Tras una larga y compleja tramitación previa, hace dos veranos la Zona Franca de Cádiz ponía la simbólica primera piedra de uno de sus proyectos más emblemáticos de los últimos tiempos: la construcción en el polígono exterior (en la parcela de la antigua Ibérica Aga) del edificio de Zona Base, que alojará en su día de forma definitiva la mimada incubadora de economía azul Incubazul.
Se trata del singular edificio de contenedores marítimos reciclados, proyectado por el estudio Carquero Arquitectura; una actuación (costeada principalmente con fondos europeos) adjudicada a la empresa Díaz Cubero, por cerca de 2,8 millones de euros y un plazo de ejecución de 14 meses.
Un año después, en julio de 2023, se informaba de que se encaraba ya “los últimos meses de la obra” en los que se acometerían las instalaciones y acabados, la carpintería metálica, de vidrio y los revestimientos, estando prevista la finalización “para el otoño”. Pero pasó ese otoño, y el invierno, y la primavera… y se confirmó que Díaz Cubero había abandonado los trabajos “debido a su comprometida situación financiera”.
A partir de ahí, la Zona Franca se vio obligada a iniciar el expediente de resolución del contrato con esta constructora con sede en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra (que también ha dejado a medias en la Bahía una obra notable como la del Museo del Flamenco de Andalucía en Jerez, promovida por la Junta).
Y es ahora cuando el Comité Ejecutivo del Consorcio ha aprobado la licitación de los trabajos pendientes para la finalización de una vez del edificio. Una operación presupuestada en hasta 996.000 euros; al tiempo que se licita también el remate de la obra de las redes de saneamiento, por unos 690.000 euros. En ambos casos, el plazo máximo de ejecución es de cuatro meses.
“UN ICONO DE LA INDUSTRIA SOSTENIBLE”
Este edificio de contenedores marítimos, actualmente al 85% de ejecución, está proyectado con una superficie total construida de 1.951 metros cuadrados y 1.415 m2 de terrazas y espacios libres distribuidos en tres plantas en altura, además de la planta baja. A su vez, los trabajos en las redes de saneamiento están actualmente al 70% de ejecución.
Este futuro epicentro de Zona Base quiere ser “un centro de referencia de la economía circular local, un icono de la industria sostenible que se proyectará desde el polígono exterior al resto de la ciudad”, con una arquitectura singular en la que se le da una segunda vida a los contenedores usados en el transporte marítimo, que suelen tener una vida útil de 10-15 años.
Todas las plantas tendrán terrazas y espacios libres y en la baja se incluye coworking, salas de formación, cafetería y aparcamiento de bicicletas, además de un aparcamiento en superficie en la misma parcela. En la planta primera se han previsto siete oficinas y 13 en la segunda. La planta tercera se plantea con espacios para gestión, salas de reunión, dotacional y laboratorio tecnológico.