La empresa municipal Aguas de Cádiz ha iniciado una nueva campaña para intensificar la detección de fugas a través de un sistema de gestión y localización de pérdidas en las redes de distribución de agua potable.
El objetivo es determinar, de manera precisa, los lugares exactos de los diferentes sectores en los que se divide la red en los que podría haber una pérdida de agua una vez que el sistema de telecontrol que tiene la empresa haya advertido sobre una subida injustificada de los caudales mínimo nocturnos.
Para ello se utilizan equipos de electro-escucha que localizan las posibles averías en las zonas en las que se haya detectado que el consumo de agua no baja durante la noche, como es lo habitual, lo que indicaría una fuga en la red. Una vez detectada la avería que provoca la fuga se procede a su reparación.
En esta fase de la campaña, que durará varias semanas, se trabajará en aproximadamente la mitad de los 190 kilómetros que mide la red de abastecimiento de agua potable de la capital. Entre los sectores que se estudiarán están las zonas de La Viña, el Falla, la Catedral, San Juan de Dios, La Alameda, La Paz, San José o Bahía Blanca.
En una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, la concejala y presidenta de Aguas de Cádiz, Ana Fernández, apunta que el control de fugas es “una herramienta clave para mejorar el rendimiento de la red de abastecimiento, optimizar las actuaciones de explotación y realizar los estudios necesarios para la mejora de la red”. “Se trata de otra muestra más del buen trabajo que se está haciendo en Aguas de Cádiz para mejorar un servicio esencial y vital para la ciudad”, ha destacado.
Reducir las pérdidas en la red no solo es uno de los objetivos permanentes de la empresa municipal, sino que también ha sido uno de los asuntos tratados en la reciente jornada de participación ciudadana organizada por Aguas de Cádiz para debatir sobre el plan local de gestión de riesgo por sequía.
LA BÚSQUEDA DE FUGAS TAMBIÉN ES CONTINUA
El procedimiento consiste en monitorizar sectores concretos de la red durante un tiempo para detectar el lugar en el que se produce cualquier vibración durante la noche. Para ello, previamente, los trabajos se centran en conocer el estado actual de la red con la recopilación de toda la información posible: planos, puntos de alimentación, mapa de presiones, datos de facturación anual de los abonados, número de acometidas, etc. El sistema almacena los datos de las 40 últimas noches y se vuelcan en un programa de análisis.
Además, la búsqueda de fugas se realiza tanto de manera sistemática para mejorar el rendimiento de la red, como con carácter de urgencia para localizar averías concretas o aumentos de consumos en un sector determinado.
Paralelamente, se revisa la red para detectar anomalías, imperfecciones, necesidades de mantenimiento, búsquedas de fraudes, etc. y se hace un estudio de cada sector para optimizar y conseguir unas ratios acordes con los kilómetros y abonados.