Hace poco comentábamos en el grupo de cómics ‘La Mazmorra de Latvería’, las escasas ocasiones en las que la retrocontinuidad ha hecho bien en el universo Marvel, por normal general cualquier ejercicio de intentar introducir nuevos elementos en años pasados donde ya se contaron historias han dado con aberraciones que no calzaban en la estructura de los personajes. Afortunadamente siempre hay excepciones. Indiscutiblemente estas “raras avis” han de ir de la mano de gente que ame el medio, los personajes y, sobre todo, el trabajo que tanto les costó a los autores originales.
La obra que hoy nos ocupa es sin dudarlo uno de esos maravillosos ejemplos. Pocos autores existen más doctos en los grandes clásicos, poca gente ama tanto la obra de Lee y Kirby, y tras leer estos números también de Thomas y Adams… John Byrne es uno de ellos.
Hace unos años el autor británico que tantas glorias le dio a las creaciones de Stan Lee, con obras como Los 4 Fantásticos, Hulka, Alpha Flight todas ellas como profesional completo, guión y dibujo, decidió unir sus fuerzas con otro de los grandes, en este caso “solo” (nótense las comillas) era un guionista: Roger Stern, aquel que tan altas cotas logró con Los Vengadores, Dr. Extraño, Capitán América, Spiderman… Entre los dos decidieron llenar los huecos que van quedando debido a que los personajes de los cómics no envejecen al igual que las personas, cada vez el nacimiento de los 4F, origen del actual universo Marvel, estaba más alejado de la Segunda Guerra Mundial, época de proliferación de capas y antifaces, por lo que algunos hechos como que Reed Ridchars y Ben Grimm hubieran combatido en esta ya eran imposibles.
De esta unión surgieron obras más o menos dispares: como los años perdidos de Spiderman, Cazadores de Monstruos, Primer Línea… y la que aquí nos ocupa. Los años perdidos del grupo de mutantes original, la primera encarnación de los X-Men: Cíclope, Chica Maravillosa, Bestia, Hombre de Hielo, El Ángel y las incorporaciones de Thomas, Kaos y Polaris. Esa colección que cerró por falta de ventas y tendría que esperar a que un joven, por entonces, Chris Claremont le diera una grandiosa perspectiva en el año 1976
A lo largo de los veintidós números continua la historia donde Roy Thomas la dejó en 1969, y nos muestra una serie de aventuras nuevas con la dificultad añadida de que no podrá, ni lo desea, saltarse un final preestablecido a lo largo de los años dorados de los X-Men, donde él fue participe por la puerta grande pero solo con el talento de sus lápices.
El equipo original recorrerá el planeta para volver a enfrentarse con Sauron, Magneto y la Hermandad de Mutantes diabólicos, conocerá a nuevos amigos y enemigos y aparecerán personajes clásicos de otras colecciones como Los 4 Fantásticos (Con Cristal en vez de una recién estrenada mamá Sue), Namor, Kraven. También darán guiños sobre acontecimientos por venir, que todos sabemos cómo acabarán: La fuerza Fénix, Tormenta…
Byrne juega con lo antiguo, pero también alimenta un particular universo de bolsillo, creado junto a su gran amigo Roger Stern, vemos a Hada, Yeti y flashback de Primera Línea.
El dibujo recuerda la mejor época de Byrne, se nota el intenso amor que plasma en los personajes y las magnificas tintas de Tom Palmer.
Una obra sencilla, y a la vez hermosa, que gustará sobre todo a los aficionados con más años, que recuerdan con nostalgia cuando los cómics contaban grandes historias, cuando los guiones eran lo importante y no una sucesión de pósters de machos hipertrofiados y hembras de cinturas de avispa, cuando nuestra alma era tan inocente que nos quedábamos en vilo esperando a ver como se resolvería la situación que nos parecía imposible de salvar, cuando nuestras preocupaciones tenían un mes por delante. DIARIO Bahía de Cádiz Manuel Santamaría
FICHA
Publicado originalmente en X-Men Hidden Years 1-22 USA diciembre 1999-septiembre 2001.