CRÍTICA. Yllana utiliza la conciencia colectiva de que la naturaleza se degrada a pasos agigantados para elaborar en clave de humor una propuesta escénica de concienciación sobre la necesidad -y obligación- de salvar el planeta. Greenpiss es un alegato contra la insaciable intervención de la industria, por mor del progreso, a costa de un suicida deterioro de la naturaleza.
Pero también, Greenpiss es un alegato contra el ecologismo de pose y cumploymiento que observamos tanto en nuestro comportamiento individual como colectivo. De hecho, el diseño de la obra se basa en contraponer las maldades de NonSanto, la malvada multinacional representada por un orondo hombre de negocios -un poco a lo Trump-, con los bienintencionados pero torpes ecologistas que luchan contra él. Suena bien, ¿verdad?
Con el ecologismo hemos topado….
Ocurre que, en escena, se traduce en el trazo caricaturesco derivado de un ecologismo de bolsillo que, acude a tópicos incrustados en la mente de todos, sin entrar en profundidad y en otras variantes discursivas, de tanto interés o más que lo que se muestra en escena (y me refiero al comportamiento de las instituciones públicas; en concreto, a las sonadas actuaciones anti-ecológicas de varios ayuntamientos de la Bahía… pero eso es harina de otro costal). Nos encontramos inmersos en una batalla que tiene mucho de ideología, poder y dinero. Solo a título de recuerdo, en 2016 nada menos que un centenar de premios Nobel pusieron el grito en el cielo por la campaña de Greenpeace contra los alimentos transgénicos; una muestra más de que no llueve a gusto de todos. Ojalá que los anuncios agoreros de la destrucción del planeta no se cumplan, pero ese vieneyva de reproches mutuos e inacciones suena al dicho “entre todas la mataron y ella sola se murió”. Sería demasiado pedir que un espectáculo cómico se inmiscuyera en ese debate, pero un poquito de más altura de miras no habría venido mal.
Volviendo a la comedia de Yllana, los valores escénicos de Greenpiss son innumerables. Los actores se desdoblan en múltiples personajes, aunque deformados por la intención satírica, y muestran una flexibilidad y capacidad actoral más que notables. Los gags “eco-ilógicos” son divertidos, aunque en muchos casos evidentes. Desde el punto de vista estructural, el espectáculo se divide en escenas independientes y autónomas, con sus propios registros y potenciales humorísticos, que muestran cierta debilidad en el desarrollo. Tres escenas tienen marchamo de calidad sobresaliente, de forma significativa las que llenan la parte central del espectáculo, y condensan las cualidades del grupo de teatro y de esta obra. En concreto, la hilarante secuencia ubicada en un gallinero; el magnífico trabajo actoral simulando el baño en el mar, lleno de plásticos por supuesto- y gestionando el acompañamiento sonoro del público; y la representación de la tala de un árbol. Todo sin palabras, como el resto de la pieza, con recursos imaginativos para la elaboración e interpretación de los papeles respectivos.
Yllana borda el difícil arte de ir a lo fácil en muchas escenas de expansión del discurso. Aisladas del contexto y sin la protección del magnífico sabor de boca que dejan las escenas de referencia, los sketches serían fácilmente sustituibles por otros, sin que afectara al resultado final. Por ejemplo, eliminando la escena burla, atufada de machismo hortera, sobre Petra Thunberg, que recurre al cómodo tópico de que la atracción física puede derribar barreras ideológicas.
Otro ejemplo notable de secuencia quitaypon, sería la escena de asalto por el exterior a un alto edificio acristalado (todo con la imaginación) cuyo resultado depende mucho de la participación voluntaria de un espectador -en este caso, desmañado y soso-. En sí misma, no tiene más aliciente que la capacidad de simular la limpieza de los cristales, por un lado, y la provocación de un adivinable semidesnudo corporal, por otro. Demasiado larga la secuencia, a mi entender.
Llama la atención que las escenas con menos gancho fuesen las que tienen como soporta al odioso personaje de NonSanto -abucheable por su actitud anti ecológica, no por la representación-. Son escenas de apertura y cierre que tienen su encanto y finalidad. Sirven para provocar la animadversión del público y potenciar el mensaje de conclusión -desplegado en un cartel reivindicativo-: Save the planet. ¡Salvemos el planeta! DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XXX Festival de Teatro de Comedias.
‘Greenpiss’ de Yllana.
Idea original y creación: Yllana. Dirección artística: Yllana. Intérpretes: Fidel Fernández, Luis Cao, Juanfran Dorado, Jony Elías.
Lugar y día: Teatro Pedro Muñoz Seca de El Puerto de Santa María, 13 de agosto de 2021. Asistencia: Lleno.