DÍA 30 (3ª SEMIFINAL).
Noche de babushasos gordos, de infidelidades y de filtraciones. Las humedades del Falla. El Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2017) ya ve la luz al fondo. Sigue la luz, Carolain. La última semifinal anuncia que en un buen rato bajará el jurao, sieso, y hablará. Será el momento de dar botes de alegría y mascás de disgustos, en lata.
Función con cositas interesantes y consistentes en el menú: ‘La eternidad’ de Antonio Martínez Ares, ‘Los de Cádiz Norte’ de Manolito Santander, ‘La reina de la noche’ de los estudiantes, ‘El ángel de Cádiz’ de Tino Tovar, ‘El mayor espectáculo del mundo’ de Luis Rivero… ¿sigo? Los Molina, Kike Remolino y el grupo de Fali Mosquera. Algunos saliéndose sin excesos y otros cumpliendo con peros.
Un miércoles en el que además de consumarse el mes exacto desde que estamos embutidos en el foso de los leones soltando pamplinas de la plaza Mina, con el pretexto del concurso y su ombligo, no vea cómo tenemos el culo ya… se recuerda amargamente que hace diez años que la planta de Delphi de Puerto Real echó el cerrojazo, de forma cruel. A partir de ahí todo un cúmulo de despropósitos. A propósito, escucha escucha: la Audiencia Nacional condena a tres años y medio de cárcel al rapero Valtonyc por un tema diciendo sus verdades sobre el rey Juan Carlos. ¿Te suena? ¿Recuerdas que cantaba en cuartos aquel pasodoble del Ares? Con los carnavaleros no hay cohone, que no. Qué asko de país, prima. Champín-ñín, levántame esto, a borriquín. Su última noche pisando charcos. Maripili, aguántame… y dale a la palanca, y que canten los niños, que alcen la voz, que hagan al mundo escuchar, que unan sus voces y lleguen al sol, en ellos está la verdad; y que le dejen un hueco a este cronicón off line coloreado sin salirse… Pero antes, un minuto para la publi del Yuntamiento de Cádiz: los yelos, calientitos, que te me constipas y no llegas al lunes de coros.
NO SE GANA ESTA BATALLA CON EL AGE, ADÓNDE ESTÁN AQUÍ LOS GENERALES
Las 20.37 horas. Hoy voy a dar qué hablar. Y sudar. ‘La reina de la noche’, el coro de los estudiantes vuelve a llenar la escena en su tercer pase, en busca del cuarto, a por ellos, oeeé. ¿Y por qué no?, jurao, ¡libérate!, “no le temas a la noche, desobedece, en el peligro piérdete, libre de elegir mi vida, de sentirme viva, en un mundo de mentiras, prefiero mi verdad… hoy reinaré sin importar qué dirán”. Muero con ese holaquéhay, y todavía ni me he sentao. Una historia de amol, con Cádi, interrumpida por aquello de tener que buscarse las papás fuera… “tan sólo pido una cosa, pido que me esperes… un gaditano que por ti se muere”. Y por la Petróleo y la Salvaora sale ese segundo tango libertario… “Cádiz te abre las puertas de sus armarios… yo sí que me avergüenzo de esos que los critican, de tanto puritano, de ese gadita rancio que no logramos dejar atrás…”. Al tipo. En los cupletillos, un vecino nuevo… “a ti que te pida sal, ya me encargo yo de darle pimienta”; y los recortes del Yuntamieinto… “te dejo aquí las pelucas y para la final ya tienes las flores”, jeje. Los malages de la prensa, señoritos señoritos. Y croqueteros. Po sí. Con uno de los popurrises más completos y absorbentes, confundiendo vidas y no-vidas, la que se tiene y la que se quiere arriba del escenario… “esta noche me toca actuar, vivir, que suba el telón… hoy reinaré, libre para ser feliz, hoy reinaré… maldito silencio, me deja sin sueño, sin voz, sin ilusión, la calle me espera, ya todo se terminó, que pena de reina, ya se han olvidado de ti… tal vez reina me sentí cuando no lo fui, tal vez solo lo soñé…”. Pasando un ratazo. El Champín-ñín, con pelucón y en modo juez, dice que puede que estén en la final o puede que ajolá estén en la final. Objetivo. Es que se siente tan a gustito con este corito… A gustito, sí. Dando tumbos, sin tumbos, llama sin llamar ‘Los camballá’ del Fali