¿Por qué me gustan tanto los superhéroes? Y sobre todo ¿Por qué solo compro reediciones? La respuesta es muy sencilla, porque quiero evadirme, porque quiero soñar con un mundo tan sencillo y tan hermoso donde todo se arregla de forma tan sencilla como con Spider-man enrollando al Doctor Octopus en un montón de telarañas. Donde es posible creer que villanos como el Dr. Doom son amados y queridos por su pueblo ya que al final solo desean la felicidad del mismo. Porque como el póster que tenía el agente Mulder en su despacho: “quiero creer”.
En un par de noches me he bebido todo ‘Malos Tiempos’, la obra del magistral Carlos Giménez; hace muchos años un amigo de la infancia me prestó ‘Paracuellos’, pero por esa época mis espaldas estaban libres, mi máxima preocupación era aprobar el instituto y que el sábado no lloviera para poder jugar un partido de fútbol y salir por la noche. Tiempos que ya nunca volverán.
Ahora cuando muchos días me levanto sintiendo que tengo encima un autobús de responsabilidad otro gran amigo, de los que te lo demuestra con acciones y no con palabras (muchísimas gracias Javier, esto va por ti) me ha prestado esta obra. Y en mi actual situación no he podido evitar las lágrimas mientras leía, la cruda realidad, esa de la cual muchas veces prefiero evadirme.
La obra nos presenta la matanza, el hambre, la miseria humana en todas sus condiciones: la económica y la mucha más terrible miseria moral. Y las lágrimas han anegado mis ojos. Recordando a mi abuelo al que le obligaron a ir a dar tiros con los nacionales, sin comerlo ni beberlo como a miles de españoles, por mi padre, que me cuenta el hambruna que pasó de pequeño, y sobre todo de miedo por mis dos pequeños, pensando cómo les irá en esta puta mierda de país que se va a tomar por culo, donde muchos dicen que la única solución posible es otra guerra civil.
Lágrimas pensando en ellos con su bendita inocencia, viéndolos reflejados en la indefensión de tantos niños como nos presenta Carlos, niños con sueños, con esperanzas truncadas por la avaricia, por la traición de ambos bandos, niños como los del pianista “¿Hay algo más inútil que un profesor de piano en una guerra?” Nos dice el autor de boca de uno de sus personajes, más no lo sé, igual supongo que muchos, como por ejemplo un “formador ocupacional en náuticas y escritor frustrado” como el aquí presente.
El guión es duro, durísimo, por el desfilan todos los horrores, las venganzas, rencillas, primero de ambas partes, para centrarse en las de los vencedores en un Madrid arrasado por las bombas, donde algunos anteponen el orgullo a sus hijos. La historia se centra en la familia de Marcelino un obrero de una fábrica de fajas, pero no son los únicos, vemos a varios personajes más igual de importantes que tejen la telaraña de la vida, en muchos casos truncada prematuramente.
Nunca he sido un profundo admirador del estilo de dibujo de Carlos, me parece que sus niños, la gran asignatura pendiente de muchos dibujantes, son demasiado caricaturescos. Pero sus lápices se amoldan, demasiado bien, sin suavizar para nada, como ha de ser, un guión tan desgarrador.
Un cómic, o como dicen para poner etiquetas de superioridad una “novela gráfica” que espero, nunca deje indiferente a nadie, donde hay dos bandos sí: el de los miserables, que me recuerdan con un escalofrío a los que hoy tenemos en política en el PPSOE y otro bando de vencidos el que forman los ancianos, los niños y los padres que harían cualquier cosa por sus hijos.
…y todavía algunos se preguntan por qué me gustan tanto los superhéroes. DIARIO Bahía de Cádiz Manuel Santamaría
FICHA
Autor: Carlos Giménez
Publicación: enero 2011. Editorial De Bolsillo.