El que aquí les escribe no se considera, ni mucho menos, un estudioso del cómic, más bien un “disfrutador”, leo lo que tengo entre manos, selecciono, pero no hago un trabajo biográfico. Así que de vez en cuando se me cruza una creación que desconocía. Hoy estamos ante uno de esos casos: ‘La balada de Halo Jones’, con guión de Alan Moore, y dibujo de Ian Gibson. La historia es una realidad visionaria, pese a estar escrita a principios de los 80, hoy en día está en pleno vigor: una sociedad aislada, donde las amistades más verdaderas quedan en el olvido enterradas por el día a día, por la triste desolación de ir subsistiendo.
‘La balada de Halo Jones’, con guión de Alan Moore, y dibujo de Ian Gibson. Mencionar a Alan Moore es mencionar posiblemente a uno de los mejores guionistas de la historia del cómic, sus obras como Watchmen, V de Vendetta, La Cosa del Pantano, Miracleman… han sido premiadas de todas las formas posibles tanto por crítica como por ventas. Posiblemente sea uno de los más conocidos incluso por quienes no son seguidores del arte en viñetas.
El que aquí les escribe no se considera, ni mucho menos, un estudioso del cómic, más bien un “disfrutador”, leo lo que tengo entre manos, selecciono, pero no hago un trabajo biográfico. Así que de vez en cuando se me cruza una creación que desconocía. Hoy estamos ante uno de esos casos: ‘La balada de Halo Jones’.
Publicado originalmente en la revista 2000 AD números 376-385 (julio-septiembre 1984), 405-415 (febrero-abril 1985) y 451-466 (enero-abril 1986). En esta publicación tenían cabida historias cortas, sobre todo de ciencia ficción más desoladora: Juez Dredd, Perro de Estroncio… y Halo Jones no es para nada una excepción. A modos de episodios cortos entrelazados Alan nos sumerge en un futuro, que por desgracia no parece tan ficticio.
Alan Moore pidió como dibujante a Ian Gibson por seis motivos que él mismo se encargó de aclarar en posteriores entrevistas:
1. Estaba disponible
2. Dibuja mujeres increíblemente bien
3. Se moría de ganas por volver a trabajar con él
4. Es muy bueno a la hora de dibujar mujeres
5. Tiene esa clase de imaginación fértil y desbordante que resulta muy valiosa en un cómics con un detalle social tan intrincado como Halo Jones
6. Sus mujeres son para darles de comer a parte.
Cosas del genio de Northampton, y cuando el maestro pide todos los demás conceden.
Pese a esta forma, un poco frívola, de describir a las mujeres que Ian dibuja, no olvidemos el papel protagonista que tienen las féminas en las historias de Moore, da igual que sean o no las protagonistas: Eve (V de Vendetta), Robyn en Top 10, Abigail en La Cosa del Pantano, Ms. Júpiter en Watchmen, Rosanne en Skizz… llevan el peso de la historia o son imprescindibles para que esta transcurra.
Y en esta aventura Halo Jones es la máxima expresión de la lucha femenina. Pese a que como el mismo Alan comentó, “era una mujer normal, que podías encontrar en la cola de un supermercado, trasladada a un entorno futurista”. La principal crítica que recibió fue por romper una “norma no escrita en la ciencia ficción”, ya que dejaba que el lector intuyera muchos aspectos de esa sociedad, algunos fans se sentían desconcertados por no explicar de dónde venían ciertas máquinas, expresiones… (a título personal ¡BIEN MAESTRO! Conozco a más de un “crítico” que tiene esto por dogma y no admite que se salga de su estrecha norma).
Halo Jones vive en el Arco, una estructura tubular situada frente a Manhattan donde se deportaron a todos los “sobrantes” de la sociedad: parados, parias y extraterrestres. Un lugar aterrador donde salir de compras es toda una odisea, donde la policía la forman convictos sometidos a lobotomía. Donde la juventud que quiere formar parte de algo se opera para transformarse en un “Gombli” y formar parte de “la batería” un grupo de engendros conectados a una música que solo ellos disfrutan, una estupenda crítica a la sociedad.
La obra podemos dividirla en tres etapas:
La primera nos narra la vida de Halo en el Arco hasta que consigue abandonarlo en la hermosa “Clara Pandy” una nave interplanetaria símbolo de un lujo con el que solo pueden soñar. Una alegoría al Titanic y a los grandes buques que buscaban un futuro mejor al otro lado del charco.
La segunda parte trata de los viajes espaciales, empieza con las maravillas espaciales un puesto de trabajo ideal para nuestra heroína y termina con una traición, con una promesa incumplida. Pasa de mostrarnos lo más hermoso del espacio a lo más temible, las lacras humanas acompañan a los exploradores: guerra, envidia, crimen…
La tercera parte empieza en el planeta Pwaj, un pueblo tipo oeste, donde acaban los despojos espaciales. De ahí Halo se enrolará en el ejercito, donde la guerra la atrapará, un conflicto Tierra-Tarántula (donde claramente somos los invasores y “el bando equivocado”) donde conocerá a “Cadena Perpetua” una mujer, aunque apenas podamos llamarla así, más bien es la personificación de las miserias de la guerra, donde verá como la gloria consiste en masacrar poblados donde los niños van armados, donde cualquier cosa vale por la victoria. Las dos caras del conflicto se nos presentan una la más sucia y a la vez la más noble de la mano de la citada Cadena Perpetua y la otra vestida con galones de la mano del terrible General Caníbal, para quien cualquier cosa vale para conseguir la gloria de la victoria.
La historia es una realidad visionaria, pese a estar escrita a principios de los ochenta, hoy en día está en pleno vigor: una sociedad aislada, donde cada uno va a su bola, donde las amistades más verdaderas quedan en el olvido enterradas por el día a día, por la triste desolación de ir subsistiendo. Si Alan Moore hubiera escrito una novela con este argumento, los más fanáticos lo estarían llamando visionario… o tal vez lo sea, con Alan Moore nunca podemos estar seguros de nada.