CRÓNICA J-5. El Cádiz, que defendía este domingo en el Carlos Tartiere su anecdótico liderato en Segunda división, logrado tras un inicio liguero ilusionante (tres victorias y un empate), sumó su primera derrota de la temporada ante un Oviedo, quizá, más ambicioso y motivado. Un 1-0 que no debe preocupar a nadie, pero que evidencia que este equipo no es imbatible, y que esta categoría -¿se nos había olvidado?- es y sigue siendo igualada, larguísima y complicada, aunque los buenos resultados ya estaban cegando a alguno.
Los de Cervera se plantaban en Asturias pensando en otra exigente semana con tres compromisos (además de este, el miércoles pisa el Carranza el Osasuna, en Copa; y el domingo, el Numancia) y con un equipo lastrado por las bajas médicas (Marcos Mauro, Lucas Bijker, Sankaré, Alberto Perea, José Mari, Rubén Cruz, Álvaro García y Dani Romera), más allá de una extraña decisión técnica: el delantero Dani Barral, disponible, se quedó en el banquillo, y la razón ofrecida por el entrenador tras el choque deja lugar a todo tipo de interpretaciones: “sabemos por qué no ha jugado y él también sabe por qué no ha jugado. No es algo que haya que hacer público”.
Así, el once titular estuvo formado por: Cifuentes bajo palos; Carpio, Brian, Servando y Kecojevic, en defensa; Abdullah y Garrido en el centro del campo, junto a Aítor y Nico de extremos; y Salvi y Carrillo, arriba.
Los gaditanos saltaron al terreno tratando de controlar el partido, pero el Real Oviedo ya asustaba en el minuto 7, con un tiro de Christian Fernández que repelió Cifuentes; y al cuarto de hora con un lanzamiento de Saúl pegado al poste. Poco a poco, fueron los de casa los que se hacían con la pelota, y aunque no terminaban de llegar con excesivo peligro, sí se veían superiores. Sin duda, el empate a cero no estaba siendo un mal resultado para el eventual líder, visto lo visto.
Tras el descanso, los hombres de Anquela mantuvieron su presión, buscando el primero, aunque al menos el Cádiz también gozó de alguna oportunidad, como un tiro a las nubes de Carrillo a centro de Salvi y un disparo frontal de Aitor. Pero en el minuto 64 se rompió el muro amarillo: Saúl Berjón, con un pase enorme, dejó a Toché completamente solo entrando en el área, y fusiló a Alberto Cifuentes.
Los cambios que fue introduciendo Cervera, metiendo en el campo a Moha, Álex y haciendo debutar al delantero canterano David Toro, no supusieron un revulsivo en este tramo final. Sí, los visitantes daban un tímido pasito adelante, pero el Oviedo se mostraba más cómodo todavía. El empate estuvo cerca ya en el tiempo extra, en una falta botada por Salvi Sánchez que se marchó pegada al palo. Y a pensar ya en el Numancia, con el permiso del Osasuna en la tercera ronda de la Copa del Rey, y a recuperar lesionados. Y sobre todo, a estas alturas, no caer en el derrotismo. DIARIO Bahía de Cádiz