DÍA 15 (15ª CLASIFICATORIA).
Tashdawn. O como se escriba. Esta madrugada, hora patria, se enfrentan en Houston, tenemos un poblema, New England Patriots y Atlanta Falcons en la final de la Super Bowl. ¿Te importa?, sí sí… anda, teniendo por delante la decimoquinta sesión de la fase clasificatoria del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2017), que se quiten americanadas y balones apepinados, porfavó. Donde se ponga una pelota de Nivea. Nivea forever. Nivea pa toa la eternidad.
Un domingo con dos platos fuertes, para abrir y para cerrar función, y poco más, salvando a la interesante comparsita local ‘Los de la charca’. El coro de Luis Rivero ‘El mayor espectáculo del mundo’ sube a las tablas una representación de cinco carnavales del globo, los mezcla y los menea. Y Martínez Ares con ‘La eternidad’ enlaza el remate final de su anterior comparsa triunfadora como punto de partida de la presente: un fin que es un nuevo comienzo, que en definitiva es el concepto de este Caronte gaditanizado que apunta alto alto. No defrauda.
Bien endrogao hasta las cejas de efferalgan entran como la seda las cuatro horas de taratachín. Ni me entero. Y dándole unos buches al Champín-ñín, ni te digo. El virus del carnavá ataca, quieras o no. Ya estamos colocados. El último que cierre la puerta. Maripili, mímame, dame croquetas… y tira de la palanca, que vuele libre este cronicón en diferido y sin almidón. Pero antes, nos ponemos de pie, que pasa el minuto de publi del Yuntamiento de Cádiz. Un respeto.
‘EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO’, ESPECTÁCULO ES
Las 20.38 horas. Ya vamos tarde, niña, que tenemos fecha de caducidad. Nueva Orleans, Venecia, China, Río y Cádi… desde oriente a occidente, norte a sur, “cultura popular que no hay quien la iguale, cuida al pasado y mira al futuro, bajo el disfraz de los carnavalessss…”. El coro troceado en cinco del Luis Rivero, con su hermana Laura dirigiendo, y el gran Bablé en la orquesta… ese bigotillo…: ‘El mayor espectáculo del mundo’. Que se note que sabemos de musiquiqui. Listo los de atrás. Con partes de las falsetas novedosas en cada tango. El primero rondando la plaza y el Kaserón del 3×4, subiendo por la calle Javier de Burgos. Eso eso. Y con remitente el segundo: “antes de que se vaya de Andalucía para cumplir su sueño en Madrid… Cádiz no merecía tantos desplantes…además de gaditanos también somos andaluces… si algún día llega a la Moncloa de presidenta, que su primera medida sea para esta tierra, si es que le queda vergüenza”. Letra ciencia-ficción, aprecia el Champín-ñín. Un Pokemon con casco y el Kichi con corbata, eso sólo lo consigue la trianera, en los cupletillos, nivel comparsa. Y el popu, deteniéndose por los cinco carnavales-culturas del mundo redondo que se destacan, con sabor a cualquier cosa menos a coro coro. Un entretenido musical bailongo que presume de voces un tanto mareante, con telón pa abajo y pa arriba. Al final se jode el mecanismo, verá… “Cádiz no se entiende sin su carnaval… el mayor espectáculo del mundo es el carnavaaaaaal”. Como espectáculo embelesador, que dice poco o nada, de doce.