Mosquera, bebiendo sin beber… “la historia del carnaval, de la Tacita de plata, no se la van a cargar cuatro o cinco metepatas… el veneno del concurso, en el concurso se queda… al carnaval de mi tierra nunca le hizo falta mucho más, amigos, copas, coplas… y pegá unas camballás”. Ajá. A por la penúltima. O no. El cumpleaños de la niña, desde la distancia, vía skype… “cómo duele no verte crecer, por la ruina que nos trajo el PP tuve que marcharme pa que no te falte, que pa eso está tu padre…”. Currando en Francia, esos morasos cantando la marsellesa… Y del drama a la tragedia en la segunda coplilla, que no se diga que no es una comparsa comparsa, interpretada con pasión doble, de queso… “otra vez empieza el terror, ya suenan las sirenas… sé valiente y no me llores, que esto pronto pasará… desde Siria hasta Palestina, un infierno que no tiene final… yo cogí a mi hermano y lo subí a una patera, estoy seguro de que tú harías lo mismo, huyendo de esta puta guerra”. Mascaíto primer cuplé con los novios cantándose unas coplillas en el bodorrio; y una novia cortita cortita en el otro. Qué pena me das Tacita, siempre dando camballás. Y metacarnavalero ese popu que paradójicamente sentencia: “los borrachos me sobran, la que manda es la copla… en Cádi tenemos el mejor carnaval del mundo entero”. Cuarto y mitad. El Champín-ñín, sobrio y en modo juez, dice que puede que no pasen a la final o puede que no pasen a la final. Latigaso, kichi kichi, y aparecen ‘Los Indiana Jones de los Callejones’. El Kike Remolino a lo Harrison Ford de intramuros… “sobrevivir al día día es mi aventura, cuántos Indianas hay desde la Viña hasta Cortadura… las penas ya, mañana mañana mañana”. Un primer pasodoble ojanoso con el pregonero tras el desliz de preliminares y el chaparrón de la guasa gaditana, que sí, que el que paga una entrada tiene derecho a opinar, pero no a faltar el respeto… “Pedro el Majara es mi pregonero”. Y Fanta patrocinando el siguiente, aro. Ese niño que le comenta al pare que va a seguir sus pasos… “como tú, quiero salir en una chirigota… pero antes de que vayas, escúchame atento para que sepas qué es la cantera… todo no será bonito… corre con la ilusión de que alguna vez se enteren, que está el futuro en vuestras manos”. Qué responsabilidad pal chaval. Bola de pelo, y a los cupleses: el puntaso de la perra de una vecina mojón; y ligando con una gashí, “le fui a comé el ombligo, no, lo siguiente”. Tandita de versión china de las pelis de Spielberg, no, lo siguiente… kichi kichi. Popu marca blanca, para todos los públicos, la aventura de sobrevivir en Cádi un año entero, chapú tras chapú… hasta que llega febrero, y lo de menos es el dinero, a recargar energías para superar la prueba de los otros once meses. El Champín-ñín también teme al calendario, y en modo juez, dice que puede que no pasen a la final o puede que elijan el santo grial equivocado… Hablando de santos, una de angelitos, o casi. ‘El ángel de Cádiz’ del Tino, transpirando arte castizo… “ayy Cádi mía, cuánto tesquiero, que si yo soy el ángel, tú eres mi cielo… si tú estás por mí y por ti estoy yo, deja que te cante esta última canción… aquí te traigo un quejío de barrio quebrao de alegría… con el carai carai carai y vámonos pa Cái…”. Esas palmas, ayyy, esas palmas… Un pasodoble para opinar sobre el padre aquel que utilizó a su hija enferma para robar solidaridad dando pena… “quiero dedicar mi canción más oscura y sombría, tú que fuiste a la televisión traficando con ella, tú que puedes mirarte al espejo y no darte asco, tú que juegas con las esperanzas de tantísimos padres… cuéntame si tú sentías el amor que te tenía, cuéntame maldito loco cómo le hiciste eso a tu niña… utilizaste su enfermedad pa cumplir tus sueños… que fuiste padre y no lo mereciste”. Bueeeno, el temita me deja ajín, no puedo remediarlo. Musho más nutritivo el siguiente, más que oportuno, con el