Por fashion victim (en español ‘víctima de la moda’) entendemos a una persona que sobrepasa los límites comunes de vestir a la moda y son por tanto vulnerables a las modas pasajeras y al materialismo.
Y aunque no os lo creáis, ni siquiera los superhéroes están libres de los vaivenes de la moda. Incluso personajes como Superman (los cambios en el logo del pecho o el pelo largo), Batman (cambios en los colores, y en el tamaño y forma de las “orejas” de su uniforme) o Spiderman (el tamaño de los ojos, las telarañas en las axilas o el uniforme negro) han sufrido alteraciones en sus diseños para adaptarse a los tiempos.
Porque cada época tiene sus gustos, y los superhéroes siempre han sido su reflejo.
Incluso Superman, el más icónico de los superhéroes, con sus mallas y su capa, fue diseñado por Jerry Siegel y Joe Shuster a imagen de los forzudos de circo y con el colorido de los héroes pulp, como Flash Gordon o The Phantom.
Los trajes siguieron evolucionando, primero en los años sesenta, como los extravagantes y futuristas diseños de Jack Kirby, o el cambio de uniforme de Green Lantern.
En los setenta el estilo de dibujo se vuelve más realista, y los uniformes se ajustan más al cuerpo para mostrar la musculatura con más detalle. Además se introducen modas como el Blaxploitation (en personajes como Luke Cage), las películas de artes marciales (en personajes como Puño de Hierro o Shag-Chi) o la música disco (en personajes como Dazzler).
Los ochenta, y principio de los noventa, traen la oscuridad a los cómics, con autores como Alan Moore, Frank Miller o Walter Simonson. Llega la estética punk (Tormenta, de los X-Men, se deja cresta, por ejemplo), se ponen de moda las chaquetas y las gabardinas (como John Constantine, Gambito, Nómada, e incluso Thunderstrike, la versión “dura” de Thor) y los uniformes se vuelven más agresivos en su diseño.
Sobre esta base empezarían los noventa… hasta la aparición de la “estética Image”. La nueva editorial crea una nueva forma de hacer cómics, en los que el dibujo espectacular prima sobre el guión, convirtiéndose en muchos casos en una sucesión de “posters” a una o doble página. Y de paso pone de moda las hombreras, las rodilleras, las cananas, los uniformes llenos de bolsillos, las armas enormes (como los X-Men, los X-Force y Cable), todo tipo de complementos y adornos que ondulan, se enredan y flotan en el aire (como Spawn), las melenas (Superman, Namor, Aquaman,…por no hablar del “mullet” que lucieron personaje como Wonder Man o Longshot) y en general todo lo que sirviera para recargar los diseños.
El final de los noventa y el principio del siglo XXI nos trajo la “moda Matrix”, con los uniformes de cuero negro y las gafas de sol.
En estos momentos, vivimos una vuelta a las mallas (algo que se repite periódicamente) y, a consecuencia del éxito de las versiones cinematográficas, los cómics se están convirtiendo en un reflejo de las películas, cuando curiosamente empezó siendo al revés.
Y, ¿qué nos espera a partir de ahora? Permaneced atentos a los escaparates de las tiendas de moda y encontrareis la respuesta. DIARIO Bahía de Cádiz
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