CRÓNICA J-11. Con la casi obsesión de sumar una victoria tranquilizadora, tras seis partidos sin ganar y un preocupante bagaje de 3 puntos de 18 posibles, el Cádiz se presentó en la sobremesa de este sábado en El Alcoraz de Huesca –con unas 3.500 personas en la grada- estrenando su tercera equipación, la criticada elástica rosa de Adidas con la que además se ha querido hacer un particular guiño al día mundial contra el cáncer de mama, que se recordaba el pasado 19 de octubre.
Cifuentes en la portería; Carpio, Villanueva, Kekojevic y Brian Oliván en defensa; Garrido y Abdullah en el centro del campo; y arriba, Aitor García, Álvaro, Rubén Cruz y Carrillo. Con este once confeccionado por Cervera –que no ha podido contar con Salvi ni Perea, ambos con molestias-, y de nuevo Barral en el banquillo, los gaditanos se vieron superados claramente por el rival durante el primer tramo del encuentro. Y tras varios avisos, se veía venir el gol: en el minuto 11 subía el primero de los aragoneses, Lluis Sastre remataba de cabeza desde el área chica, aprovechándose de la asistencia del puertorrealeño Vadillo.
Ante un rival muy cómodo con el balón y por delante en el marcador, a los amarillos -planos y sin alma- les costó entrar en el partido e inquietar aunque fuera mínimamente. Al fin en el 20 llegaba la primera oportunidad visitante, una internada de Alvarito tras pase de Rubén Cruz. Diez minutos después, el mismo protagonista disparaba por encima del larguero. El choque ya mostraba otra cara, sin embargo los hombres de Rubi continuaban asustando regularmente a Alberto Cifuentes. La mejoría del Cádiz era un espejismo, y hasta el descanso, el Huesca hizo y deshizo a su antojo, y el resultado se presumía injusto, por lo corto.
Las desastrosas sensaciones del primer tiempo se enmendaron algo con los cambios del segundo tiempo: salieron Barral por Cruz, y José Mari por Abdullah. Y más adelante entraría Moha por Aitor. Sobre todo el roteño le imprimió otra actitud y criterio al Cádiz a la hora de buscar como mínimo la igualada, mientras al Huesca parecían entrarle dudas, al menos en los primeros veinte minutos de este periodo.
En el 48, Jon Ander Garrido cabeceaba un córner y la pelota rozaba el larguero, y en el 71, Carrillo se plantaba solo ante el portero, tras un robo en el centro del campo, pero su disparo se iba fuera. Cinco minutos después, una falta lateral la intentaba rematar con la espuela Melero en el segundo palo. Cualquiera podía marcar a medida que el encuentro se iba convirtiendo en un correcalles, hasta que camino de la recta final se enfriaba el combate –mérito de los locales- y los de ‘rosa’ volvieron a salirse del partido, sin ofrecer la intensidad y garra que se le pide a un equipo que ansía arañar un empate, como consuelo.
El 1-0 no se movió, y el Cádiz sumó su séptima jornada sin conocer la victoria, una dinámica cuesta abajo y sin frenos: 3 puntos de 21. Y sin gol. “No llegamos al nivel que se necesita para ganar en esta categoría; cuando los problemas los tienes tú mismo, no te los crea el contrario, es para preocuparse”, confesaba un inquieto Álvaro Cervera en rueda de prensa postpartido,
La semana que viene visita el Carranza el Rayo Vallecano, y antes, el martes, habrá que afrontar –sin muchas ganas, la verdad- el partido copero ante el Real Betis. Algo tiene que cambiar en ese vestuario pronto para que el equipo pueda salir de este bache gordo. DIARIO Bahía de Cádiz