Cuento del hombre tranquilo
CRÍTICA. El hombre tranquilo sube al escenario y su presencia se percibe más por el bullicio y la arrancada manibatiente del público, que por la turbulencia de sus movimientos en modo saludo. Sin inmutarse con el desaforado, sonoro y sincrónico batir de palmas, él –pausado, reposado y en semipenumbra– se ubica en el centro del...