CRÓNICA J-10. Sobremesa de sábado con fútbol y tiempo casi de mes de agosto en el Ramón de Carranza para recibir a la Cultura y Deportiva Leonesa, un recién ascendido. Un envite para tratar de enderezar el rumbo de un Cádiz que hace ya cinco partidos que ni gana ni marca. Pese a todo, y como voto de confianza, en la previa del choque se renovaba al entrenador, Álvaro Cervera, hasta 2020. Pocos dudan que lo merece.
Tercer partido liguero en la misma semana, y buscando oxigenar a algunos jugadores y al tiempo algún golpe de efecto, el once titular amarillo presentaba novedades: Cifuentes bajo palos; Carpio, Brian Olivan, Villanueva y Kecojevic en defensa; un centro del campo con Garrido y Álex Fernández; Alberto Perea en la media punta, Salvi y Álvaro de extremos, y Carrillo en la delantera. En el banquillo, nombres como Barral, Abdullah y el recuperado José Mari, y el hasta ahora insustituible Servando en la grada; una grada con alrededor de 12.000 personas pese a la hora más propia para una siesta.
Poco estaban ofreciendo los primeros compases de encuentro, con un conjunto leonés que optaba por abusar del pase y un Cádiz que se sentía con ganas. Hasta que en el 11 Villanueva avisaba cabeceando un saque de esquina de Perea, y en la siguiente acción, gracias a una asistencia de Garrido de cabeza, Carrillo se quedaba prácticamente solo ante el excadista Jesús Fernández, y marcaba el 1-0, estrenando su cuenta particular, y lo más importante, rompía la sequía goleadora tras tantas jornadas. Un minuto después, Salvi estaba a punto de hacer el segundo con un disparo desde la frontal.
Con el marcador a favor, los de Cervera se encontraron mucho más cómodos, y pusieron en aprietos al rival. En el 23, una combinación entre varios y algo de suerte, también está a punto de convertirse en el 2-0. Y precisamente cuando la Cultu se veía más agobiada, el árbitro paraba el partido para que los jugadores pudieran beber agua. Sí, hacía calor, aunque no tanta. Sin embargo, la ofensiva cadista no se detuvo, y al borde de la media hora un peligroso centro de Alvarito lo remataba Iván González, sin querer, dentro de su propia portería. Un golazo. El segundo, merecido. Y un contratiempo: Salvi se retiraba con molestias y en su lugar entraba Nico Hidalgo.
Una ocasión a bocajarro de Martínez que despejó bien Cifuentes, en la recta final del primer tiempo, fue prácticamente la única acción de verdadero peligro de los visitantes; contestada por un centro de Brian por la izquierda que cazaba el ex del filial sevillista en fuera de juego.
Tardaron los equipos en despertar tras el descanso. Los de León se veían obligados a atacar y apenas encontraban huecos entre los de amarillo, jugando sin ansiedad, hasta excesivamente confiados y relajados. Así, en el 56, Villanueva no llegaba por nada a rematar un córner peinado por Garrido. Cualquier arreón de los cadistas ponía más en tensión que el juego sin profundidad rival.
Sin embargo, seguía sin pasar casi nada y en el 73 el conjunto de Rubén de la Barrera le ponía emoción a la tarde haciendo el 2-1, un tanto de Señé de tiro cruzado. Y por poco sube a continuación la igualada, en un disparo de Buendía.
Para el cuarto de hora final, ya estaban sobre el verde Barral y Abdullah, por Carrillo y Perea. Entraron los nervios. Pese a todo, el balón pasaba más tiempo en campo visitante que en el gaditano, pero en el 88 a todos en el Carranza se les quedaba cara de tontos, con el empate de Ariday Cabrera. David Barral probaba en el 90 desde lejos como último recurso, mas ese doloroso 2-2 ya no se movería. La afición despedía a los suyos entre indiferencia, aplausos y algunos pitos. Ya van seis partidos sin ganar, tres puntos sumados de 18 posibles. Hay que volver a levantar el ánimo tras este mazazo, no queda otra. DIARIO Bahía de Cádiz