Después de conocer Setenil, no tengo dudas de que fue en ese pedacito de tierra, roca y río, que Dios creó el paraíso del edén, herencia de aquel jardín y aquellos tiempos, es este pueblo mágico. Me detuve a escuchar el choque del agua con las rocas, pretendía percibir el tropel del caballo del Tempranillo o de Curro Jiménez, o quizás la brisa me traía desde el río, el grito de los siete niños de Écija.
¡Estoy soñando, esto no existe! amante de Dante, los celos de Beatriz han extraviado mi cordura, este pueblo es un espejismo que mi mente afiebrada está tejiendo, creo que estoy trascendiendo la vida terrenal y adentrándome en un sortilegio.
Importante vía en la ruta de los bandoleros, Setenil de las Bodegas, es una joya enclaustrada entre las rocas y quizá sea esta, la principal característica que sitúa a este pueblo espectacular, como uno de los más bonitos de España.
Sorprende que fuera de la ruta habitual de los pueblos blancos, tropecemos en plena serranía con esta alba aparición que vista desde la carretera, cualquiera diría, que se trata de un trozo de la Antártida que resplandece bajo la luz del sol, tal es el efecto que causa el conjunto impoluto que se contempla.
¿Y por qué no? Estamos en el sur, donde todo es posible.
El blanco de las casas brilla entre las rocas, el río bordea el pueblo, arrulla rumoroso arrastrando en su cauce una historia atesorada desde tiempos de los fenicios, tres nombres para un solo río: Tejo, Setenil y Guadalporcún, una muestra más de la originalidad del lugar.
En Setenil he comprobado que la gloria no está en el cielo, o quizás digo mal, y es que estoy atrapada entre el hechizo de un río singular que según por el lugar que serpentea, tiene un nombre diferente y adoquinada entre una hornacina de su tajo, soy una virgen y estoy en el cielo!
Me deja sin palabras, tiemblo muda, expectante, aguardando a cada vuelta, un nuevo descubrimiento, el pueblo no es bonito porque tenga grandes y modernas edificaciones, sino porque la naturaleza fue pródiga, se le fue la mano a Dios en este pedazo de Andalucía enclavado en la Sierra de Cádiz.
Setenil de las Bodegas lo tiene todo, fiestas, buen vino, buenos quesos, buen jamón, precisamente del vino, viene parte de su nombre, “las bodegas”, porque antiguamente en este pueblo, era la uva el cultivo principal y abundaban las bodegas.
El pueblo también estrena alcalde, el andalucista Rafael Vargas Villalón, en este hombre depositaron la esperanza los setenileños con el anhelo de que el pueblo permanezca siendo el ¡ah! de los visitantes, expresión admirativa que necesariamente se exclama cuando se divisa desde lejos el conjunto blanco que nos obliga a abrir desmesuradamente los ojos, negados a dar crédito a tanta belleza natural.
¡Ah! me enamoré de Setenil, volveré a edificar una casa entre las rocas donde haré mi reino de poesía.
Alcalde Vargas Villalón, adópteme como hija de Setenil, haré de este pueblo, mi parnaso. DIARIO Bahía de Cádiz
! Ah! exclamarán los habitantes de Setenil, pues seguramente nunca fue la belleza de su tierra descrita con mayor gracia literaria.
Gracias, porque con tu ¡Increíble Setenil! me he trasladado, haciendo mia, a través de tus palabras, tu experiencia en tan maravilloso pueblo, indudablemente digno de conocerse.