CRÓNICA J-14. Inusual lunes laborable de fútbol en el Ramón de Carranza. El Cádiz recibía por la noche al Reus para cerrar la jornada 14, con el alivio de haber logrado el pasado fin de semana esa victoria que se le venía resistiendo durante ocho citas consecutivas, pero igualmente con el reto de confirmar la mejoría con otro buen resultado que ayudara a huir de la zona baja y a consolidarse en zona tranquila de esta Segunda división igualada e imprevisible.
El once de Cervera para afrontar el duelo ante los rocosos tarraconenses lo formaron: Cifuentes en la portería; Carpio, Lucas Bijker, Servando y Kecojevic en defensa; Garrido, José Mari y Álex Fernández en el centro del campo; y arriba el milagrosamente recuperado Salvi, Álvaro y Carrillo. En las gradas, casi 11.000 personas; y en fondo sur, dando la bienvenida, una enorme pancarta con el rostro de la plantilla y el entrenador, y el lema “somos uno, la lucha no se negocia”.
Comenzaban con ganas los de casa, y dominio más que notable, quizá también ayudado por el planteamiento del Reus: en un córner a favor en el minuto 1, Salvi Sánchez no llegaba por muy poco a rematar el que podría haber sido el primero, tras el cabeceo de Garrido. Luego vendría un centro de Bijker que se paseaba por el área chica esperando una pierna, y de nuevo no alcanzaba la pelota el sanluqueño, muy activo; y el mismo Salvi era el que centraba sin rematador después. Y en el minuto 11, encaraba al portero tras marcharse de dos defensas, sin fortuna. Pero hay más, ni un minuto después era Alvarito el que hacía rugir a la grada con dos ‘uys’.
El acoso amarillo no se detenía ante un equipo enfrente desaparecido, y en el 16 debió haber subido ese buscado 1-0: la pelota traspasaba la línea tras una parada a medias de Edgar Badía, sin embargo el árbitro no lo vio, o no lo quiso ver. Gol fantasma para indignarse en cada repetición de la tele. Cuatro minutos después era Carrillo el que asustaba a los catalanes, pero su medio remate se iba por fuera. Y el mismo delantero murciano hacía justicia al borde de la media hora, cabeceando a la perfección un saque de esquina botado por José Mari.
Tras abrir la lata poco cambió el panorama: los hombres de Álvaro Cervera acumularon algún acercamiento de peligro, ya con menos intensidad, ante el pasito adelante dado por los de López Garai, que, con todo, apenas inquietaron a Cifuentes. Posiblemente el cadismo había presenciado los mejores cuarenta y cinco minutos del equipo desde hace tiempo.
Ya en la segunda mitad, el Cádiz dejaba la iniciaba al rival y se dedicaba a presionar y a agobiar, surtiendo efecto durante un rato, ya que el Reus era incapaz casi de salir de su campo, y el 2-0 parecía más viable que la igualada. Así, en el 58, Servando tuvo en otro córner ese segundo tanto, que detuvo avispado el portero.
Acercándose el pitido final, los rojinegros comenzaban a verse más cómodos y el Cádiz más cansado, disperso, excesivamente confiado; precisamente por esa ‘torrija’, en el 76 David Haro sorprendía con un trallazo que daba en el travesaño, y levantaba cierto murmullo en la grada, como el disparo a las nubes a continuación de Querol. Cervera afrontaba lo que quedaba con dos cambios, Perea y Romera sustituían a Álex Fernández y a Carrillo; y en el remate, Moha entraba por Salvi.
Mas los sustos del Reus no fueron a más, ni durante los cinco minutos extra. Los tres importantes puntos, merecidos, colocan al Cádiz con 20, en mitad justo de la clasificación, a tres de los play off de ascenso y a siete de la zona de descenso. Ya solo restan 30 puntitos para el objetivo realista de los 50. El cadismo vuelve a sonreír. Los lunes tampoco son tan malos… DIARIO Bahía de Cádiz