La exposición ‘Frida Kahlo: la vida como obra de arte’, creada por el pintor sevillano Fausto Velázquez, ha llegado a Cádiz, donde era inaugurada días atrás en un acto que contó con la presencia del artista. Organizada por la Fundación Unicaja, esta muestra de carácter itinerante ya ha pasado por Ronda, Almería, Sevilla y Málaga. En su parada en el Centro Unicaja de Cultura (CUC), en la calle San Francisco, será posible visitarla hasta el próximo 27 de enero. Los fines de semana y festivos permanecerá cerrada al público.
La colección, que tras pasar por el Estado español viajará hasta el país natal de Frida Kahlo, México, así como a otras ciudades del mundo como Nueva York, Tokio o París, se enmarca dentro de los objetivos de difusión cultural que tiene la fundación de dicho banco, y que buscan acercar al público en general diferentes expresiones artísticas. De esta forma, la exposición busca transmitir a través de las últimas creaciones del pintor Fausto Velázquez no solo los sentimientos del artista sevillano sino también los de la pintora mexicana a través de un ejercicio metadiscursivo en el que los retratos pintados por Fausto Velázquez nos trasladan a la época y al estilo de Frida Kahlo.
El punto de partida de la creación de esta colección de retratos se sitúa en una de las fotografías que Nicholas Murray le sacó a la artista mexicana en 1939. Esta instantánea causó tal impacto en el pintor de La Algaba, que decidió tomarla como el origen de toda una serie de retratos que tienen a la artista mexicana como protagonista y que buscan ahondar en lo compleja de su existencia. Y es que la vida de Frida Kahlo no fue en absoluto sencilla, sino más bien digna de uno de los relatos más escabrosos de Jane Austen, que si bien empleaba actividades lúdicas como las cartas para caracterizar a sus personajes, éstos siempre estaban bajo el halo de la tristeza, el dolor y la melancolía.
Gran parte de la vida de Frida Kahlo se desarrolló bajo estos sentimientos. Con apenas siete años contrajo poliomielitis, una enfermedad de la que arrastraría secuelas durante el resto de su vida, y a los 18 sufrió un terrible accidente cuando el autobús en el que viajaba fue embestido por un tranvía, causándole múltiples heridas de gravedad que la obligaron a permanecer durante meses postrada en una cama. Fue durante este tiempo de convalecencia durante el cual Frida comenzó a experimentar con la pintura, principalmente con acuarelas y oleos. En la pintura, la artista mexicana halló el modo de plasmar su sufrimiento y sus experiencias vitales, lo que convierte a su obra pictórica en una auténtica biografía.
En su colección de retratos, Velázquez pretende ser fiel a este contexto vital pero va más allá pues su interés en la pintora de Coyoacán también se debe a la importante repercusión que tuvo en el movimiento de la liberación de la mujer. Frida fue una mujer atípica, no solo por lo dura de su vida sino por el modo en que decidió plantearla: bajo el precepto de la libertad. Casada con el también pintor Diego Rivera, su matrimonio nunca fue un obstáculo ni para su carrera ni para las relaciones con otros hombres y mujeres, algo realmente extraño para la época.
Una de las curiosidades de la exposición es que en varios de los 65 cuadros que conforman la totalidad de la muestra Frida Kahlo aparece retratada con un mantón de Manila. Esta pieza fue diseñada por Victorio y Lucchino, que además de ser vecinos del pintor también los une a él una gran amistad. Para conseguir dar forma a estos retratos, Velázquez se valió de una modelo a la que fotografió vistiendo el mantón para después superponer esta imagen con el retrato de Frida realizado por Murray.
Los más de 30 años de experiencia en el mundo de las artes de Fausto Velázquez están presentes en ‘Frida Kahlo: la vida como obra de arte’, una exposición diferente que confirma el talento y la posición relevante del pintor dentro de panorama plástico andaluz. DIARIO Bahía de Cádiz