A mediados del XVIII Carlos III funda en Zaragoza el Hospital y la Real Casa de Misericordia para acoger a niños huérfanos. Es nombrado regidor de dicha institución el canónigo D. Ramón de Pignatelli y Moncayo, quien para sufragar los gastos de su manutención impulsa la construcción de un coso taurino permanente que relevaría a los recintos temporales que hasta entonces acogían espectáculos en plazas como Aljafería, Magdalena y Coso, zonas próximas al lugar elegido para el nuevo edificio. Fueron los maestros de obras Julián de Yarza y Raimundo Cortés los encargados de su construcción en madera, mampostería y yeso. A los seis meses de puestos manos a la obra tenía lugar su primera feria taurina los días 6, 8 y 13 de octubre de 1764, aunque definitivamente no acaban sus trabajos hasta un año después. El primer toro en esta plaza sería lidiado por el paisano Antonio Ebassún “Martincho” en presencia de 7.800 espectadores, aforo del recinto. Para el gremio de carpinteros, encargados de levantarla, fue lo recaudado en aquel primer ciclo como pago a su servicio. A partir de entonces sería la Casa de Misericordia la única receptora de sus beneficios por los espectáculos ofrecidos.
En 1868 pasa a ser propiedad de la Excma. Diputación de Zaragoza, asumiendo una gran reforma en 1895. En 1916 tiene lugar la siguiente y mucho más importante que afrontan los arquitectos D. Manuel Martínez de Ubago, D. Félix Navarro y su hijo D. Miguel Ángel Navarro. La plaza sufrió una transformación completa: la madera desaparecería, se levanta una nueva planta, por supuesto se amplía su aforo, también se reviste de una nueva fachada de arcos de medio punto de ladrillo rojo de cara-vista y cemento pintado en color beige, por último es provista de porche en la parte inferior y pasillos en los superiores. A la conclusión de las obras, en el año 18, también dispone de un nuevo edificio anexo con enfermería, nuevos corrales, sala de veterinarios, oficinas de la empresa, casa del mayoral y del conserje, donde durante un tiempo fue tradición el que se vistieran algunos toreros, y en 1929 junto a estas viviendas se construye la capilla. Todo esto compuso prácticamente un nuevo coso de estilo neo mudéjar con aforo para 13.248 personas.
En el año 1983 de nuevo fue sometida a obras de mejora por parte de los arquitectos D. Regino Borobio y D. Pedro Navarro. Se limpia su fachada, se colocan pilotes en su porche bajo al objeto de que no aparquen coches en su interior, se construyen unas nuevas taquillas y se mejora la enfermería.
Tras ardua polémica fue la primera plaza de toros cubierta del mundo con una importante y renovadora iniciativa que tuvo lugar en dos fases: La primera en el año 88, en la que se coloca parte del techo fijo sobre el tendido, y la segunda en el año 90 con la parte del techo móvil sobre el ruedo, ambas de lona de plástico o teflón. Esta cubierta, que tras diez años de servicio se renovó, fue obra del arquitecto español José María Valero y del ingeniero alemán Bergemann, siendo una idea de la empresa también germana Bohler.
Pero aquí no acaban sus reformas, en el año 98 se retiran lo pilotes del porche y se coloca el actual enrejado, y en el 99 se instala un ascensor en su fachada para el acceso de minusválidos. Tras dos años de obras, el 6 de octubre de 2001 es inaugurado un nuevo inmueble adosado al coso de 475 metros cuadrados compuesto por un bloque quirúrgico y una sala de prensa interiormente decorada con carteles y trajes de torear con capacidad para 40 personas. Esta novedosa enfermería, al margen del quirófano, dispone de varias salas: una previa de preparación del herido, de curas con tres camas, de reanimación y para traumatismos que no precisen tratamiento quirúrgico.
El último cambio de ésta bien equipada plaza tiene lugar en sus tendidos, que sufren una reducción en el número de sillas y ensanchados sus pasillos. De esta forma desde el 3 de octubre de 2002 su aforo queda sensiblemente reducido a 10.072 espectadores, lo que por otra parte ganan en comodidad. Interiormente cuenta con asientos de tendido, palcos, uno real, y dos pisos de gradas.
Esta magnífica plaza, también conocida como Coso de Pignatelli o Coso de la Misericordia, cuenta en su patio de cuadrillas con una figura en bronce de D. Francisco de Goya, del escultor local Manuel Arcón, donde el insigne pintor toma apuntes desde su localidad para su colección de grabados “La Tauromaquia”. Con la Casa de Misericordia económicamente en manos de instituciones más seguras para su mantenimiento y fin, su canon de arrendamiento revierte prácticamente para su mantenimiento lo que la convierte en una de las más bellas de nuestra geografía.
Una costumbre de esta plaza, extendida a toda la Comunidad de Aragón, es que durante la feria y tras la salida del sexto y último toro de la tarde se toque la llamada “Jota de los toros de Zaragoza”, “Jota del último toro” o “Jota del maestro Borobia”. Esta tradición nace en el primer festejo del ciclo de 1881, el 13 de octubre, donde toreaban en mano a mano Lagartijo y Frascuelo. Esta pareja, que dominaba el toreo de aquel momento, ofrecía una memorable tarde de toros cuando el director de la banda durante el arrastre del quinto se arranca con los compases de una jota que inmediatamente se contagia a los tendidos con el baile de todos los presentes. En 1906 D. Ramón Borobia, director de la Banda de Música del Hospicio Provincial, actualmente Banda de Diputación, inmortaliza esta costumbre de forma que actualiza los compases de aquella jota, tocada veinticinco años antes, haciéndola sonar tras la salida del último toro de la tarde. Y así hasta nuestros días, el sexto toro de la tarde es conocido como “toro de la jota”, siendo acompañadas las notas musicales de la emblemática pieza con las palmas de todos los presentes.
La plaza de toros de Zaragoza, de primera categoría, además de dar festejo a lo largo de todo el año, tiene una Feria de Primavera y de San Jorge en el mes de abril, además de la mundialmente famosa Feria del Pilar en el mes de octubre.