Aprovechando el estreno en cines de ‘Amazing Spiderman 2’, decidimos hacer una encuesta sobre la mejor aventura del trepamuros más famoso del cómic. Entre las que se votaron había muchísima calidad: la saga del duende, la muerte de Jean de Wolf, El niño que llevas dentro… pero la ganadora fue La muerte de Kraven. Una historia desgarradora, magistralmente contada, algo muy distinto a lo que se nos muestra en cualquiera de las películas, que no nos engañemos, no es más que un mero reflejo de lo que nos encontramos en las viñetas, el verdadero hogar de los superhéroes.
En paralelo al estreno en cines de ‘Amazing Spiderman 2’, en el grupo de cómics que regento en facebook “La Mazmorra de Latvería”, decidimos hacer una encuesta sobre la mejor aventura del trepamuros más famoso del cómic. Entre las que se votaron había muchísima calidad: la saga del duende, la muerte de Jean de Wolf, El niño que llevas dentro… pero la ganadora fue La muerte de Kraven.
En ‘The Amazing Spiderman nº 15’, Stan Lee y Steve Ditko nos presentaron a Sergei Kravinoff alias Kraven el Cazador, un hombre civilizado que encuentra en la selva el honor que no halla en las ciudades, descendiente de la aristocracia rusa… todo ello con claras reminiscencias del Tarzán de Burroughs. Pronto el temible cazador se obsesiona con Spiderman ya que se muestra como la presa suprema. Según se contaría más adelante Spidey fue el único capaz de vencerle en sus dos mundos: el salvaje y el civilizado.
Pero la vida real no fue fácil para Sergei, con el paso de los años los personajes de los cómics fueron evolucionando y pronto se quedó atrás. Era rival para un inexperto Peter Parker, pero poco podía hacer contra uno más maduro, el niño asustado había dejado paso a un hombre. Kraven había perdido su lugar en el universo arácnido, pasó de ser figurante de una colección estrella a asiduo en series de segunda fila como Kazar, otro personaje, en este caso un héroe, inspirado en Tarzán.
Sin embargo no existen malos personajes, existen enfoques inadecuados, y Kraven tendría su momento de gloria… aunque fuera su último instante. Lo siento, sé que no es así, que años más tarde en etapas lamentables lo resucitarían, pero yo prefiero quedarme simplemente con las grandes historias. Y esta es una de ellas sin dudarlo.
Su máximo esplendor vino en 1987, de la mano de J.M de Matteis al guión, Mike Zeck al dibujo y tintas de Bob McLeod.
La trama es un homenaje a las grandes obras tribales como El Corazón de la Jungla o el Wendigo, lo primitivo, lo natural nos envuelve en una atmosfera opresiva, da igual que transcurra en Nueva York, al fin y al cabo es otra jungla, de cemento pero igual de salvaje. Se nos presenta en seis episodios con nombres sugerentes llenos de fuerza, con el poder de las palabras simples: Ataúd, Reptando, Descenso, Resurrección, Trueno y Ascensión.
NO EXISTEN MALOS PERSONAJES, EXISTEN ENFOQUES INADECUADOS
Se nos muestra a un Kraven en principio reflexivo, pero que pasará por todos los estados mentales imaginables: miedo, locura, tristeza y finalmente paz y melancolía. Matteis ahonda en el personaje, que prácticamente pese a su antigüedad era un desconocido, empieza con una confesión impactante, tiene 70 años y se ha mantenido joven gracias a plantas selváticas, las mismas que le confieren fuerza y mejores sentidos. Él es el verdadero protagonista de esta historia, el héroe es su desafío, pero no el hombre, no el traje, simplemente “la araña”. Un tótem al que culpa de la depravación humana, de la caída de los zares, del suicidio de su madre. Una araña que sustituye al tigre en el poema de William Blake que sirve de refuerzo a unos magistrales diálogos, donde los pensamientos tienen más fuerza que las palabras ya que se van relacionando aunque los personajes estén en distintas ubicaciones: Spiderman, Kraven y el tercero en discordia, Alimaña. La cara que faltaría en una moneda, tenemos al héroe, al villano y falta la bestia, un hombre torturado y transformado por experimentos y ahora solo queda un animal caníbal.
El dibujo es maravilloso, reforzado por los oscuros que logra el entintador, Mike Zeck se resarce del pufo que supuso para su carrera Secret Wars y vuelve a recordar a su mejor etapa en el Capitán América. Primeros planos impactantes y fondos de película de serie negra.
En toda la obra se respira salvajismo, no se puede evitar pensar en el vudú al leerla. El cazador conecta mentalmente con sus víctimas consumiendo a su representación, la escena de Kraven devorando arañas es escalofriante, el criado negro, que no media palabra, excavando tumbas como si fuera un zombi, canibalismo, ratas y arañas por doquier, una regresión a estados primigenios. La muerte está presente de principio, con el entierro de un ladrón de segundas al fin y en todos sus aspectos: suicidios, asesinatos… y la terrible escena del entierro de Spiderman. Qué conveniente que Spiderman luciera en esta ocasión su traje negro, esta historia con los colores clásicos rojo y azul hubiera perdido muchísimo.
Una historia desgarradora, magistralmente contada, algo muy distinto a lo que se nos muestra en cualquiera de las películas, que no nos engañemos, no es más que un mero reflejo de lo que nos encontramos en las viñetas, el verdadero hogar de los superhéroes.
Muy interesante. Una historia oscura para un personaje generalmente luminoso como es Spidey… un contraste que hace que la historia gane en interés.