relato-dramático de muchos exdelphis, aplicable a tantos parados anónimos… “son las ocho, suena el despertador, ya me pueden los nervios… con lo que yo he sío siempre y es que voy como un fantasma… diez años de aquel día, que esto se cierra, arrastrando mi libertad perdía… diez años y un encierro, diez años que he perdío, vagando por las calles como alma en pena sin un destino… qué es lo que te he hecho díos mío, para merecer esto, el día que cerraste las puertas de Delphi debiste abrirme las puertas del cielo”. Pumm. Sin pancartas. Mini-cuplés de pestañeo, con menciones al Messi y al hermano del Kun Agüero, que se lo lleve; y al Justin Bieber ese y a la María del Monte esa, o ese… si en el Falla a usted le suena algo bonito y le pega el pellizquito, y se forma el guirigay… háganle caso a mi tito el Pillo, y no digan ole que se dice Cái, Cáaaai. Arte en verso con contenido, y mucha paradoja, en ese popurrí incuestionable… “Cádiz de contrastes que me matas y por ti muero, partiditos y palacios, la de los milagros y los calvarios, llegando aquí respiro vida pero marchando me la gano, de fiestas y de penas por igual, hospitalaria pero mezquina para sí, bohemia y melancólica, la de los espabilaos y la conciencia dormía, la que camina sin prisa aunque se vaya el tranvía, la que te canta su vida y olvida su melodía… Cádiz la del age y la gracia, maldita gracia, maldita gracia la mía… Túuu mi trenecito que nunca sale, mi barca que está varada en el pantalán, mi marea que no rebosa mi felicidad, mi caracola moribunda en la orilla, mi isla que sin robinsones te van a dejar, tú que tienes esa mala costumbre de matarme en vida, mi ventana con vistas al mar de la fatalidad… no se gana esta batalla con el age, adónde están aquí los generales… el age de tu gente ni se aprende ni se estudia, ni se compra ni se vende, es alquimia popular, es un rayo del faro, es un golpe de mar… ay poroporompó pompero, tirititirititrán tran tan”. Tran tran. El Champín-ñín deja de taconear y, en modo juez, dice que podrían estar en la final o podrían no estar en la final. El age de no mojarse. Malage, dame un respiro, mi reino por un intro, ¡un intro…!
SON LOS QUE HACEN GRANDE LA VIÑA, SON MIS VECINOS LOS VIÑEROS
Las 23.31 horas. “El mayor espectáculo de este mundo cuida al pasado, mira al futuro, bajo el disfraz de los carnavales…”. Sentencia del ¿coro? riverista, con el gran Bablé en la orquesta, menéate Bablé. ‘El mayor espectáculo del mundo’ te canta, te baila y te hace un puchero. Cultura pupulá de este a oeste, desde Nueva Orleans a China, pasando por Venecia, Río de Janeiro, y acabando por Cái. Dándose cabezasos contra los muros… “todo país tiene derecho a defender su estado, su integridad, y bajo esta premisa pisoteamos mucho de los que son derechos humanos… las fronteras que siguen vulnerando los traficantes, que hacen que pierdan la vida un reguero de emigrantes… y ante tanto absurdo, Europa se escandaliza… mientras se calla ante la valla de Ceuta y Melilla, derrochando hipocresía”. Po sí. Con falsetas camaleónicas. Y de un extremo a otro de la educación ese otro tango… de aquella tiranía que mis abuelos ejercían sobre mis padres sin rechistar… a la de los niños de ahora con sus padres… “niño consentidos y adultos que lo fomentan, padres sometidos a lo que sus hijos quieran… qué sociedad estamos construyendo maldita sea, o es que no nos damos cuenta”. A favor de los deberes escolares, parese… El niño es, como su mare o como su puñetero pare, depende, depende, en un cupletet; y más niño, en el otro, por fin se ha echado novia… “no veas el niño es igual que su puñetero pare”. Cádiz que a golpe de tanguillo marca el rumbo, del mayor espectáculo del mundo. ¿Eurovisión? Aleluya, aleluya. Un muestrario de estos cinco carnavales del mondo redondo, para ese movidito y mejor cantaíto popu… Un verdadero espectáculo… “Cádiz no se entiende sin su