CRÓNICA J-3. Tarde de sábado, y de levante, para dar la bienvenida a septiembre y acoger el Cádiz-Oviedo de la tercera jornada. Un choque en un Ramón de Carranza de estreno, con el césped renovado, a priori toda una alfombra; y con el mercado de fichajes recién cerrado, con tres últimas incorporaciones por parte amarilla: el delantero Dejan Lekic, el centrocampista Edu Ramos y el extremo zurdo Jairo Izquierdo. Se completa así la plantilla, al menos hasta invierno, y Álvaro Cervera prefiere no pronunciarse sobre si es mejor o no respecto a la que ha entrenado en las dos campañas precedentes: “me puedo meter en un lío diga lo que diga”.
Con el objetivo de mantener una buena dinámica en este inicio de la LaLiga 123, el once titular de los de casa fue el más esperable, ante la baja por sanción de Kecojevic: Cifuentes, bajo palos; Rober Correa, Matos, Servando y Marcos Mauro, en defensa; Álex, José Mari en la media con Aketxe más adelantado; Manu Vallejo y Salvi en las bandas y Mario Barco, arriba. Y en las gradas, unas 14.000 personas, sumando el centenar de la afición carbayona.
Desde el saque de centro, los hombres de Anquela mostraron tener más armas para dominar y llegar arriba frente a un Cádiz algo fallón aunque voluntarioso. Y de hecho, la única ocasión de verdadero peligro de todo este periodo, por momentos un tostón, la firmaba rozando el primer cuarto de hora Álex Fernández, disparando de lejos, ayudándose además del viento, pero Herrero la desviaba a córner.
Con el paso del los minutos, los de casa fueron ganando presencia y acumulando tímidos acercamientos, y el Real Oviedo, con aparente peligro arriba mas sin inquietar apenas a Cifu, era el que dudaba.
Más entonado salieron los de Cervera tras el descanso, y pronto Barco, peleón, dejaba su sitio en la delantera a Carrillo. En el 65, Aketxe mandaba alta una falta directa, lo más peligroso por el momento en un segundo tiempo de color amarillo, sin contar con la posterior chilena del murciano, sin consecuencias. Un acercamiento de Joselu, como respuesta, sin problemas para el meta albaceteño, recordaba que el Oviedo también estaba sobre el verde.
Agra relevaba a Salvi por la derecha, y el juego parecía pausarse, cuando Manu Vallejo caía dentro del área en una acción aislada y el árbitro ni se lo pensaba, pitaba penalti y en el 75, Álex no fallaba desde los once metros. Un 1-0, a balón parado, que hacía justicia al mayor ímpetu de los locales durante gran parte del encuentro.
En la recta final, con los azulinos tratando de dar un paso adelante, sin demasiada convicción, Vallejo recibía una ovación al ser sustituido por Perea. Y se llegaba al descuento de cinco minutos, con la situación bastante controlada… hasta que la tensión final y una serie de rechaces y errores en el último suspiro, daban el empate al Oviedo, con un tanto en propia puerta del mismo Álex Fernández. Y Carranza pasó de la fiesta al bajón.
Un punto que sabe a poco, tras tener los tres tan cerca y haberlos peleado más que el rival. De lo que no hay dudas es de que este Cádiz se siente consolidado en esta Segunda y se intuye tan competitivo, con sus defectos y aciertos, que el de temporadas pasadas. DIARIO Bahía de Cádiz