‘CAMINA DIABLO’, AL CARAHO
“Maldito sean los caminos que al final siempre termino tirado en la cuneta… mi camino lo hago yoooo….”. Una especie de bandoleros encorajaos con el mundo sonando regulero. La comparsa de Dos Hermanas ‘Camina diablo’, con Juan Luis Rodríguez Muriel y Óscar Ortega Pérez en la autoría. Juancarlo style, de aquella manera, aro. Un pasodoble para engatusar a Cádi y los gaditanos, queda en el intento. Y, vaya, la pepera Cristina Cifuentes se estrena por estos submundos y se lleva un cate en la otra letrilla. Se ve que dijo algo que ofendió mucho a estos nazarenos que la terminan mandando ar caraho. Sin anestesia. Poesía bajo cero. Ajú, primo. Un cuplé con er Kichi manostijeras y otro, bueno, hay otro, que obliga a parte del patiobutaca a levantarse, desganao, pa ná. El Champín-ñín levantaría la mano para preguntarles por la ensaimada del coco, pero es mu cortón. Paja y más paja seudofilosófica y seudocríticasociá en un pupurrí mosca. Que potencia en el adiós, mare.
‘MANOLO EL DEL BOMBO’, PIPO PIPO
Al paritorio con ‘Manolo el del bombo’, chirigota sevillana que consiguen sorprender en el primer segundo con el tipo, luego ya… “mi Chari está dilatando, ya le he visto la carita… otra contracción otra contracción otra contracción”. Felices, ya te digo. La letra la firman Carlos Acal y Francisco Javier Ramos, y la música, Jorge José Medina y Alfonso Miguel González. Pasodoble de re-presentación con shentimiento y amol de padre, novato. Y letrilla para defender la modalidad ante quienes la dieron por muerta, recurriendo a nombres de agrupaciones de este año. Original original… po no. Pum pum. Pipo pipo. Un parto en la bañera escatológico y un amigo cero cero, para la tanda de cuplés sin grasia. Y al final la niña, va-se-to-mía. Y de popurrit, camino de residencia, parto, nenuco al aire, la suegra… el relato previsible. Simpáticos, y a por otra. El Champín-ñín ni ha entrado en quirófano. Tiene un trauma infantil con las cesáreas.
‘LOS DE LA CHARCA’, PISANDO CHARCOS
Croac croac… “Con lo que yo he sío, y fíjate en lo que me he convertío… me he convertío en un sapo por querer ser quien no era, yo que te hice el príncipe en tus tablas como me iba a imaginar… desterrado en esta charca para volver a empezar”. Sapo en proceso de conversión en príncipe carnavalero, o a la inversa, el que trae la joven comparsa gaditana ‘Los de la charca’. Una charca en plan reinicio de ordenador. Y en la carpa, a por besos, y lo que surja. Antonio Jesús Pérez Fuentes pone la letra y Ángel Luis Silva Benzo, la musiquiqui. Ni rastro de cazafantasmas. Un primer pasodoble lamentando cómo cambió el carnavá, la ambición y el dinero a algún amigo “enganchao”, al que se le cruzó la coca por delante… “echo de menos cuando esto empezaba…”. Y otro poniendo en evidencia al gadita con lo suyo, con los suyos. Y no mienten… “así suena nuestra tierra y un asco tremendo me invade, cuando grita ese mismo puñao de catetos, Cáaadiz cuna de las libertades”. El Champín-ñín sí ha pillado la ironía del Ramadán. Conste en acta. Cuplés con doble personalidad, uno sale rana y otro de garbeíto túyajabe por la Regata. Comparsista, soberbia, hechizo y encantamiento, todo rematado con “el príncipe azul de este cueeeeeento”, y te sale el potaje del popurrí. Con gusto y hechuras. Croac croac…
‘YO ESTO NO ME LO EXPLICO’, YO TAMPOCO
Puretas rejuvenecíos liados con “pibitas de veinte años”. En vez de acompañarse del Juan, sacan a chavalas floreros de buen ver. Presumiendo. ¿De machismo?, se pregunta el Champin-ñín. Luego en el remate vendrá la cuarteta de rodillas pidiendo perdón, ¿no? ‘Yo esto no me lo explico’, nombre que ni pintado de esta chirigota de Puerto Real con letra de Manuel Jesús Sánchez Rodríguez y música de María Bernal Jiménez. Ese primer pasodoble sentencia: “deja que viva el momento”, dure lo que dure el encoñamiento y aunque sólo le quieran por el dinero. En el otro pasodoble, algo seriote que ha unido a todos los puertorrealeños: me temo que sea la cría que se precipitó por el balcón, “tu nombrecito del amanecer”. “En el potorro va a críar perlas”, suena en algún momento de los cuplés. No me lo explico. Seudo-humor de película de Pajares y Esteso, pero en plan ajín, en ese popurrí que se hace largo, pom pom se empalmó. No llega a ser parodia, he ahí el poblema. Kilos de caspa.