carnaval… “, ni sin sus papelillos de brillito. El Champín-ñín, en modo juez, dice que puede que estén en la final o puede que estén en la final, o puede que el domingo vaya a misa de ocho… Taratachín, esto se me va de las manos, dos veces, por si acaso estamos sordos. Y arranca la misa de la secta de los Molina, pom pom, ‘Pa religión, la mía’, rezando contra las innovaciones carnavaleras, con el inconfundible toque del Iván Romero… “píntate dos coloretes y comulga cada domingo con caballas caleteras… esta noche yo te vengo a bautizar con la grasia que dejó el viejo coplero, chirigotero, chirigotero”. Amor por el Petra. Pom pom. La obsesión de un Manué por cantar el Vaporcito, para un primer pasodoble chimpúm chimpúm. Y más de lo mismo de lo mismo de lo mismo, en este caso, dirigiéndose a los forasteros que se mosquean incomprendidos por este Falla… “Cádi, que no le das cariño, que todo es pa tu niños, que a ti no hay quien te entienda…”, primero hay que entender Cádi, vivir Cádi, y si te has perdío todo eso, “que más te da perder el concurso”. Pom pom. El Momo tu hermana. El Paquirrín todavía cabe en un cuplé con el mando de la tele en la mano, aro; y otro para dedicarle una letrilla sorpresa, aro, a su bombista, pom pom. Manué sentando cátedra. “No es pasodoble si no eriza la piel”, apunta uno de los mandamientos de estos chiclaneros devotos de Cái y su carnavá, pom pom, en su popurrí con cuartetas potables y otras insalubres, pom pom. Cómo poner pitoso a base de pom pom pom pom, y a juí. El Champín-ñín, saborido, en modo juez dice que puede que no estén en la final o puede que estén en la final para despertar al teatro a las cinco de la madrugá. Lo de despertar conciencias lo dejamos para otras doctrinas… Y los novios recién casados del patiobutaca, centro de atención mientras va aparcando en el escenario la barca caletera del Caronte del Martínez Ares con esos pantalones de cuadros, ajú illo, de ‘La eternidad’… “Tacitaaaaa, Cádiz, tenemos toda la eternidad… cuando un gaditano da su último aliento, el farol de mi proa se va encendiendo, y me brotan mil flores, rosarios, cadenas, y dibuja mi cara toda su pena… ahí está la Tacita, la Tacita del cielo, traigo un alma perdía, ¡abre al barquero!, ¡abre al barquero!… que si baja el telón y me llega el adiós, que me coja cantando… fíjate si te quiero mi Cádiz bonito, cada vez que te canto, te resucito”. Vamos resucitando, mare, lo noto, lo noto. Chapurreado en indio americano, o argo, la primera letra diresta a tanto españolito olvidadizo, que al final no somos tan diferentes al Trump Trump, gorrión… “gran hombre blanco construir muro yanqui en frontera, ´rl no querer mala gente que ensucie bella bandera… tú, españolito, echar manos a cabeza pero cerrar ojos en Ceuta y Melilla, España no ser gran potencia pero sí gobierno igual de fascista… yo recordarte los niños del Estrecho, tú olvidar saharauis mitad del desierto, tú demostrar tremendo asco y levantar en el País Vasco una eterna muralla para así no ver su norte, tú decir sí a las libertades y decir no a los catalanes, tú mantener en las calles asesinos con sus nombres… tú mejor callar, hace quinientas primaveras traer el mar gente guerrera, robarnos todo y masacrar, y tú festejar todavía tu evangelio y tus verdugos… tú poner el primer muro en tierra mía”. Y con orgullo, mucho color arcoíris frente al blanco y negro del ayer, esa letra del padre toda la vida en el armario a su hijo, enorme… “si tú supieras, cariño, lo que hubiese dado, por verme donde estás tú en tu divina carroza, que tu bandera borrara los colores de un pasado, ay, lo que yo hubiese dado… hoy gritaré ese es mi hijo con todo el orgullo de mi corazón, vuela como un pájaro, vuela, llena de plumas las aceras, nunca te escondas de nadie como lo hizo tu padre… vive por mí lo que no pude, sé irreverente, no lo dudes, y sobre todo acuérdate de los