, subía ese 3-1. En el descuento de siete minutos, con los de amarillo rotos y desordenados, pudo llegar hasta el cuarto, con Santi Comesaña estrellándola en la madera.
Álvaro Cervera comparecía tras el choque enfadado asumiendo que “hoy no hemos estado bien ninguno, el primero yo”. “Han sido mejores que nosotros, han tirado más, han defendido mejor, y nos han ganado. Estoy resignado, muy disgustado por las facilidades que hemos ofrecido en defensa. Nosotros no somos un equipo de que si nos tiran y tiramos, vamos a ganar”, insistía. DIARIO Bahía de Cádiz