‘LA ETERNIDAD’, ¿LLEVÁIS FORILLO?
Y un viento de ya catorce años en la carita devuelve un ratito más al Falla al niño de Santa María, tras el retonno cobarde pero glorioso del pasado concurso. ‘La eternidad’, de Antonio Martínez Ares, le sube la cremallera a esta sesión. Cuídao con el pellejo. Y el Piojo. Ya está el teatro revoleao. Se acabó lo de ir sin montaje. Con arranque esperable ennn, el chimpón de los camaleones… “Tacitaaaaaa… Cádiz tenemos toda la eternidad… aaaahhhhh oooooohhhh… que si baja el telón y me llega el adiós, el adiós que me coja cantando… abre tu puerta al barquero… fíjate si te quiero, mi Cádiz bonito, cada vez que te canto, te resucitoooo”. Potencia, primo. El personaje mitológico de Caronte, gaditanizado y con sombrero, aro. En barca caletera lleva a los que se van a la eternidad, a cambio de un leuro. No nos libramos del peaje. Vaya cómo se desarrolla ese piropo realista, y doloroso, en el primer pasodoble… “Cádiz es esa ciudad donde cada semana camina una procesión de esas que van por dentro… donde la izquierda vela por su derecha, donde el mediocre siempre gana al talento, la que receta carnavales y nadie le cura sus males… este es el piropo más triste que yo te haya escrito en mi vida… pero tú haces el milagro, de que termine llorando por alegrías por alegrías”. La paradoja, niña, la paradoja. Y más cara B de la alegría para la otra letra, baño de frustración de tantos… “hoy se celebra el gran día, el de la vergüenza, hoy festejo el dominio del capital y el sistema… hoy brindaré por mi fracaso… vuelvo a casa de mis padres, con treinta años con treinta años”. El Champín-ñín se iba temiendo algo peor por lo de los escalones, o quizá no. Con ese pito de caña para ponerle suspense al remate de los pasodoblones. Un cupletillo para reírse de uno mismo, de lo vivido el año pasado el primer día, “¿lleváis forillo?… cómo echaba de menos volver al Falla”; y otro, malo, con el muro del Trump Trump, gorrión, levantado por cuatro chiclaneros… El estribillo, a cara o cruz. Este Caronte de almas gaditanas te recoge en el popurrí y te lleva al más allá… “si tienes dudas, siempre a la izquierda… aquí no hay fin ni principio, no hay presente ni pasado, no hay futuro ayy mi niño, aunque tampoco lo haya abajo… ese eres tú, en una esquinita del sur, caminante eres tú… no se trata de una despedida, tu vida empieza pero en otra vida… eternaaaa… mañana habrá otro mañana y despertarás… no te olvides vida mía, te quiero”. Dan ganas de morirse. Desencanto esperanzador. La muerte no es el final. Un final puede ser un principio…
Las 0.17 horas. Baja el telón. Suben las apuestas. Y la fiebre. Me quedo sin clínex, sin nariz, y sin tiempo. Champín-ñín, para ti el sofá y la Super Bowl, para mi la cama y los sueños, sueños son. Pero antes del besito de buenas noches, una frase célebre acurrucadora: “El pensamiento sin poesía y la vida sin eternidad son como paisajes sin cielo. Nos ahogamos en ellos”, dicen que dijo el suizo Henri-Frédéric Amiel. Tiradme un flotador, no me seáis… Dany Rodway DIARIO Bahía de Cádiz
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