JORNADA 8. Ipurua abría en la noche del viernes la jornada en Primera con un duelo de equipos incómodos, parecidos en sus planteamientos, y que a priori lucharán por abajo en la tabla. La SD Éibar recibía la visita de un Cádiz con pretensiones de mantener su inmaculada racha a domicilio. Y lo logró…
“El principal problema que podemos tener es el exceso de tranquilidad y euforia por haber conseguido buenos resultados y estar en zona tranquila”. Era el aviso de Álvaro Cervera en la previa de un choque para el que, de inicio, volvía a sacar al once de las dos últimas citas: Ledesma, en portería; Akapo, Pacha Espino, Fali y Cala, en defensa; Jonsson y José Mari, en el centro del campo; y arriba, Salvi y Alex Fernández tirados a las bandas y Choco Lozano y Negredo en la delantera.
No mostraron su mejor cara los de amarillo en gran parte de la primera mitad, muy atrás, ante un conjunto de Mendilibar con mucho balón (más del 70% de posesión) y soltura. Pero el fútbol (este nuevo fútbol-negocio sin público también) a veces es imprevisible: en dos zarpazos y cuando peor lo pasaba, el Cádiz se ponía 0-2 en el marcador.
En el minuto 35 marcaba Álvaro Negredo de cabeza en una jugada rápida precedida de una perdida de Diop (y posible falta) en el centro del campo. Y en el 39, en otro robo de pelota en la media, Salvi Sánchez se marcaba un carrerón (ya avisó un rato antes) y pese a que venía acompañado por dos compañeros más en la contra, decidía probar, y acertaba haciendo el segundo. Efectividad total y cierta fortuna, ya que Ledesma se tenía que emplear en alguna ocasión de los vascos antes, e incluso ya con el resultado a favor, Espino sacaba un remate de Kike García casi bajo palos.
Y nada más reiniciarse el encuentro tras el descanso, a punto estuvo de subir el tercero, pero el gol de Choco se anulaba por claro fuera de juego. El conjunto armero tenía que atacar ya con descaro (con un Bryan Gil muy activo), aunque parecía menos eléctrico que antes del ecuador; y los gaditanos, defendiendo y sin sufrir excesivamente, se sentían en su salsa con más espacios en campo contrario para sorprender y tratar de rematar la faena.
En el 60 comenzaba a mover el banquillo Cervera, y Alejo reemplazaba a Salvi. En la siguiente, el roteño José Mari probaba desde fuera con un buen disparo que repelía Dmitrovic. Y diez minutos después. Malbasic entraba por Choco. Sobre el verde (cayendo la niebla), el Éibar continuaba insistiendo aunque cada vez creyéndoselo menos ante un Cádiz asentado e impenetrable; casi: en el minuto 77 un centro de Pozo que se envenenaba tras tocar en Espino y Ledesma tenía que estar atento.
Para los últimos diez minutos reglamentarios, se refrescaba el equipo con Garrido, Augusto y Bodiger, por José Mari, Jonsson y Negredo. Pero más allá de alocarse algo la partida, no hubo movimientos en el marcador, y se confirmó la cuarta victoria consecutiva de los amarillos lejos de Carranza, y sin recibir ni un tanto.
Con 14 puntos en ocho jornadas, el Cádiz desde el trabajo y la pelea, la solidaridad y la humildad duerme colíder de Primera división junto a la Real Sociedad, antes de jugarse el resto de partidos. “Hay que disfrutar el momento”, sentenciaba el técnico tras el choque, dejando claro que “a otra cosa no podemos ni sabemos jugar”. La permanencia está un poquito más cerca. DIARIO Bahía de Cádiz
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