Revista ‘BiCentenario’. Número 5,
correspondiente a julio-diciembre 2011 (AQUÍ).
Editada por DIARIO Bahía de Cádiz para contar y divulgar en su momento el Bicentenario de las Cortes de 1810 en San Fernando y de la Constitución de 1812 en Cádiz.
En este número, nos asomábamos a las primeras horas del Bicentenario del Doce; rescatamos parte de aquel EDITORIAL:
“Es triste reconocerlo pero al ‘pueblo’ –ya se sabe que generalizar es un error- le interesa muy mínimamente esta conmemoración ¿elitista? y los discursos vacíos y/o rimbombantes de los relevantes personajes que en estos meses se van a dejar ver por Cádiz. Y se debe dar por satisfecho, y gracias, con algún concierto gratuito y populista, una procesión más o menos magna, mercadillos y ferias de pueblo y desfiles marciales y de época. Al menos de momento no se ha importado la idea de cutre-cabalgatas estivales como en San Fernando en su Bicentenario de 2010; no demos ideas.
Aunque es evidente que la participación del gaditano anónimo en el Bicentenario se quiere que sea secundaria, que no incordie –la policía ya no lo va a permitir, hay está el caso de Valcárcel-. Su papel debe ser el de gracioso figurante –o camarero-, el de atrezzo en una ciudad de escaparate obligada a esbozar su mejor y más amplia sonrisa –la amargura queda para casa- para dar la bienvenida a los miles de turistas y visitantes extras que se supone que atrae eso de celebrar los dos siglos de una Constitución tan mítica –ojo, la publicación internacional ‘Lonely Planet’ invita a visitarnos este año-, y lo de ser Capital Iberoamericana de la Cultura y Capital Iberoamericana del Carnaval, dos reconocimientos llamativos, pero solo eso. A la ciudad no va a llegar un euro más por tener colgado estos títulos a la entrada.
(…) Que pese a lo mal, muy mal, que lo hemos hecho todo, que lo hemos ¿planificado? todo, no hay que olvidar que es nuestro Bicentenario, es nuestro año. Tenemos la obligación, no sé si moral, profesional o ya es simple cabezonería, de superar el pesimismo ambiental y apostar por 2012, al menos hasta 2013. Esta revista, que se resigna un número más a no salir en formato papel –gracias a los que nos habéis apoyado y también ignorado-, es un ejemplo de ello. Porque igual que este indefinido esperanzador pero frustrante Bicentenario –qué paradoja- no debe ser de un partido político, tampoco es exclusiva de uno o dos periódicos”.