que no están, de los sarasas que callaron, los maricones que mataron… esto no es sólo un desfile, con tu risa hoy se escribe mi gran victoria”. Victoria. Aunque estos ambientes no son los más propicios para normalizar lo que no es anormal. Con grasia esas réplicas al fondo en los cupletillos, ¡pa qué vuelves!. Alusiones a los detalles del tipo, “qué pechá de avalorio, pero a la gente le gusta, sobre todo a los rumanos”, y risas con el Rajoy, “un presidente bastante franco, shi shi”. A cara o cruz ese estribillo… anda, ven, que me muero, por verte en la tierra de la luz. Si te subes al popurrí, no bajas, y llega el primer viajero… “tú cuenta tres por cuatro, ¡sígueme!… ¿vivir en el mundo? anda, calla, ¿en esa España Mariana?, pa ti pa mi, eso sí que da miedito, sube a la barca, te están esperando, si tienes dudas, siempre a la izquierda… aquí no hay fin ni hay principio, no hay presente ni pasado, no hay futuro, aunque tampoco lo hay abajo… tu vida empieza pero en otra vida, salta al vacío y empieza a soñar, con sus aguas eternas, sus sonrisas eternas, sus fiestas eternas… mañana habrá otro mañana y despertarás, mañana traeré a tus niños a la inmortalidad, mañana los muros del tiempo de nuevo caerán, mañana, cariño, mañana, descansa en paz… revivirás, revivirás…”. Revivito y coleando. El Champin-ñín se ajusta los tirantes y, en plan juez, dice que estarán en la final. Y point… Y poniéndole el tampón a la noche y a la intensa fase semifinal, el uuuuuhhh aaaaaahhhh uuuuuhhh aaaaaahhhh del Manolito Santander y el Sánchez Reyes, ‘Los de Cádiz Norte’, el que hizo el segundo puente le dio una patá al mapa de Cádi… “soy un bárbaro sólo por ti, soy un bárbaro no lo puedo remediar, porque Cádi es una barbaridad”. Barbaridad chirigotera. Afeando a aquellos politiquillos que usan el escaño del Congreso para dar una cabezaíta… “hubo un pueblo que soñó una España diferente, y cuando se despertó se la había robao otra gente… soñemos que ese pueblo al que usted ha marcao sus vidas convierte su plácido sueño en un pesadilla”. Sigamos soñando. Uuuhhh aaaahhhh uuuhhh aaaahhhh. Y rondando por la Viña, pero con gran categoría y verdad… “detrás de tanta mentira encalá, de tanto piropo empalagoso y pesetero… detrás viven los viñeros… que son los que recortan papelillos, los que te pescan las caballas, los que te emprestan to sus calles y no protestan pa nada… son los que recogen la mierda de los demás… son los que hacen grande la Viña, son mis vecinos los viñeros”. Po er Kichi vive en la Viña. Uuuhhh aaahhhh uuuhhh aaaaaahhhh… Un muro pa que no entren los sevillanos, y su primo Federico, mu gadita, para el chuté de cuplés. Y hay sitios más bonitos que mi Cái por tos laos, pero yo no los he encontrao. Fuerza en ese pupurrí puntero, que sabe a Cádi. A Cádi Norte, por supuesto… “nos vamos pal norte, con sabor a chirigotaaaa”. El Champín-ñín se pone los cuernos en el coco, y en modo juez dice que puede que estén en la final o puede que estén en la final. Ya toca. Ratatatatá ratatatatá…
La 1.58 horas. Baja el telón. Sniff sniff. Suben los monigotes del dios Momo y de la bruja Piti al balcón del Yuntamiento. Niña, que no todo es Falla, que desde este jueves el carnavá de Cádi es calle, es oficiá, licencia para mear entre los coches… Ná, ahora en veinticuatro minutos y cuarenta y tres segundos el jurao, sieso, se manifiesta, falla, y a acordarnos de to la familia del Téllez, pero eso es otra historia. Champín-ñín, échate gomina, que ya mismo empieza el concierto de Radiolé en el tablao de San Antonio. Eso merece musssha gomina. Y una frase célebre para hacer cuerpo: “Mucho más que los intereses, es el orgullo el que nos divide”, dicen que dijo el francés Auguste Comte. Donde se ponga una multiplicación, con decimales, que se quiten las divisiones, amo. Dany Rodway DIARIO Bahía de Cádiz
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