A pocos equipos como al líder de la Liga Smartbank les puede ser más beneficioso reanudar la competición, una vez superado el estado de alarma por la crisis sanitaria del coronavirus. El Cádiz CF es el primero de la tabla y lleva toda la temporada ahí arriba. El sueño del ascenso pocas veces ha estado tan cerca.
Ya comienzan a moverse los protocolos necesarios para un posible comienzo de la competición, todavía muy incierto. Incluso grandes sectores relacionados con el deporte empiezan a mover ficha, como se puede observar al utilizar recursos como el código para sportium.
En principio, según lo acordado por los máximos mandatarios del fútbol profesional español, el 28 de abril era la fecha para realizar las pruebas médicas estipuladas. Todo ello con la idea de reiniciar los entrenamientos para el 4 de mayo. Reunidas las partes interesadas y cuerpo técnico del Cádiz se establecieron las premisas y directrices para desarrollar este primer paso del protocolo con toda la seguridad y eficiencia posible. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad ha aplazado esos tests, y parece que no se volverá a tocar el balón hasta al menos el 11 de mayo.
Además, no es una cosa fácil. La voz más discordante ha sido la del jugador Fali que estos días en diferentes medios nacionales ha mostrado su negativa a competir hasta que no se garantizará su seguridad. De hecho, ha llegado a afirmar que dejaría el fútbol si le obligan a comenzar las sesiones del protocolo sin que exista una vacuna.
Realmente Fali no está solo en esta idea, son muchas las corrientes de opinión que declaran la insensatez y el elitista uso de los test para los jugadores de fútbol.
Al conjunto capitalino le conviene que la situación se normalice, con una posición privilegiada es un acicate más para poder terminar la competición y conseguir el ansiado ascenso a la Primera división.
Una suspensión de la temporada sería un jarro de agua fría para equipo y aficionados. Otro tema a tocar es ¿qué pasa con la afición amarilla?
El corazón y alma del equipo lo sustenta una afición comprometida y leal como la del equipo. No contar con sus aficionados en la grada del Ramón de Carranza puede ser un hándicap muy difícil de superar. A diferencia de otros equipos, el Cádiz mantiene una relación indivisible con el equipo, siendo importante para victorias en el último minuto como para tronar en cualquier jugada del equipo.
No hay duda que va ser algo difícil de superar pero seguramente que una afición tan innovadora y ocurrente como la cadista se le ocurre la mejor manera de animar a su equipo.
Este año ha de ser el del ascenso del Cádiz y se deberán poner de acuerdo todas las partes implicadas para obtener el objetivo deseado y compartido por todos.
De momento, esto es solo el inicio. Una vez que los entrenamientos comiencen a ser rutinarios y normales, en unas semanas (salvo imprevistos), será el momento de pensar en la vuelta a la competición.