CRÓNICA J-16. El Cádiz logró este sábado una nueva victoria, y con la portería imbatida, tras vencer por 1-0 a un Valladolid voluntarioso y con calidad pero que no fue capaz en ningún momento de deshacerse del enmarañado juego de defensa y contra ataque de los amarillos, alentados por un gol muy tempranero que les hizo jugar en su ambiente favorito durante todo el encuentro.
Álvaro Cervera puso en el césped del aún estadio Carranza (esperemos que un futuro simplemente estadio municipal de Cádiz sin más tonterías de derechosos ni podemitas) la que, salvo la lesión de Carpio, parece ser su alineación favorita. Álex Fernández parece haber ganado la partida a Abdullah (que no sale de su extraña lesión), en la lucha por tener el papel de creador titular en el equipo, y a los cinco minutos respondió a la confianza del técnico guineano resolviendo una jugada medio ensayada con un disparo desde la frontal del área tras una inteligente cesión de Míkel Villanueva, consiguiendo de esta forma el 1-0 para los amarillos.
A partir de ahí, el Valladolid intentó crear juego y ocasiones con un embarullado tiki-taka. Las veces que se acercaban, los pucelanos sucumbían ante la seguridad de Cifuentes, que cumplió cien partidos defendiendo los palos del equipo gaditano la pasada jornada. Los locales, con sus rápidos ataques de dos pases, banda y centro, tampoco causaban muchos problemas realmente, pero evitaban por lo menos la fluidez de los rayados, y contemplaban el paso del tiempo entre patadones de Biljker y Servando, la lucha solitaria de Carrillo tras los saques largos del guardameta y las carreras de Álvaro García en pos de la nada.
Así que el partido, a la media hora, ya se podía considerar que era un peñazo. Todo lo que ocurría eran pequeños detalles causados por la alegre delantera pucelana o por su inconsistente defensa, mientras el Cádiz continuaba tan ordenado en el campo como los muñecos de un futbolín.
La segunda parte empezó como una fotocopia de la primera. El Valladolid seguía intentando que pasara algo, y el Cádiz conseguía que sólo ocurriera lo que Salvi y Alvarito querían. Lo único que cambió fue uno de los protagonistas, ya que a los diez minutos, se retiró lesionado el central Villanueva y fue sustituido por Kecocevic.
Y dentro de esta tónica de dominio infructuoso de los pucelanos y ataques eléctricos de los gaditanos, en el minuto 60 Carrillo se quedó sólo delante de Jordi Massip y no pudo superarlo. Un jugador con la seriedad y el trabajo táctico del exsevillista y la facilidad de gol de Barral sería el delantero perfecto para este Cádiz, pero por ahora Álvaro sólo puede elegir a uno de los dos.
Con esto, parece que el partido se fue animando, y cinco minutos después, fue Iván Salvador el que en un extraño disparo cruzado estuvo a punto de conseguir el empate y dar al traste con el trabajo de los de amarillo. Un poco más tarde, en otro lanzamiento desde lejos, los pucelanos volvieron a asustar al portero cadista. Y Cervera movió sus fichas y Rubén Cruz sustituyó a Carrillo que estaba ya desfondado y sólo con este mínimo detalle, el Cádiz volvió a frenar el ligero empuje de los visitantes.
Además, a falta de un cuarto de hora, Álvaro García que estaba dando una lección de correr muy bien y centrar de manera mejorable se lesionó también, y fue cambiado por Barral. De esta forma, el equipo amarillo presentaba una delantera refrescada que era capaz de practicar una línea de presión muy alta y apenas dejaba sacar el balón jugado a los vallisoletanos. En esto se diferencia claramente el Cádiz de este año del de temporadas anteriores: es capaz de llegar al tramo final de los partidos sin acabar encerrado en su propia área despejando los ataques del rival. En esta fase de la liga es un equipo insoportablemente serio y formal; fiable como un reloj suizo, previsible como película pornográfica y con la autoconfianza de la selección de Corea del Norte.
Y así, sin nada más reseñable sobre el campo que algún lanzamiento a balón parado de los visitantes, se llegó al final. Los de casa consiguen su cuarto triunfo consecutivo que le acerca a los puestos altos de la clasificación (tras el partido se colocaban segundo en la tabla) y a la vez hace hincar la rodilla a uno de los gallitos de la categoría. Como se dice ahora, partido a partido se tendrá que resolver si hay que jugar por subir a Primera o por no bajar. Mientras siga así, apostamos por lo primero. DIARIO Bahía de Cádiz