CRÍTICA. El teatro-denuncia o la denuncia social a través de una ficción teatralizada es una forma recurrente de sugerir cambios que mejoren las condiciones de vida. Es así desde la antigüedad obligando a someterlo al control y censura de las autoridades, en múltiples ocasiones, como salvaguarda de sus intereses. O a cambiar la forma y modo con que se envuelve el mensaje para eludir el control. Estamos en otra época y el teatro puede transmitir de forma directa y sin tapujos la denuncia y el mensaje. Así opera la obra de teatro ‘María Teresa y Danilo’ de Catherinne Brossans, programada en el Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz, que se resume así: “María Teresa y Danilo refleja la cruda realidad en la que se desenvuelven los profesores de Chile, dejando en evidencia las paupérrimas condiciones laborales y salariales a las que se ve sometido el gremio”.
Aunque se refiere a la realidad educativa chilena, muchos tópicos son trasladables a otros países, incluido España, sobre todo el desencanto en el ejercicio de la profesión, aunque no tanto por razones económicas, como el caso que se denuncia en la obra. La obra se estructura en dos partes de exposición, una centrada en las ilusiones del alumno-hijo, a las que se opone la sumisa y desencantada profesora-madre, y a la inversa. El planteamiento de una solución que satisfaga ambos enfoques vitales se expone en la tercera parte y el breve acto final lleva a la conclusión y resolución parcial del conflicto.
La historia narra los sueños del joven Danilo que quiere ser docente, como su madre, idea recibida con pesar y oposición por la madre, desencantada de su profesión tras casi veinte años de ejercicio. Por el contrario, Danilo trata de convencer a la madre para que recupere su ilusión de vivir, a costa de cambiar de aires y de profesión.
Ambos personajes se hacen querer. María Teresa, por el sufrimiento que le ocasiona la necesidad de someterse a los dictados de una directora cruel con sus subordinados y que se apropia del dinero destinado al buen funcionamiento del colegio. Sometimiento que acepta, más por desconfianza de su propio poder, como se demuestra en la fase conclusiva de la obra.
Danilo aporta humor y sensibilidad cívica a partes iguales. Sin embargo, es un personaje utópico e imposible, donde se mezclan ideales, sensatez y reivindicación de derechos. Por eso, es un personaje contradictorio e irreal, en tanto que en la misma acción se maneja con la irresponsabilidad y tics infantiles de un adolescente que se hace mayor como con la voz madura de quien es capaz de renunciar a su madre por conseguir lo que anhela y de quien se convierte en la conciencia de su propia madre.
La acción se desenvuelve algo aturrullada en la primera escena –se tarda bastante en captar qué papel representa cada uno- con un Danilo exageradamente infantil. Tampoco me gustó la forma que se presenta la coda del final feliz -quizá es necesario, como llamada a la esperanza, porque es poco teatral; un final feliz desvelado mediante la proyección de rótulos en la pizarra. Sin embargo, la obra es interesante y entretenida, con un manejo muy realista de las situaciones y una interpretación actoral a tono con sus personajes. DIARIO Bahía de Cádiz Francisco Mesa
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XXX Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz.
María Teresa y Danilo de Catherinne Bossans. Compañía teatral NUESTRA. Reparto: Andrea Munizaga Ramírez (María Teresa), Etienne Jean-Marc (Danilo), Catherinne Bossans (Directora). Sofía García Oporto, dirección. Cristóbal Tapia, música. Felipe Rojas, iluminación- María Paz Durán, sonido.
Lugar y día: Central Lechera de Cádiz, 18 de octubre de 2014. Asistencia: lleno.