CRÓNICA J-24. Ante la visita al Ramón de Carranza del Lugo, el mejor visitante de la categoría, el Cádiz se plantó en el campo sin Álvaro García, afectado durante la semana de un proceso gripal. En su sector, Álvaro Cervera alineó a Aitor García. Mikel Villanueva pagó los platos rotos de su error en Alcorcón y dejó su plaza en el equipo titular a Servando. Lucas, sancionado, vio desde la grada como Brian Oliván corría por su banda izquierda de la defensa. Y Carrillo fue el elegido como punta de lanza.
Sin embargo, a pesar de los cambios en la alineación, el partido, con casi 12.000 espectadores en la grada, comenzó de manera similar al fatídico fin de semana anterior. En el minuto 4 la zaga gaditana vuelve a rememorar el error de Alcorcón. Con un despeje defectuoso dejaron sólo a un jugador lucense encarando a Cifuentes. Al final Servando se cruza y, medio penalti medio no, estorba al delantero rojillo lo suficiente pera que no llegue a rematar.
Sobre el minuto 10 el Cádiz se hizo con el peso del juego. Sin crear muchas ocasiones, por lo menos movía la pelota con cierto criterio, sobre todo por la izquierda, y centraba para ver si el exsevillista cazaba alguna. Pero fue un espejismo, y al cuarto de hora, otra vez el juego era dividido y sin dominador claro, aunque en el 17 Brian cazó un balón en la línea de medios de su rival y con un zurdazo envenenado hizo estirar a Juan Carlos. Por muy poco, y a los puntos, los amarillos merecían un poco más en esta fase que el Lugo.
Abdullah estaba inspirado y trabajador, y ofrecía su mejor cara con robos de balón, presión y algunos pases acertados de orfebre. Y a la media hora vio la amarilla por una entrada a un rival en la que lesionó él mismo y fue sustituido por Eugeni. Hasta la próxima.
Podríamos reseñar, ahora, el frío que hacía en Carranza, el nuevo peinado de Garrido o la incipiente barriga del colegiado, porque el partido en sí daba muy poco que hablar. Mucha lucha por ambas partes, pero nadie era capaz de alterar la defensa rival y acercarse con peligro al arco. Otro aburrimiento intenso que sólo una internada de Salvi con un remate de Aitor en el 45, un par de córners y un disparo desde la izquierda de Álex pudieron disipar mínimamente. Y todos a la caseta.
Nada más empezar el segundo tiempo, Iriome González estuvo a punto de marcar para los visitantes al rematar un centro por la izquierda. Se le quedó muy corto y la defensa amarilla despejó. Y Mario Barco hizo casi lo mismo. Los gallegos comenzaron achuchando a los locales, que no eran capaces de hilvanar nada. Sin embargo, sin hacer juego, en el 52 tras un par de centros y despejes de la zaga visitante, Eugeni Valderrama coge un balón en la frontal y lo deposita, de un fuerte derechazo con mucha calidad, pegado al poste de la portería rojilla. Un golazo, que es el primero del jugador cedido por el Valencia.
Aunque el 1-0 no cambió realmente la tónica que se veía en el campo. Continuó una lucha de poder a poder en la que ninguno de los equipos se hacía con el mando, y en la que las defensas casi siempre se imponían a los ataques; si bien el Cádiz se mostraba un poco más asentado, siempre cómodo en su papel de esperar un poco y dejar jugar al rival.
En el minuto 68, Brian Oliván sufre una lesión muscular y abandona el verde en camilla. Mikel Villanueva salta al terreno de juego y se coloca a jugar de lateral. La segunda lesión del partido, en el que Salvi Sánchez además andaba renqueante de un tobillo desde el final de la primera parte. Este año, la plaga de lesiones en la plantilla gaditana debería ser materia de estudio.
Y el encuentro iba avanzando, con un poco más de insistencia de los rojillos por hacer algo, pero sin mucho que ofrecer. Los locales, como siempre, se bastaban con las carreras del sanluqueño para poner en aprietos, aunque sin mucha frecuencia tampoco, a la zaga lucense. El partido era un rollo, a no ser por la incertidumbre de conocer el resultado final, y porque en el 80 salió Álvaro García supliendo a Aitor, lo que que es sinónimo de que pueda pasar algo. Y lo que ocurrió fue un paradón de Cifuentes a un cabezazo de Jaime Romero. El guardameta albaceteño volvía a salvar al equipo amarillo. Pese que a la postre, no sirvió de nada.
En el tramo decisivo, el Lugo se hizo con el dominio del juego y los locales se dedicaron a achicar agua, hasta que en un corner Herrera logró el empate. Para colmo, Garrido fue expulsado por lo que no podrá estar presente en el próximo partido.
El Cádiz mejoró algo su imagen con respecto a la última jornada, pero pagó caro su conformismo. Con esta forma de jugar, posiblemente no vaya a descender, y poco a poco irá cayendo de los puestos aristocráticos de la clasificación. Un poco más de ambición quizá hubiera venido mejor, aunque también es cierto que las lesiones en momentos clave del partido mermaron la capacidad del equipo. En este periodo de fichajes invernales, le haría bien en contratar un par de ATS. DIARIO Bahía de Cádiz