CRÍTICA. La verdad es que no suelo comentar los libros que leo, solo los cómics, pero esta vez por varios motivos quiero hacer una excepción. Los motivos son sencillos: el primero que me ha tocado en un sorteo y es de nacido ser bien agradecido; el segundo que vi con agrado que el autor es paisano (Juan González Mesa, Cádiz, 1975), así que hago con mi gente lo que quiero que hagan por mí; y el tercero, y más importante, ¡es que me ha encantado!
‘Aquí la tierra es mala’ (publicada por Dolmen Editorial hace ya unos meses, este mismo 2018) es una novela de terror científico. La editorial la engloba dentro de sus productos zombis, pero ¡ojo!, aquí podríamos hablar de infectados, aunque el autor hace un alarde de originalidad, pero para mayor desasosiego, muy real.
La acción transcurre en nuestra tierra, exactamente, en Las Canteras y la Facultad de Ciencias Náuticas (en el campus de Puerto Real), edificio que conozco a la perfección por haber cursado la carrera de Náuticas, lo cual ha favorecido que me sumerja aun más en la lectura.
“Paula es citada en la facultad de Ciencias del Mar, para hacerles una prueba de compatibilidad para una donación a su padre, un maltratador psicológico y cocainómano al que hace tiempo que no ve, acudirá acompañada de su mejor amiga Norma. Una vez en el edificio se encontrará con la verdad: la zona es territorio en cuarentena, y su padre y otros pacientes están aquejados de una extraña y violenta enfermedad. Allí compartirán estancia con los familiares de los demás pacientes, mientras el viento de levante comienza a soplar como solo lo hace en nuestra tierra”.
La trama de la novela, enganchará rápidamente al lector. Esta escrita en tiempo real desde el punto de vista de las dos amigas, con flashback a otras situaciones que desencadenarán el punto álgido. Esta forma de escritura hace que los capítulos se desarrollen de forma desordenada para que el punto de inicio no se nos presente demasiado pronto manteniendo el ‘es que falta algo’ hasta el final.
Buenos personajes, a destacar los bomberos y el detective privado Saúl Novo, un tío duro con el que rápidamente uno congenia, y sobre todo mucha y buena crítica social: al estado actual del I+D, a la corrupción política, a los altos funcionarios incompetentes, y a la situación laboral de la Bahía de Cádiz.
Como único ‘pero’, la cantidad de personajes que aparecen, aunque no formen parte del elenco principal, que puede hacer necesario tomar alguna nota para recordar los nombres.
Gran trabajo el de este joven gaditano, aunque ahora tengo que darle un tirón de orejas ¡ya que por su culpa nunca volveré a ver mi facultad y Las Canteras con los mismos ojos! Siempre que pase por allí una palabra, que es más un eructo de maldad que una lengua, recorrerá mi columna vertebral con un escalofrío ‘Tucarneenmicarne’. DIARIO Bahía de Cádiz