El trofeo de los trofeos, el Ramón de Carranza, seguramente el único que persiste como cuadrangular en España, cumple 63 ediciones este verano –sin el acompañamiento de las ¿tradicionales? barbacoas en la playa, después de haber degenerado desde hace años en mero macrobotellón-, y en el cartel, muy ‘amarillo’, tres primeras y, como no, el equipo anfitrión que a punto estuvo de colarse en la elite la pasada campaña, la del deseado regreso a Segunda.
Precisamente las ganas que hay de disfrutar tanto como en la 2016/2017 con el Cádiz CF –que no esconde que la modestia y el objetivo vuelve a ser amarrar la permanencia-, y la acertada medida regalar el acceso libre a los abonados, lograron un ambiente y una entrada en el estadio gaditano que no se recordaban en este torneo estival –y quizá en ninguno de los que todavía persisten en el país-, con cerca de 14.000 personas en las gradas, en una tarde de calor soportable y levante moderado, la de la primera semifinal entre el conjunto de Álvaro Cervera y la UD Las Palmas, que debuta en el veterano torneo. Para la noche, quedaría la otra ‘semi’, entre Málaga y Villarreal, de cara a decidir los finalistas del sábado.
En este partido, casi la puesta de largo del ‘nuevo’ Cádiz ante los suyos a una semana del comienzo de la liga, tras una pretemporada regular –sumando el conflicto interno abierto entre Pina y Vizcaíno- con la incorporación de momento de una decena de jugadores, el primer once que pisaba el muy mejorable césped de Carranza estuvo conformado por: David Gil bajo palos; Carpio, Lucas Bijker, Servando y Marcos Mauro en defensa; Garrido y Abdullah en el centro del campo; Rubén Cruz, Moha y Álvaro arriba y Romera en la delantera.
No faltó en los prolegómenos y descansos los animosos sones de una banda de música, en este caso de Conil, como antaño; ni un recuerdo al recientemente fallecido Ángel Nieto, antes del pitido inicial de un choque que los de casa se tomaron con ímpetu en los primeros minutos, en los que generaron varias ocasiones. Aunque poco a poco, el conjunto de Manolo Márquez fue tomando las riendas y aunque sin hacer apenas daño, en la primera que tuvo, subía el 0-1: en el minuto 26, un centro lateral lo remata sin oposición Calleri.
Tras unos minutos para beber agua pasada la media hora –pese a que el calor no era excesivo-, los canarios continuaban sin avasallar, y los de Cervera, serios, trataban de acercarse con velocidad. Así llegaría en el 40 la bonita chilena de Dani Romera, sin frutos. Y a las duchas.
Sin intensidad se reiniciaba la partida –salvo un centro con veneno de Alvarito al que Moha no llegaba por nada-, para que quedara claro que todavía andamos en pretemporada, con el balón yendo y viniendo sin criterio alguno, y el árbitro parando el juego, a base de pitar faltas a favor de los visitantes. En el 56, el meta cadista detenía una peligrosa internada de Hernán Toledo, jugada previa al triple cambio en el bando local: Roberto Correa, Mikel Villanueva e Imaz sustituían a Carpio, Servando y Romera.
El Cádiz –y la afición- se fue animando gracias a las veloces internadas de Álvaro por la izquierda, y al disparo colocado en el 65 de Abdullah, que hacía lucirse al portero insular. En la siguiente era el catalán Moha el que a punto estaba de empujar en el área chica un centro por la derecha de Imaz. Y de nuevo, un mini-descanso de refresco, cuando se vivían los mejores minutos amarillos. Se aprovechaba para otro triple cambio: José Mari, Álex y Aitor entraban por Garrido, Moha y Abdullah.
Continuaron los de casa presionando y metiendo cada vez más en su campo al Las Palmas –José Mari casi se inventa un gol olímpico-, que se conformaba desde hace tiempo con conservar esa renta mínima sin arriesgar. A escasos minutos del tiempo reglamentario, Aitor probaba desde lejos e Imaz remataba pegado al palo, buscando la igualada en el marcador que hubiera sido de justicia, por los méritos ofrecidos por unos y otros.
Pero ese corto 0-1 fue suficiente para que el conjunto grancanario, haciendo lo mínimo, se convirtiera en el primer finalista del LXIII Carranza ante un Cádiz con falta de puntería, que no bajó los brazos y le plantó cara al rival a priori superior. “Me ha gustado casi todo”, resumía sus sensaciones tras el partido el técnico amarillo en rueda de prensa.
EL MÁLAGA EN EL TIEMPO EXTRA SE IMPONE AL VILLARREAL
A partir de las diez de la noche, y ya con las gradas mucho más despobladas, se disputaba la segunda semifinal entre Málaga –último ganador del Trofeo, y enfrascado en una pretemporada desastrosa- y el Villarreal. Un choque sin apenas ocasiones, lo que deja entrever que no fue de los que hacen afición.
Las apariciones por las áreas fueron contadas, sobre todo en la primera parte. En la reanudación hubo algo más de intensidad, afortunadamente: Borja falló para los malaguistas en el 55 un gol cantado, y unos minutos después Adrián desperdiciaba un penalti. Los castellonenses buscaron más la portería en los minutos finales, y cuando parecía que la lotería desde los once metros decidiría el ganador del encuentro, ya en el tiempo añadido un centro de Mula era rematado por el mismo Adrián para darle el pase a la final a los entrenados por Míchel. DIARIO Bahía de Cádiz